Danza en Construcción contó con la curaduría de Noel Bonilla Chongo, asesor para la danza en Cuba. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:14 pm
Acaba de finalizar la tercera edición del taller internacional para coreógrafos emergentes Danza en Construcción, que tuvo lugar en el Centro de Promoción de las Artes Escénicas de Granma y el Teatro Manzanillo, con el auspicio del Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el apoyo del Instituto Francés y la Fundación Brownstone.
La cita constituye una plataforma de encuentro entre coreógrafos del Caribe insular y continental, hecho que intensifica las relaciones entre artistas que comparten el mismo espacio geográfico. Entre sus objetivos fundamentales está reflexionar sobre la investigación y la escritura coreográfica actual.
En Danza en Construcción se impartieron tres talleres: La estructura traicionada, una exploración de la coreógrafa cubana Marianela Boán, fundadora de la compañía DanzAbierta, quien realiza su primera experiencia de trabajo en Cuba después de algunos años de ausencia; Movimiento-cuerpo-pensamiento, a cargo de la maestra francesa Hélène Cathala, que es una especulación alrededor de los «modelos» de escritura coreográfica; y El infinito en todas direcciones, impartido por el bailarín y coreógrafo argentino Edgardo Mercado, quien propone una indagación en torno a los procesos creativos en la danza contemporánea.
Alrededor de 25 coreógrafos jóvenes compartieron estas secciones de trabajo, acompañados por las observadoras María del Carmen Mena, profesora de Composición Coreográfica y vicedecana de la Facultad de Arte Danzario del Instituto Superior de Arte; Berta Díaz, periodista y profesora del Instituto Universitario de Arte de Guayaquil, Ecuador; y quien redacta esta nota.
Con su taller La estructura traicionada, Marianela Boán, coreógrafa fundamental para la danza cubana, instó a los jóvenes creadores a buscar la definición de movimiento y diferentes calidades de energías en el tiempo. Con la pauta de amarrar y desamarrar el cuerpo, se crearon frases de movimiento individuales, que luego fueron creciendo en pequeños formatos. Marianela dio herramientas concretas de estrategias de creación, estableciendo nuevas estructuras, y traicionándolas a la vez, buscando el azar y coincidencias en los movimientos construidos por los bailarines. Sobre su propuesta pedagógica, la Boán explicó:
«La palabra «traición» tiene un significado muy fuerte y suena duro. Pero cuando hablo de estructura traicionada pienso en transformación. Tú tienes un elemento y añades otro que pueda transformar el anterior, que “traiciona” ese componente. En la estructura que propongo hay elementos que se van adicionando, otros que van despareciendo, y algunos simplemente se fusionan.
«Para esta estructura también se utiliza el azar. En el taller estoy ofreciendo instrumentos para el trabajo. Lo más importante para mí como creadora es poderles ofrecer una manera de transmitir todo lo que quieran decir, y no caer en el cliché. Así puedes comunicar ideas y llegar a un alto nivel de narrativa. Al mismo tiempo, la estructura que empleas te protege de caer en la obviedad, o te protege de la claridad chata».
Danza en Construcción contó con la curaduría de Noel Bonilla Chongo, asesor para la danza en Cuba. El taller ofreció dos funciones en el Teatro Manzanillo, con obras de los bailarines participantes, y una muestra que reflejó los resultados derivados de estas largas y agotadoras jornadas. Coreógrafos emergentes de Jamaica, Guyana, Haití, República Dominicana, Santa Lucía y Cuba regresaron a sus espacios respectivos con herramientas, las cuales de seguro los ayudarán a transitar más libres por los caminos de la creación.