Es preciso velar por la calidad de cada una de las clases de Historia que se imparten en el país. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 06:31 pm
Organizado por jóvenes y pensado también para acercar a las nuevas generaciones a las ideas vitales que guían a un país, nació este jueves el espacio de diálogo Cultura y nación: el misterio de Cuba, con sede en la Sociedad Cultural José Martí (SCJM) y abierto al intercambio sobre cualquier área del saber.
A cargo del comentario introductorio —pensado para estimular la lectura— estuvo el historiador y abogado Ernesto Limia, quien disertó brevemente sobre su texto Cuba: la utopía secuestrada y sobre la importancia de enseñar una historia con todas las herramientas científicas, capaz de transmitir conocimientos acerca de las circunstancias geopolíticas que han determinado cada situación a lo largo de los años.
Es importante que el debate intelectual para estos tiempos se desarrolle dentro de las instituciones de la Revolución. Y debe haber muchos jóvenes, enfatizó Abel Prieto, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, uno de los invitados. Resaltó, además, algunos de los misterios más insondables que definen la esencia de la nación cubana.
El intelectual incitó al Instituto de Historia de Cuba —representado por su presidente René González Barrios— a evaluar el conocimiento de la historia de los profesores que imparten clases en las aulas del país. Siguiendo esta idea, Graziella Pogolotti, presidenta de la Fundación Alejo Carpentier, abundó que a veces responsabilizamos del desconocimiento a los muchachos, cuando muchos de mayor edad, encargados de enseñar a los más nuevos, presentan serias incompetencias.
La Doctora criticó también lo poco que se estudia la historia ocurrida luego del triunfo de la Revolución y las deficiencias existentes en la ciencia política cubana. En los 90 años de Fidel, más que homenajearlo, precisamos estudiar profundamente su pensamiento, destacó.
Hoy, cuando se vive un culto al momento presente, y se recuerda mucho lo que debe olvidarse, y viceversa, es preciso más que nunca aprender historia y de un modo entretenido, para que pueda interesar a todos aquellos que se apartan de estos saberes porque prefieren «desconectar», razonó Abel Prieto, para quien es importante desmontar la falsa leyenda que se intenta construir sobre los años de 1950, al mostrarlos como un paraíso donde no existía ninguno de los vicios y males que conocemos.
Quizá como perfecto resumen de la provechosa jornada —que se repetirá los primeros jueves de cada mes—, el joven Yorlandys Salgado, profesor de Matemática del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, llamó a todas las «mentes brillantes» reunidas allí, a unirse en pos de detectar soluciones para cada uno de estos males. Contar con la presencia de estos reconocidos intelectuales en nuestras universidades es también un modo de comenzar a resolver los problemas, incitó.
Asistieron también Armando Hart Dávalos, director de la Oficina del Programa Martiano y presidente de la SCJM; Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; Fernando González, vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, y otros reconocidos académicos y artistas, además de una representación de la filial provincial de Artemisa de la Sociedad Cultural.