Asambleas Provinciales de la Asociación Hermanos Saíz. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:35 pm
Transcurren las Asambleas Provinciales de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), previas a su II Congreso, y tal parece que al mismo tiempo que la vanguardia de los jóvenes artistas y escritores de Granma, Holguín y Las Tunas emite criterios que suelen ser «molestos» para no pocos incapaces de velar por el eficiente desenvolvimiento de las instituciones culturales, también se ha impuesto no perder la esperanza de llevar adelante su obra creativa, y ponerla a favor del crecimiento espiritual de la nación, de modo que, junto a cada opinión crítica y responsable, entona, como Fito Páez, que continúa dispuesta a ofrecer su corazón.
Sin embargo, lo cierto es que, para algunos, más de 25 años de probado compromiso de la AHS con la Revolución no han sido suficientes para borrar injustificados prejuicios de sus mentalidades, que los conduce a ver a los jóvenes creadores como «muchachos con problemas ideológicos».
Y esa es una inquietud que en la voz de Léster Escalona González, miembro de la sección de Artes Escénicas en la célula de Manzanillo, habla del sentir de muchos. «Me preocupa que ciertas personas nos sigan mirando como que somos un grupo conspirativo, cuando nosotros participamos desde el compromiso revolucionario.
«Me preocupa asimismo la situación con los jóvenes en la provincia de Granma, sobre todo en Manzanillo, Jiguaní, Pilón, Campechuela, Media Luna..., que no tienen muchos espacios donde desarrollarse, donde esparcirse. Estoy convencido de que no se trata de suspender una discoteca o una música equis, sino de ponernos a hacer, a fomentar valores, de lo contrario nos estaremos alejando cada vez más de la “generación del mp3”. Sabemos que Cuba está pasando por procesos y cambios que pueden ser complejos, pero si no hay una orientación desde la base, vamos a perder lo logrado.
«Debemos rescatar la unidad artística que siempre distinguió a la AHS, estar con nuestro quehacer en todos los municipios aunque sea una sola vez al año, pues nos hemos centrado en los más cercanos, obligados por falta de recursos y de colaboración de las instituciones. Y la verdad es que en todas partes se muestran ávidos de cultura. Sin embargo, los mecanismos se tornan más engorrosos a la hora de organizar con calidad una actividad o una programación».
Lo otro, según Erwin Caro Infante, miembro de la sección de Literatura en la tierra donde se entonó por vez primera el Himno Nacional, es el escaso apoyo que encuentran los jóvenes artistas en estos territorios, donde apenas existe una jerarquización en el trabajo cultural, a pesar de estos poseer una obra estética, artística y conceptualmente sólida.
Es una realidad, afirma Reinier Espinosa García, de Crítica e Investigación, que «tiene que ver, enfatiza, sobre todo con las personas encargadas de hacer cumplir la política cultural. No puede suceder que las personas responsables de la promoción literaria, por ejemplo, no conozcan de literatura. ¿Cómo entonces podrán crear estrategias, aplicar correctamente lo que les corresponde? Es una cuestión de idoneidad.
«Algunas instituciones deben darse cuenta de que si existen es porque existen los artistas, su razón de ser. Entonces, de lo que se trata es de facilitar, no de obstaculizar. Más allá de problemas económicos, que son reales, el mayor inconveniente es la falta de conocimiento, de compromiso, de sensibilidad, y luego la poca confianza que existe en los más jóvenes».
Porque se ha convertido en un tema que precisa una aclaración que derribe, de una vez y por todas, el prejuicio que aún prevalece en los territorios, Félix Ulloa, funcionario del departamento Ideológico del Comité Central, precisó que los miembros de la AHS representan a los jóvenes escritores y artistas que defienden con su quehacer la obra de la Revolución. «Por eso estamos acompañándolos como hemos hecho siempre. Y por eso confiamos en que el II Congreso de la AHS se convertirá en el congreso de pensamiento de la juventud cubana; pero para lograrlo hay que dialogar y debatir con los creadores sobre sus principales problemas, y eso solo es posible con una mayor participación.
«Participando es como único se pueden comprender los complejos procesos que se dan en un sector que lo hace de un modo distinto a los demás. La cultura no compite con nada, es lo estratégico, porque es identidad nacional, lo que equivale a soberanía e independencia. Por tanto, lo primero que tiene que tener muy claro un cuadro es la importancia de la cultura, porque ella es esencial para mantener la Revolución».
