Además de su labor como intérprete, Gerardo Alfonso fue el director artístico de la gala dedicada a Marley. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:17 pm
Bob Marley se nos reveló tangible en una cultura que enarbola el ímpetu de las luchas por la igualdad social y racial, y que tiene fe en la humanidad.
Entendí con mayor holgura ese concepto al ver moverse rítmicamente a los bailarines Miguel Ramírez y Ernesto Pérez a esas míticas canciones facturadas por el astro jamaicano el viernes último en el teatro Mella.
Ellos fueron mis vecinos en la luneta del coliseo habanero y los mejores guías para comprender el porqué del calado musical de Marley en la Isla y en esa parte del Caribe que nos bordea.
Paz suelen sentir ambos cuando danzan No woman no cry y tantas otras obras magistrales interpretadas por Bob. Tal efecto se les dibuja en los rostros a estos dos portadores de la cultura rastafari, visible en ellos por el largo de sus trenzas, los significados de los colores de sus gorros, su modo de vestir...
Supe allí que Redemptiom song era un excelente comienzo para el concierto homenaje que en La Habana le rindieran artistas y organizadores de la XXI Feria Internacional del Libro Cuba 2012 (FIL), que concluirá en Santiago de Cuba, el 4 de marzo.
Es que la «presencia» del genial músico en nuestros predios tuvo el significado ex profeso de esa perspectiva de solidaridad que siempre defendió en sus composiciones.
De ahí que sobraron los motivos para que el cantautor Gerardo Alfonso hiciera suyos los textos de Marley y ofreciera su voz para exponernos el arte de un hombre muy «afín a mi cultura, como otros artistas que admiro mucho; alguien a quien tengo bien cercano».
Director artístico de la presentación, Alfonso nos descorrió los telones del Mella y nos introdujo en el mundo de un músico universal, que tiene muchos seguidores acá.
Fueron los organizadores de la FIL quienes convidaron al autor de Sábanas blancas a que concibiera artísticamente ese merecido tributo. Para ello convocó a músicos cubanos que conocía y tenían en su repertorio la obra de Bob y el reggae, el género que tanto cultivó.
Invitó también a Alberto Faya «por su talento y por los conocimientos que posee de las músicas del mundo. Fue él quien me ayudó a entender a Mighty Gaby», uno de los participantes del concierto y eterno defensor de los ritmos caribeños. La velada se enriqueció con la presencia de representantes de la región.
Siguiendo un hilo dramático que respetó totalmente, Gerardo ubicó cortos parlamentos en los presentadores, donde se señaló la huella de Marley en el universo musical y político-social de su país y el mundo.
En un concierto que sobrepasó las dos horas de melodía, desfilaron por el escenario capitalino desde los grupos criollos Remanente y Té de jazmín, hasta la enérgica banda Deja Vu.
Del calipso y otros géneros de las costas bañadas por el mar Caribe, nos dejó impregnado el gran Mighty Gaby, un excepcional barbadense que en su actuación mostró su amor devoto por Cuba.
Uno de los momentos descollantes de la noche lo constituyó la unión, en el clásico Jamming, de los muchachos de Gala Mayor y el cantante Shermelle «Skarpion» Williams, con la presencia al piano de Andrew Cruickshank, estos últimos procedentes de San Vicente y las Granadinas.
Con una sonoridad original y una proyección escénica atractiva, la agrupación ecuatoriana Papá Changó se hizo notar y deslizó en la cita nocturna algunos de sus sencillos más populares para reverenciar al Rey del reggae. Así, le subieron la parada al concierto con los singles Papá Changó y Negrita, himnos de la banda.
Aunque por momentos las fallas en el audio mellaran el desarrollo del espectáculo, fueron el valor de la propuesta y los presupuestos artísticos defendidos con ella, una verdad irrefutable.
«Es importante reivindicar, recuperar, conectar, todo lo que sea posible, en términos de comunicación, nuestra cultura caribeña», dijo a JR Gerardo Alfonso, minutos después de culminar el concierto. Nada mejor que rendirle tributo a la impronta de Bob Marley en la cultura regional para continuar transitando por ese camino.