Sin dudas, la Cruzada Literaria constituye un notable acontecimiento cultural para las comunidades rurales. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 05:38 pm
CAMAGÜEY.— Con aquellas campañas militares que se llevaban a cabo para restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, solo tienen en común su denominación, porque la Cruzada Literaria que desde hace diez ediciones organiza la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de la tierra de los tinajones, solo se propone «someter» los espíritus de las personas, portando la cultura verdadera como único estandarte.
Y mucho que se agradece en comunidades como la de los centrales Argentina y Siboney; o en municipios agramontinos como Florida, Guáimaro y Santa Cruz del Sur, donde se espera con ansias que agosto se asome en el calendario, porque ello significa que aparecerán y surgirán nuevos «cruzados»; lo que sí ha quedado demostrado es que nadie permanece incólume después de una experiencia como esta, donde la palabra, hecha libro o canción, se adueña de los más diversos espacios.
Bien lo sabe Jorgito Pinto, quien junto a sus padres esperó este año la Cruzada en el monumento por las víctimas al huracán de 1932. Como si fuera a prepararse para ir a la mañana siguiente a la playa o a un parque de diversiones, este pequeño de ocho años de edad apenas duerme la víspera, aguardando el arribo de las brigadas de poetas, narradores, trovadores; de artistas en general. Y su emoción no se la esconde a la grabadora de Juventud Rebelde: «¡Cómo me gusta que regresen a mi pueblo! Así vuelvo a tocar el cajón; y mi prima, María, canta, y papi y mami hablan de las historias que trae el libro (La furia de los vientos) y todos mis amiguitos del barrio se quedan lelos como yo escuchando cuentos», dice.
Sucede que la Cruzada Literaria en Camagüey constituye un notable acontecimiento cultural que añoran grandes y chicos, especialmente en zonas apartadas de la ciudad cabecera, donde se les da también la bienvenida al resto de las manifestaciones artísticas, porque de lo que se trata es de elevar el intelecto, promover el hábito de lectura, propiciar esparcimiento y enaltecer siempre la belleza. Por eso se eligió la exposición Éxtasis de la sustancia, del también escritor Yosvel González, para que dejara abierta esta cita protagonizada por la AHS, que en este 2013 estuvo dedicada al II Congreso de dicha organización y a los cinco siglos de la fundación de la Villa de Santa María de Puerto Príncipe; recordó el aniversario 13 de las ediciones territoriales y celebró el cumpleaños 87 del líder histórico de la Revolución Cubana.
De hecho, desde hace algún tiempo ya se ha convertido en tradición que cuando se estén acercando las últimas horas de la jornada del 12 de agosto, en la escalinata del preuniversitario Álvaro Morell tenga lugar una gala para esperar el onomástico de quien tanto inspira a las nuevas generaciones, aunque, como recordaba Yunielkis Narajo, presidente de la filial de la Asociación en Camagüey, «este fue un evento que nació con el impulso de creadores como Yoandra Santana, Mariela Pérez Castro, Jhortensia Espineta, Yoan Manuel Pico, Yoel Victoria, María Antonia Borroto y Reinaldo Rodríguez, quienes mochilas al hombro y muchos, muchos libros, se montaron en carretas, camiones, guaguas, bicicletas, se propusieron conquistar las comunidades rurales de la región para terminar en Birán, en la casa de Fidel y Raúl».
Y si bien muchos espacios de la ciudad capital se contagian con la lírica de bardos y poetas, como la Casa del Joven Creador (ejemplo vivo de una programación variada, atractiva, en la que no se hace concesiones y que, sin embargo, atrae, noche por noche, a un público juvenil numeroso), que acoge las más diversas peñas literarias; la Casa de Cultura Ignacio Agramonte, la Librería-Ateneo Vietnam, la Uneac (porque este es también un evento donde comparten consagrados con los más nuevos)..., la mira sigue señalando las comunidades, o los centros penitenciarios o instituciones de Salud Pública, como el Hospital Pediátrico Eduardo Agramonte Piña.
De cualquier manera, el fin es que, después de una semana de lecturas, música, plástica, reflexiones, debates, artes escénicas..., sumen más los «cruzados» bendecidos, ya sea porque lograron llevarse consigo títulos al estilo de Ciudad de pobres corazones, de Legna Rodríguez; El ojo y la mirada, de Carlos Martí; Las implacables mansedumbres, de Domingo Peña; Los golpes del otoño, de Rubén Faílde: Ansias de traspasar el horizonte, de María Antonia Borroto; y He visto pasar los trenes, compilación de Félix Rodríguez; o porque descubrieron otras voces que ahora los inspiran.
Porque si algo ha caracterizado esta X Cruzada ha sido la presencia de las más diversas tendencias de la poesía cubana contemporánea, representada por escritores de Pinar del Río (José Raúl Fraguela), La Habana (Roberto Viña Martínez, Elaine Vilar Madruga, Yonnier Torres, Raúl Flores Iriarte, Alexander Machado, Yeney de Armas García), Artemisa (Luis Jiménez Hernández), Cienfuegos (Marcial Gala), Villa Clara (Lianis Vento), Holguín (Zulema Gutiérrez), Granma (Erwin Caro) y Guantánamo (Eldys Baratute, Yasniel Díaz, Roberto Carlos Forniel).
Ellos, unidos a los del patio: Lionel Valdivia, Eduardo Rodríguez, Jesús Zamora, Evelin Queipo, Fidel Carballea, Elena Obregón, Eduardo Godo, Elizabeth Serrano, Odalys Calderón, Mayelín Portales, Domingo Peña..., ya tienen de su parte a Ernesto Adán Pellí, en la comunidad Siboney. «Estos muchachos y muchachas de la Cruzada, de verdad que no tienen límites si de acortar distancias se trata. Ellos traen la cultura hasta la familia que menos acceso tiene a ella. Aquí movilizan a la vecindad, y hasta el taller literario expone sus más recientes creaciones», insistió Ernesto, quien tiene la responsabilidad de dirigirlo.
Otro que ya se clasifica como «cruzado», Yuri Viamontes Garrido, asegura que la iniciativa lo ha ayudado a crecer, «pues hasta aquí llegan jóvenes escritores de todo el país, quienes valoran nuestras obras. Conocerlos bien de cerca nos permite desarrollarnos».
El mismo Yuri se aventura a decir que para la próxima edición hará hasta lo imposible por no perderse el evento teórico, que esta vez analizó el enfrentamiento y la ruptura que existe en la poesía cubana contemporánea; la literatura carcelaria en Cuba; los riesgos y desafíos de las antologías en la Isla y la creación de blogs en Cuba.
Pero queda mucho por reflexionar en esta Cruzada Literaria, que ya abrió su convocatoria para la cita de 2014, donde, de seguro, estarán compartiendo sus guitarras los villaclareños Yatsel Rodríguez González, Orley Santana, Yuri Giral, con el tunero Carlos Dragoní y su grupo; el guantanamero Jorge Borret y los camagüeyanos Harold Díaz y Punto de Giro, Norly y su grupo, Reinaldo Rodríguez y el proyecto Hierro y cristal, Antonio Batista, Roberto Baños..., porque nadie se quiere perder la oportunidad de con arte enamorar.