A 100 años exactos de su nacimiento este jueves el poeta cubano José Angel Buesa permanece en el gusto popular, aseguró su compatriota y también rimador Mariano Ferrer, destaca Prensa Latina.
En diálogo con Prensa Latina, Ferrer contó de la cosecha de aplausos lograda este jueves tras su lectura de poemas de Buesa en una tabaquería local, a modo de sencilla celebración del centenario del bardo.
Buesa nació el 2 de septiembre en la villa de Cruces, conocida como El Pueblo de los Molinos y centro de un emporio azucarero al noreste de esta capital provincial, 250 kilómetros al sudeste de La Habana.
El poeta falleció en 1982 en Santo Domingo, República Dominicana, a donde había emigrado en 1963 por razones personales, para vivir sus últimas dos décadas alejado de la literatura y también de cualquier controversia política.
Ferrer corroboró este jueves ante el auditorio de los torcedores de tabaco que Buesa continúa siendo un bardo de la comunicación social, «un verdadero fenómeno de masas, quien en vida vendió millones de copias de sus textos líricos».
Recordó la veneración que existe aún por el cubano en muchos países de la región, sobre todo en Colombia y como ya en 1959 sus textos contaban con traducciones en 25 lenguas extranjeros, incluyendo a la antigua Unión Soviética y otros seis países socialistas de Europa Oriental.
Una faceta poco conocida de su creación resulta el libreto de la radionovela "Rafles, el ladrón de las manos de seda", una especie de Arsenio Lupin tropical difundida en Cuba a mediados del siglo pasado, agregó Ferrer.
La poetisa cubana Carilda Oliver Labra, una de las voces vivas más altas de la lírica cubana, considera al vate de Cruces como «todo un caballero y antiimperialista que no soportaba a los americanos (por estadounidenses) y nunca se fue a vivir allá».
Afirmó también la autora de "Al sur de mi garganta" que nunca el francés fue vertido con tanta gracia a nuestra lengua" al referirse a la labor de Buesa con la obra del galo Heredia-Girard.
Autor de una poesía sin grandes pretensiones literarias, el vate cubano estaba consciente de sus pretensiones al decir de sí mismo que escribía para amas de casa y señoritas.
A pesar de ello sus poemas fueron antologados por escritores de la talla del español Juan Ramón Jiménez, el uruguayo Mario Benedetti y sus compatriotas Cintio Vitier (Cincuenta años de poesía en Cuba 1902-1952) y José María Chacón y Calvo.