El joven artista Jorge Luis Ruiz Vinent, director del proyecto Estudio 21. Autor: Lisván Lescaille Durand Publicado: 21/09/2017 | 05:49 pm
BARACOA, Guantánamo.— Los prodigios naturales de la Primada de Cuba, así como los mitos y tradiciones que llenan la historia de la también apreciada como Ciudad Paisaje, devienen inspiración para 24 jóvenes exponentes de las artes plásticas que reproducen su belleza, a través de pinturas murales que son, en sí mismas, audaces declaraciones de aprecio por su terruño natal.
Llamativos y brillantes colores resisten las embestidas feroces de las olas del mar, al presidir espacios a la intemperie en La punta y otras áreas próximas al litoral marino, que dejan atrapados en la visión del transeúnte, los principales hitos que lisonjean a la Primera en el tiempo.
La idea expedita de homenajear y enaltecer a la villa, preside las intenciones de este grupo de artistas, integrado por instructores de arte, egresados de la Academia de Artes Plásticas y noveles aficionados, quienes dirigidos por Jorge Luis Ruiz Vinent, decidieron unirse para concebir el proyecto Estudio 21.
«Esta iniciativa, inspirada en el libro Baracoa, Ciudad Primada de Cuba, de Alejandro Hartman, procura el embellecimiento de la ciudad utilizando el talento de jóvenes virtuosos del pincel, que eso demuestran con los murales diseminados en zonas céntricas de la urbe», explica Jorge Luis Ruiz Vinent.
Las muestras pictóricas, que ya suman 12, sobresalen por sus composiciones armónicas, contornos definidos con mucha precisión, carencia de perspectiva claramente definida, y resaltante sensación volumétrica, conseguida por medio de un extraordinario colorido. Las obras son detallistas y minuciosas, y dejan ver una gran potencia expresiva, señala el talentoso artista.
Por las mentes de estos creadores discurre, sin dudas, la manera de ser del baracoense y sus principales íconos, amén de los más excelsos paisajes que tiene su geografía.
«Se trata de una exposición que busca la experimentación y la representación de ideas que recogen la inquietud de muchos artistas naïf de la plástica baracoense, manifestadas en las más diversas técnicas: pintura mural al óleo o al temple, acrílico, acuarela, carboncillo, grafito», argumenta Jorge Luis.
«Lo apreciado en estos murales constituye un espectáculo de colores nutridos de ingredientes socioculturales muy particulares de esta zona. Son, por qué no, un pretexto poético para enaltecer nuestra urbe.
«Para estas muestras consideramos pertinente velar por ubicarlas a la sombra, para que no se desvanezca la pintura al recibir luz solar constante, al tiempo que evaluamos la “adherencia” y la durabilidad de la estructura. El punto de vista del espectador determinará cuánto detalle debemos pintar. Cuanto más pueda acercarse el público, más precisiones deberían incluirse», argumenta el joven director del proyecto Estudio 21.
Este pintor, de 28 años, naturalista por excelencia, precisa también que el propósito del proyecto consiste en trasladar el estudio del creador a la calle. De esta manera el público interactúa con ellos y se hace partícipe de su proceso creativo como espectador visual del nacimiento de la obra y de su formación plástica.
«Así propiciamos una relación amplia de comunicación con la sociedad. Se intercambian criterios y opiniones, no solo entre artistas, sino entre las personas que rozan poco con la cultura plástica, de modo que también contribuimos a elevar el gusto estético por esta manifestación del arte», opina.
Es una prueba de la sencillez de estos creadores que prefieren socializar su obra con la comunidad y no exclusivamente con el público asiduo de las galerías, demostración inequívoca de que el arte tiene la capacidad de salir a dialogar con el ciudadano común.
También es pretexto para valorar qué se hace y por dónde transita el discurso pictórico de los artistas de la Primada, que ellos mismos sienten como muy alejada de los principales centros culturales de la Isla, razón que hace a la producción de sus creadores muy peculiar en el contexto cubano.
Jorge Luis dijo a JR que tienen el propósito de continuar extendiendo este tipo de actividad comunitaria hacia otros puntos claves de este territorio bañado de tradiciones y costumbres.
«Para ello contamos con el apoyo de la Dirección municipal de Cultura y el Consejo Municipal de las Artes Plásticas», apunta el instructor baracoense, ganador del primer premio del XII Salón de Artes Plásticas Eliseo Osorio, además de obtener, con su obra 21 de diciembre de 2012, los reconocimientos otorgados por las organizaciones locales de Artesanos Artistas, jóvenes creadores de la Asociación Hermanos Saíz, Museo Matachín y de la Unión de Historiadores de Cuba.