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Los aciertos de Rey Montalvo

Como un oasis llega el más reciente videoclip del joven trovador matancero, en consonancia con su espíritu optimista y el deseo de que «nunca te desalientes, como si no valieras»

Autor:

Aracelys Bedevia

Recrear la intimidad que se produce entre el trovador y la guitarra, en el momento exacto del nacimiento de una canción, es para Rey Montalvo uno de los mayores disfrutes. Nacido en Matanzas, ciudad que se resiste a abandonar aun cuando desarrolla actualmente una intensa carrera profesional en La Habana, el joven trovador dio a conocer recientemente en su canal oficial de YouTube el videoclip Fe, el primero del CD No se aprovechen.

Así llega a nosotros Fe, una canción que tiene mucho que decirnos a pesar de que fue escrita hace cinco años, cuando ni siquiera imaginábamos que viviríamos una pandemia tan dramática como la del nuevo coronavirus.

Desde la intimidad de su casa en Matanzas, donde se mantiene prácticamente aislado pero activo, hace más de tres meses, junto a su esposa y pequeña hija, Rey Montalvo socializa su arte y lo pone a circular por todas las vías posibles. En consonancia con el espíritu de un tema que convoca: «Nunca te desalientes, como si no valieras», el joven creador ofreció declaraciones a Juventud Rebelde.

«Fe es una canción entrañable, optimista y una de las primeras pensadas para No se aprovechen, un disco en el que trabajamos con calma; hicimos la curaduría de canciones pensando, sobre todo, en una sonoridad global que reflejara la relación directa entre la guitarra y yo».

A diferencia de Lares, su primer CD, No se aprovechen tiene un concepto minimalista. Fe es muy representativa de ese espíritu, además su mensaje funciona, si se quiere, como hilo conductor de todo el fonograma; no «es casual que sea el penúltimo track, antesala de Descanso y fe, donde después de exponer todos mis cansancios cierro con la frase que le da título al CD», dijo y más adelante agregó:

«Yo quería que el primer video se pareciera al disco y escoger la canción fue un acierto, en ese sentido, de Leandro de la Rosa, el director».

¿Cuándo y en qué contexto inicias tu carrera artística?

Depende del punto de vista. Cuando pequeños todos nos sentimos un poco artistas, más en la Cuba de mi niñez, con el esplendor de las casas de cultura, con la cantidad de proyectos y círculos de interés que incentivaban la pasión por las artes.

«Yo actué y canté en teatro y televisión, estuve dos años en la Escuela Elemental de Arte de Matanzas, en aquel entonces EVA, hasta que en la adolescencia me aburrí; cuando todo deja de ser un juego para convertirse en rigor, el sentido común inmaduro casi siempre nos tienta a cambiar la vocación por un trompo.

«En el preuniversitario aprendí a tocar guitarra, no tanto por tenerle cariño a ese instrumento, sino para hacer algo con mi tiempo libre, porque en los deportes nunca me fue bien. En el Servicio Militar aproveché esa ventaja para librarme de algunas guardias, y en la Universidad empecé a participar en los festivales de aficionados por empuje colectivo y para aportarle a mi facultad. Una cosa llevó a la otra, y llegó mi primer disco, después me hice profesional, me asocié a las organizaciones de artistas, primero a la AHS y después a la Uneac, y las canciones que nacieron sin metas tomaron destinos insólitos, y las personas empezaron a reconocerme como trovador.

«En todo caso, hoy me enfrento a la música con el mismo espíritu travieso de aquellos años en los matutinos: me divierto, disfruto lo que hago, solo que ahora asumo el rigor, porque ya mi nuevo sentido común entiende de responsabilidad y respeto».

Siendo de Matanzas te presentas por primera vez en Cárdenas. ¿Por qué?

Al principio no me atrevía a cantar en público, siempre pensé que mis canciones no aportaban nada, utilizaba los mismos cuatro acordes (los que me sabía) y la poética era copia de lo que escuchaba u ojeaba por aquella época. Pasé años así, en el ostracismo, hasta que mi padre, en una de mis visitas a su casa en Cárdenas, insistió para que le cantara algo a Tony Ávila.

«Días después, y en medio de una descarga familiar, Tony me ofreció la guitarra, canté un par de cosas y los amigos me aplaudieron con entusiasmo. A partir de entonces cada vez que escribía una canción tenía que soltarla, como para evitar que me explotara por dentro, mi único deseo era compartirla sin tomar mucho en cuenta las reacciones.

«En Cárdenas encontré los primeros escenarios, el proyecto Suerte de Cangrejos organizaba encuentros de trovadores, y Tony, que siempre tuvo muchos seguidores allá, me invitaba a cada peña. Tengo recuerdos muy felices de entonces».

¿Qué es para ti la trova y cómo la recibes?

La trova es un modo nuevo de ver la canción; la canción como obra de arte, como devolución sublime de lo que el autor descubre de su realidad; o por lo menos, el intento de innovar en la música y en la poesía, de romper estereotipos culturales.

«La trova es un bolero por primera vez, un son, el filin, la canción protesta, la banda sonora de la épica, el rock cuando era difícil serlo. La trova es su historia sumada a lo que los trovadores en cada tiempo decidan ser».

¿Qué buscas en el arte?

