«Exactamente 30 años después de que el investigador suizo Paul Muller diera a conocer la eficacia del insecticida DicloroDifenilTricloroetano, gracias al cual obtuvo un Premio Nobel, y justo en el momento en que dicho producto era prohibido a nivel internacional, nacía nuestro dedeté, que llegó a convertirse no solo en un referente del humorismo gráfico cubano, sino también literario y social».
Con estas palabras Laidi Fernández de Juan acompañó la exposición que inauguró este miércoles el suplemento humorístico dedeté y que se exhibirá hasta el 9 de noviembre en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), como parte del homenaje de dicha organización al aniversario 50 de JR.
Para celebrar cariños, varias de las personas que más aman y defienden el humor de las insignes páginas se llegaron hasta la Uneac que, como recordara Luis Morlote, su vicepresidente primero, persiste junto a nuestro diario en el rescate del importante Concurso Nacional de Crónica Enrique Núñez Rodríguez. Entre ellos, anduvo como el más sonriente nuestro héroe Gerardo Hernández, quien bastante ha hecho y seguirá haciendo de las suyas en el mundo de la caricatura. También, con las ganas del primer día, festejaron otros de los que entregaron sus desvelos al dedeté, como Ilse Bulit y caricaturistas de los más gustados.
Y luego de la gran interpretación del joven y talentoso pianista Ernesto Oliva, Miguel Barnet, presidente de la Uneac, comentó el vínculo de esa institución con JR y la relación de plantilla (no del pie, sino del corazón) que hace unirse al diario por medio de la complicidad y el deber. Inmortalizar el nombre de Juventud Rebelde fue darle el sello de eterna juventud, dijo Barnet.
Nunca ha faltado el humor en sus páginas, comentó la pintora Lesbia Vent Dumois, presidenta de la Asociación de Artes Plásticas de la Uneac, quien se encargó de preparar con un gusto y un cuidado extremo una exposición de lujo, que recoge un poco de lo mejor y más emblemático que en dibujo y letra ha creado el dedeté.
Como un presente por el medio siglo, al diario le fue obsequiada una pintura original de Eduardo Abela.