Sebastián Borensztein (a la derecha de la foto), durante el rodaje, da instrucciones a los actores Ricardo Darín y Huang Sheng Huang. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:15 pm
Esta entrevista no es un cuento chino. A pesar de que Sebastián Borensztein no estará en La Habana, y su más reciente filme será presentado por el actor Huang Sheng Huang (coprotagonista de la cinta) en los cines y ruedas de prensa, el también director de La suerte está echada respondió con presteza —vía correo electrónico— a nuestras preguntas y se coló en las páginas de nuestro diario para contarnos, de primera mano, cómo del cielo puede caer una vaca y provocar... ¡una película!
Argentino, y responsable del guión y la dirección de casi todos sus proyectos para la televisión y la pantalla grande, Borensztein es asimismo el autor de la miniserie de terror El Garante y de la consagrada serie de unitarios de suspenso llamada Tiempo final, por las cuales ha obtenido numerosos lauros, entre ellos, nominaciones, por ambas, como finalistas al premio EMMY.
Una parte crucial de su carrera la desarrolló como guionista, productor y director de su propio padre, el prestigioso actor Tato Bores, de quien heredó una notable dosis de humor, de la cual Un cuento chino se sabe deudora.
«Nunca abandoné el humor, ni el humor me abandonó a mí, por suerte, y está presente siempre de alguna forma u otra en lo que hago, porque es la mirada que en general tengo sobre la vida», confiesa como premisa para el contrapunteo de preguntas y respuestas que se desencadena.
—¿Cuál fue la chispa inicial de esta historia?
—Un día descubrí en el periódico la insólita noticia de que una vaca, que cayó del cielo, hundió un barco. Al leer esto me dije a mí mismo: «Así va a comenzar mi próxima película, con una vaca que cae del cielo».
—¿Piensas que el absurdo es una parte sustanciosa de la realidad o solo un mecanismo para hacer reír?
—El absurdo es omnipresente en la vida, es el protagonista absoluto de la realidad, y siento un verdadero desafío al permitirme tomarlo como punto de partida para construir una historia, que sea a la vez humana y profunda.
—¿Por qué como guionista delineaste a tu personaje principal con el peso de un pasado tan amargo como el de la guerra de las Malvinas?
—Volviendo al absurdo, creo que una guerra entre Inglaterra y Argentina, como todo conflicto, no escapa de lo irracional, independientemente de la justicia que hay en el reclamo argentino y en el derecho a la soberanía de Malvinas.
«Esa guerra constituye el nudo del conflicto existencial del personaje, pues en ella es donde han muerto sus ilusiones, sus expectativas y en la que ha quedado marcado definitivamente, al punto de permanecer recluido y atrincherado en su casa para siempre. Sin la guerra, Roberto no sería el ser huraño que es».
—¿Siempre pensaste en Ricardo Darín para el papel principal de Un cuento chino?
—Comencé a escribir la trama sin saber quién sería el actor que encarnaría al protagonista. Ricardo fue el que la leyó primero, cuando la terminé, porque somos amigos desde hace años y le pedí una opinión al respecto. Su respuesta fue «quiero ser Roberto», y hoy ya es un hecho. El diálogo que establecimos desde ese momento en torno al personaje fue constante; y el rodaje, una fiesta.
—¿Por qué tocas un tema poco visto en el cine argentino, como lo es la emigración y las diferencias culturales?
—No busqué ahondar en ese tema en particular, sino contar la historia de dos hombres que viviendo respectivamente en los extremos del mundo, comparten un destino trágico que los une. El hecho de que sea chino tiene que ver con las antípodas geográficas y culturales que contrastan con mi país.
—En la película son marcadas las escenas culinarias. ¿Algún motivo en especial?
—Es el mejor espacio común que existe entre los seres humanos. «Comer hay que comer», como dice Roberto en la película.
—¿Qué importancia le concedes a que la cinta haya sido escogida para la gala inaugural del Festival?
—Un honor, un orgullo y un logro muy importante en mi carrera.
Dictamen crítico
«Una comedia que explota las diferencias culturales y los problemas de idioma, pero sobre todo el carisma de su protagonista»... «Clima cálido y risueño en la historia de un vínculo promovido por el azar»... «Efectiva comedia dramática sobre un curioso episodio real»... De ese modo fue calificada la película Un cuento chino en Página 12, La Nación y Clarín, respectivamente, los tres principales diarios de Argentina.