Crecimiento, en todo sentido. Me interesa el arte que me haga vibrar, que traiga algo nuevo, u otro punto de vista de lo común. A estas alturas, cuando todo parece estar escrito, cantado, dibujado, actuado, todavía te sorprenden muchos buenos artistas estrellándote una verdad en la cara (o una mentira), y te demuestran que la vida no es sencillamente lo obvio. El arte es un medio de expresión muy influyente, respeto al artista que asume serlo sin obviar esa responsabilidad.

¿Por qué decides estudiar Sociología, si lo que te gustaba es la música?

Creo que soy un poco promiscuo en gustos de ese tipo. Me cuesta trabajo colgarme una etiqueta y encasillarme en ella. La Sociología siempre me llamó la atención, por esa inquietud de explorar más allá de la superficie de los hechos que desencadenan las interacciones humanas.

«Siempre he querido ser ese tipo de explorador, intuitivamente aspiré a hacerlo desde las canciones, la carrera me dio herramientas que se incorporaron después a esa tendencia de querer mirar más allá. Nunca sé si lo logro, pero disfruto el juego».

¿Qué pasó con Rey como músico al llegar a la Habana?

La Habana me aplastó los vestigios de mi ego adolescente. En mi círculo de amigos en Matanzas alcancé cierta notoriedad porque muy pocos hacíamos canciones, pero cuando llegué a la beca de la universidad, varios tocaban guitarra, casi todos mejor que yo, y tenían una banda sonora más actualizada que la mía.

«Me dediqué a aprender, adquirí el vicio saludable de repasar la guitarra diariamente, escuchaba música todo el día, descubrí las canciones de la Trovuntivitis, de Pedro Guerra, de Charly García, perdí totalmente el miedo a cantar lo mío frente a cualquier público, y conocí a muchos trovadores. Cada una de estas experiencias influyó positivamente en mi manera de entender la música, y el arte en general».

¿Cómo conoces a Silvio Rodríguez?

La música de Silvio rodea mi vida desde que tengo conciencia, al igual que la de Pablo, Serrat y otros genios de la canción, la obra de ellos es tan cercana que parece que los conociera de siempre.

«En el año 2008, a mis antiguos jefes del Servicio Militar se les ocurrió invitarme a que acompañara en la guitarra a un oficial en uno de los conciertos que Silvio hizo por Centros Penitenciarios de Cuba, ahí hablamos por primera vez. Después volví a verlo en Cárdenas, en un aniversario del Grupo Nuestra América; pasaron un par de años, y en una gala de la universidad donde yo canté, le entregaron un premio. A partir de entonces vino la idea (suya, por supuesto) de producirme un disco y nació Lares, con la dirección musical de Emilio Vega.

«La mezcla de muchos azares me ha hecho vivir la experiencia de aprender en cada encuentro con Silvio, en estos que te cuento y en los posteriores, y con Vicente Feliú, Augusto Blanca, Lázaro García, Pepe Ordás. Es una generación admirable, no solo por la obra que parieron en este país, también por su calidad como seres humanos».

¿La peña Trovadores y punto creada por ti, en Matanzas, en el 2013, sigue siendo como la soñaste?

Afortunadamente no, la circunstancia siempre le impone matices a un sueño. El concepto de que fuera un espacio de interacción entre la trova y otras manifestaciones del arte se ha mantenido, pero con el tiempo aparecieron secciones que involucran al público, cambiamos de sede, de horario.

«Ahora la hacemos en el portal del Teatro Sauto, a las 5:00 p.m., y se suma otro tipo de público, el flotante, ese que pasa, escucha una canción y se va; quizá le sirva y se la lleve puesta, o no, en todo caso mis invitados y yo le damos la opción.

«La Dirección Municipal de Cultura en Matanzas me sigue la rima en la aventura, y se arriesga conmigo a hacer de Trovadores y punto un espacio dinámico sin abandonar la coherencia con su génesis».

Eres de los artistas que se ha sumado a compartir su música en las redes sociales. Háblanos de esa experiencia.

Hace varios años las redes sociales son otra plataforma para que los músicos mostremos nuestro trabajo. Es común que el ambiente desde donde se comparta sea más coloquial que en un concierto o espectáculo, a los trovadores nos es muy cómodo hacerlo, tenemos la guitarra y las canciones, ¿dónde se complejiza todo?, en la conectividad.

«Quizá por eso nunca antes me haya interesado en hacerlo, porque requiere de muchas complicaciones extra-artísticas. Este cautiverio inducido por el virus y la necesidad de proteger a mi familia, hizo que explorara en estas opciones y me satisfizo mucho la experiencia; amén de los trajines por los que hice pasar a más de un amigo para subir cada viernes de abril y mayo un recital a las redes, todo lo compensa el poder conectarme con el público de otros países, con amigos de otras provincias de Cuba, además de imponerme una rutina de trabajo necesaria para aprovechar el tiempo».

¿Proyectos en los que trabajas?

En estos meses trabajo en los retoques finales de mi DVD Discurso de primavera, con Bis Music, filmado en septiembre del pasado año en el concierto de presentación de mi disco No se aprovechen y dirigido también por Leandro de la Rosa; preparo una versión de una de mis canciones junto a la colombiana Marta Gómez y el argentino Leandro Tornelo, y estoy grabando la maqueta de lo que pretendo sea mi tercer disco. Y sigo escribiendo, de vez en cuando.

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