Carlos Bustillos gusta de utilizar colores ocres, sepias, dorados, negros y a veces apela a los tonos verdes y azules que caracterizan nuestro entorno tropical. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:13 pm
Tiene sobrada razón el pintor francés Georges Rouault cuando, casi en el comienzo de uno de los muy escasos libros que escribió, anota que el artista, aun desprovisto de los medios materiales para hacerlo, puede viajar a cualquier punto del espacio (y el tiempo, agrego) porque cuenta con el invalorable tesoro de su imaginación, que lo transporta a cualquier parte gracias a los medios proporcionados por su inspiración.
Recordaba esas lúcidas palabras durante una breve pero sustanciosa visita al estudio-casa de Carlos Bustillos, mientras el artista me mostraba sus obras y Chaikovski desgranaba sus notas, que acudían como una luz más a iluminar las pinturas allí congregadas.
Y viéndolas tan de cerca, uno se extraña de que no sea lo suficientemente conocido en nuestro medio, en la medida en que sus valores artísticos lo reclaman.
Trabaja sin descanso y con mucho tino, limpieza y dedicación. Sus obras tienen una rara aristocracia y no desdeña nada para crear. Viaja en el tiempo e incorpora objetos, imágenes que parecen llegar de recuerdos de otras épocas, haciendo hincapié en etapas específicas del art decó y el art nouveau, de donde se inspira cotidianamente, como si alguna vez los hubiera vivido profundamente. Son pinturas plenas, cuajadas de fuerza, belleza y misterio. Son como puertas mágicas que dan a otras tantas realidades, tal vez reconocibles, tal vez no, pero siempre ungidas por el imponderable milagro de la creación.
El pintor y dibujante —autodidacto— es optimista, y eso se transpira en sus creaciones, abiertas a la esperanza, a la candidez. Y si pintar equivale a acariciar y seducir el espacio de la tela para que se entregue así a sus secretos, no caben dudas en cuanto a lo visto en esta pequeña visita a su obra, que ese espacio se muestra con él propicio, auspicioso, pues se le entrega sin la menor dureza, y para que lo pueble con sus secretos fantásticos los unos, cotidianos los otros, y todos revestidos de la más innegable hermosura.
En los últimos tiempos, entre los espacios pictóricos dedicados a la naturaleza, personajes célebres, matizados por el puro diseño, han aparecido muchos rostros femeninos. Detrás de esas mujeres viajeras del tiempo de Bustillos hay un inigualable trabajo creativo, de diseño, pues en cada una se transmuta como diseñador-creador de trajes, tocados, rostros y espacios que vibran con el lenguaje del tiempo, incluido el presente, lo actual, porque, cual mago, todo tiene la impronta de hoy…
Como si fuera poco, en su más reciente muestra habanera que, bajo el título de Sincronías, mostró en el hotel Occidental Miramar, incursionó —aunque sus fondos desde hace mucho tiempo lo insinuaban palpablemente— en la abstracción, lírica, personal, repleta de tonalidades propias de su personalidad, alejadas de cualquier disonancia o estridencia, porque así son sus trabajos.
Encuentros por Mallorca
Precisamente, con sus mujeres como equipaje enfiló al Viejo Continente y «aterrizaron» en el verano (junio-julio) en la galería Joan Oliver «Maneu» (Palma de Mallorca, España). Allí expuso con total éxito de público y crítica la exposición Encuentros (22 obras de acrílico/ tela). De ella, dijo el periódico local Última Hora, en el artículo titulado Las musas de Carlos Bustillos, en su sección Artes: ...«Las musas de Bustillos son las protagonistas de una obra “feminista”, mujeres que “merecen ser admiradas” por su sabiduría, sin distinciones de razas, idiomas o latitudes, apoyado (el artista) en tonos ocres, dorados y verdes, se recrea en las texturas para vestir, en su faceta de diseñador, a las protagonistas de su obra»…
La obra de Carlos Bustillos se presenta ante la mirada del observador desde el lugar en que convergen la sensibilidad, el misterio y la inteligencia. En los trabajos que viene realizando en esta etapa creacional se observa una técnica que le permite al artista incidir sobre la tela o la cartulina disfrutando el placer del color, mientras que la libertad la guía en el encuentro de la mancha y la línea y en la distribución de luces y sombras que recorren las estancias de sus piezas. Símbolos e imágenes se funden en un lenguaje donde año tras año, el paso del tiempo le va otorgando la solidez de la experiencia.
