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Pinturas cubanas dibujaron Suite para piano rusa

Un grupo de intelectuales cubanos rinden honor al afamado músico Modest Músorgski. El desafío de crear música a partir de pinturas traspasan las fronteras que imponen el tiempo, para perdurar como huellas en la memoria colectiva del mundo

Autor:

Yahily Hernández Porto

Camagüey.— Cuadros de una exposición es la muestra que reconoce la labor del destacado músico ruso Modest Músorgski (1839-1881), quien escribió hace 140 años la afamada Suite para piano Hartmann, tras haber asistido a una exposición póstuma en honor a su amigo, el arquitecto y pintor, Viktor Alexandrovich Hartmann (1834-1873).

Integrada por unas 30 piezas y conjuntos de obras, el proyecto pictórico abstracto internacional, abierto al público en la galería República, de esta ciudad, incluye a los artistas Alid Nail Gerbole, Jenny Hernández, Joel González, John Cambra, Miraslav de la Torre, Oscar Rodríguez y Osmany Soler, y al canadiense Andrew Plum.

Auspiciado por el Consejo Provincial de Artes Plásticas, la exposición ha devenido en homenaje a este intelectual de renombre mundial que demostró, a través del arte, el respeto y admiración hacia el arquitecto ruso Víktor Aleksándrovich.

El Máster en Ciencias Juan Carlos Mejías, curador de la muestra agramontina, explicó a JR que las piezas fueron creadas especialmente por los autores para Cuadros de una exposición, que unió en comunidad de intereses a experimentados y jóvenes creadores de la plástica.

Destacó, además, la importancia del trabajo colectivo para honrar al célebre músico y el fraterno encuentro de los artistas de la plástica camagüeyanos, «quienes accedieron a participar no solo para apreciar que la amistad y el respeto son cualidades que trascienden las fronteras del tiempo, sino también demostrar que el desafío perdura: esta vez, crear pintura desde la Suite para piano Hartmann, con más de un siglo de existencia».

La obra de Músorgski, integrada por una suite de 15 piezas, «dibujó en música» algunos de los cuadros expuestos y devino en cántico romántico conocido también como música de programa o programática, que con el tiempo se hizo famosa por la versión para orquesta realizada por el francés Joseph Maurice Ravel (1875- 1937).

«Este es un ejemplo clásico de intertextualidad en el arte —afirmó Mejías a JR — y de cómo una obra de un género puede repercutir en otro», aseguró.

Subrayó que el propósito de esta exposición es develar cómo la contemporánea versión de los artistas agramontinos y del amigo Andrew Plum, realiza su interpretación de la desarrollada por Maurice Ravel a través de un complejo movimiento artístico establecido desde la música a la pintura, contrario a lo hecho originalmente», significó Mejías.

Aclaró, además, que para lograr la novedosa muestra se les asignó a los artistas determinados segmentos de la versión de Ravel, para que en pleno disfrute de esta melodía concibieran lo que ya es un éxito colectivo rotundo.

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