El escarabajo egipcio, perteneciente a la Dinastía XXV, llegó para quedarse. Autor: Cortesía del Museo Nacional de Bellas Artes Publicado: 21/09/2017 | 05:43 pm
Cuando parecía que la muestra de arte egipcio, de la colección Conde de Lagunilla, estaba destinada a permanecer inamovible, en cuanto a número de piezas, un escarabajo perteneciente a la Dinastía XXV llegó para quedarse.
Nadie sabe a quién perteneció. De mano en mano debió pasar durante siglos hasta que fue hallado en el mercado de arte internacional por el egiptólogo Doctor Christian E. Loeben, especialista de la Colección de Arte Egipcio del Augusto Kestner Museum de Hanover, de Alemania, quien de manera altruista lo compró con su peculio particular para donárselo al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
La obra posee un alto valor arqueológico, histórico, artístico y religioso. Mide 1,4 centímetros y fue realizada en un material precioso: el lapislázuli, lo cual acrecienta su valor.
«Nosotros no teníamos posibilidades de adquirirla por el costo y el Doctor Christian E. Loeben la compró para regalársela al Museo, en ocasión de que se cumplen 20 años de relaciones ininterrumpidas entre ambas instituciones, fecha que coincide con el Centenario de Bellas Artes», dijo la Doctora María Castro, especialista del MNBA.
En declaraciones a JR, Castro aseveró que el escarabajo de lapislázuli es la segunda donación que hace el Doctor Loeben al MNBA. La primera, en el 2006, fue un vaso de cerámica funeraria del período Nagada II. Se trata de una pieza predinástica, o sea, de antes de los faraones, y la única cerámica que actualmente posee la colección egipcia. Estos vasos eran colocados junto al difunto, durante el enterramiento, para que lo acompañara. En aquel entonces no se momificaba, el proceso ocurría de manera natural por las sales del desierto.
Una obra muy bien lograda
No es la egipcia una colección que suela crecer: por la lejanía a este mercado del arte y también porque los precios están muy por encima de lo que el Museo puede pagar.
«La nuestra es bastante completa y cuenta con una buena colección de escarabajos y amuletos, pero de la Dinastía a la que pertenece esta pieza no había ninguno.
«Con ella no solo se adquiere una Dinastía nueva, sino también una obra realizada en un material del que hasta el momento no se poseía nada», afirmó Aymeé Chicuri Lastra, curadora de la colección de Arte egipcio, de Bellas Artes.
Su adquisición, precisó, cubre lagunas desde el punto de vista cronológico y de material. «Este escarabajo, tipológicamente, rompe con lo común debido a que lleva cabeza de halcón. Es una obra muy bien lograda, de importante significado religioso y con otra lectura morfológica», puntualizó la especialista.
En la cultura egipcia, el escarabajo representa a los que han podido vencer a los enemigos del sol y renacen cada día. Es un símbolo de que el alma hará el mismo recorrido que el sol.
Los escarabajos eran incluidos en el enfardamiento de las momias, con una función de protección, de valor religioso, por considerárseles un animal muy resistente en el desierto (cuyos huevos asemejan al disco solar).
¿De qué otras piezas carece la colección de arte egipcio? No hay nada de los períodos primero y segundo intermedios. Tampoco del período Amarna, al que pertenece el faraón Aquenatón y su esposa Nefertiti, aseveró Chicuri.
Con el escarabajo de lapislázuli de la Dinastía xxv, la colección de Arte Egipcio del Museo llega a la cifra de 114 piezas. El escarabajo será entregado hoy, a las 10:00 a.m., en acto solemne que tendrá lugar en el Hemiciclo Edificio Arte Universal de esa institución cultural.
Previo a la donación, el Doctor Loeben impartirá la conferencia magistral Historia e investigaciones egiptólogas actuales, y ofrecerá detalles sobre el escarabajo de lapislázuli, el cual podrá ser apreciado por los asistentes desde ese momento.
Colección de Arte egipcio en Cuba
Forma parte de la Colección Conde de Lagunilla y está considerada como la más completa de Latinoamérica. Fue iniciada en el año 1945 por Joaquín Guma Herrera, Conde de Lagunillas (de ahí que se le conozca por ese nombre), quien la depositó en el museo en 1956. Luego fue incrementándose con piezas provenientes de La Academia de Ciencias de Cuba y del coleccionista privado Dr. Antonio Nieto de Cortadellas.
La muestra cuenta con exponentes de gran valor artístico y de significado desde el punto de vista histórico y religioso. Incluye una buena variedad de manifestaciones y materiales, con esculturas en piedra, bronce y madera. Sobresalen las estelas de piedra, los vasos canopos y las vasijas de alabastro. Entre los exponentes de mayor importancia presentes están un papiro de gran longitud muy peculiar en su contenido y estado de conservación y un sarcófago de madera pintada, donado por el Gobierno egipcio a Cuba.