El instante de la creación para Bustillos «es muy importante, debe estar muy ligada a la inspiración y tener muy claro lo que se quiere expresar en cada obra que uno se propone hacer; crear se convierte entonces en una necesidad que cobra vida a cada momento», dijo el artista a Juventud Rebelde.
—¿Y el color en tu obra?
—Utilizo los ocres, los sepias, dorados, negros y a veces apelo a los tonos verdes y azules que caracterizan nuestro entorno tropical y rompo convencionalismos cuando establezco como única gama los tonos grises.
—¿Las mujeres?
—Creo que es lo más puro de la creación, es lo hermoso y es manantial de vida…
—¿Y las texturas?
—Las creo a partir del uso de los gessos acrílicos que constituyen un elemento ya indispensable en mi obra, buscando con ellas volúmenes y efectos muy particulares en cada uno de los trabajos que me propongo realizar.
—¿Después de las mujeres, qué ha llegado a tu «cesta» creativa?
—La nueva serie se titula Butterflies (Mariposas) y llega motivada por la abstracción y el amor por la naturaleza. En esta ocasión, sin abandonar mi estilo fusiono alas de mariposas con los íconos que han acompañado siempre mis trabajos.
De modo que los descubridores de valores que han permanecido hasta ahora silenciosos, y no por su voluntad, tienen en Carlos Bustillos la oportunidad con la cual tal vez soñaron sin saber que existe y es tangible, dotado de una voz nítida, de una sensibilidad en sus trabajos, más allá de la técnica o del material utilizado, que lo colocan alto en la geografía, a veces oscilante, de su especialidad, tan antigua y tan nueva, empero, cuando pasa a través de manos capaces, sabias y estéticas como las suyas…
¿Dónde buscas la inspiración? Sin respirar Carlos responde: «En lo que nos rodea, además de los estilos de antaño que son como un canto a la belleza y el buen gusto en el arte».
La sincronía de un artista
Carlos Bustillos Albuerne nació en La Habana en 1961. Su formación como artista ha sido autodidacta. Cuenta con las exposiciones personales Encuentros (Galería Joan Oliver «Maneu», de la ciudad española de Palma de Mallorca, 2011), Sincronías (Hotel Occidental Miramar, 2010), Simplemente mujeres (Casa Natal de Ignacio Agramonte, Camagüey, 2010), Mar de abanicos (Hotel Occidental Miramar, 2009) y Retrospectiva (Galería Raúl Martínez, del Centro de Artes Plásticas de Ciego de Ávila, 2009).
Igualmente tiene en su haber las muestras Eternas (2009), expuesta en la galería Joel Jover, de Camagüey; Musas de un mar alucinado (2008), en la Carmen Montilla, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana; Intimidades (2008), en la camagüeyana Larios; y Preludio bajo el mar (2007), en la Casa Natal de Ignacio Agramonte, entre otras.
Obras de Bustillos han formado parte de decenas de exposiciones colectivas en La Habana, Pinar del Río, Camagüey y Ciego de Ávila, entre otras ciudades.
En su carrera artística ha alcanzado importantes premios como el de la Popularidad del capitalino Salón Fernando Boada, así como reconocimientos y diplomas otorgados por centros provinciales de Cultura de diversas provincias.
Piezas suyas integran colecciones privadas en Inglaterra, Estados Unidos, Italia, México, España, Dinamarca, República Sudafricana, Costa Rica y Cuba.
En este año, Bustillos participó, junto a otros destacados colegas, en un proyecto de plástica para la decoración de los cristales del ICAIC, auspiciado por la Muestra Joven ICAIC, que dirige el cineasta Fernando Pérez.