De paso, Ulloa aprovechó para recordar lo planteado en Granma, en diciembre pasado, por Miguel Díaz-Canel, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros: «La vida cultural abarca una gran complejidad, por lo que hay que verla desde una perspectiva integral. No se puede dirigir la cultura sin sensibilidad. Porque la propia cultura nos da la capacidad para dialogar, polemizar y no reaccionar con soberbia ante lo que opinen los demás, sino actuar mediante el diálogo inteligente, abierto y franco. Es necesario desarrollar la sensibilidad para entender el papel de la cultura en la Revolución Cubana.
«Es necesario fortalecer la unidad, lo que quiere decir comprender la cultura y fomentar la participación de los intelectuales y artistas en la vida cultural basados en la historia de unidad de la nación. Es convocar todas las potenciales creativas que existen en el sector».
Otras críticas miradas
La pérdida de credibilidad de las editoriales territoriales para los escritores resultó otro asunto que llamó la atención en Granma. Y es que autores como Héctor Luis Leyva Cedeño, de Jiguaní, prefieren mantener a buen resguardo sus producciones literarias antes de entregarlas en su provincia. «Necesitamos que se nos publique con calidad. Un libro debe vender, seducir, pero no ocurre de esa manera porque no se atiende el diseño, ni la edición, aparecen errores... Como creadores queremos que se respete nuestra obra».
Mientras, Charly Aleaga, músico integrante de la banda Zero, resume la preocupación de algunos en sus palabras. «No nos cansamos de trabajar para nuestro público, estamos conscientes de cuál es nuestro papel, pero no deja de ser irresponsable la manera como se incumplen los contratos, lo cual nos impide cobrar por nuestro trabajo. Lo triste es que se nos desprotege para luego pagar sumas enormes a proyectos con una propuesta en ocasiones mediocre, pero que cuentan con el aval de venir desde la capital».
Y en este asunto de los pagos, resalta como un ejemplo negativo lo que está sucediendo con una joven actriz como Lisbeth González, miembro del proyecto Tiempos (una situación que también se observó con otros egresados de escuelas de arte en la provincia de Guantánamo), evaluada desde hace cinco meses, aunque por cuestiones burocráticas permanece como si su quehacer no hubiera sido valorado por prestigiosos profesionales.
Que todavía resultan muy insuficientes la crítica artístico-literaria y los espacios de debates, sobre todo en los medios locales, insiste Yamila Marrero, de Holguín, a cuya asamblea asistió Jorge Cuevas, primer secretario del Partido en la provincia. «La crítica, que por lo general existe, apuntó, desconoce la profundidad del análisis sobre el hecho artístico, es superficial, edulcorada, complaciente».
Por otra parte, como mismo urge en Baracoa, Rubén Ricardo —al igual que Yamila Marrero, integrante de la sección de Crítica e Investigación en la Ciudad de los Parques— considera que Holguín requiere de una Casa del Joven Creador (CJC) —bien sabe Orieta Domínguez cuánto puede representar un sitio como ese en un municipio como Puerto Padre— que tenga las condiciones para poder desarrollar una programación variada, alternativa. «No está mal que la AHS esté en las instituciones, pero necesita de su espacio físico para la creación, para acoger una galería o exhibir audiovisuales... Estamos hablando de nuestra propia casa, desde donde potenciar el pensamiento y la crítica, la música alternativa, el teatro, la plástica, el audiovisual de vanguardia; una sede para defender lo que siempre ha sido nuestra premisa: crear y promover desde la jerarquía y el rigor».
Con ubicación privilegiada dentro de la ciudad cabecera, en el caso de Las Tunas, donde por un momento se llegó a creer que había desaparecido la AHS con su empuje, la CJC ya se ha convertido en un lugar de alta convocatoria para los más jóvenes; sin embargo, todavía está urgida de procurar condiciones para que en ella puedan exponer los artistas de la plástica, o para que ensayen o se presenten proyectos como Caos Teatro o la compañía de danza contemporánea Emovere.
Lo que sí ha quedado evidenciado es la decisión de los asociados de Las Tunas, Granma y Holguín de no detenerse ante nada, en su empeño de entregar un arte genuino, de valía.
Al final, todos desean, como el holguinero Danilo Guerrero, «ser orgulloso actor de este momento histórico, y mantenerse no como una persona que mira pasar la vida a través de un cristal. Todo lo hago con un compromiso ético muy grande, como formador de esas generaciones que deben sostener la justicia, la igualdad, y lo más positivo de nuestra nación. Me siento en la punta de lanza», señaló.