Estudiantes de diseño, artistas y arquitectos cubanos y extranjeros pondrán en marcha un proyecto que modificará la fisonomía urbana de San Agustín, un barrio de la periferia habanera, acentuando su identidad y enriqueciéndola, reporta Prensa Latina.
La iniciativa es obra del Laboratorio Artístico de San Agustín (LASA), nacido en agosto de 2008, cuyo principal impulsor es el artista de la plástica Candelario -quien prefiere prescindir de su apellido-, con el objetivo de echar a andar acciones de alcance contextual, capaces de influir en los habitantes.
Trabajamos para el espacio, para todo lo relacionado con el espacio público, afirma. «Aspiramos a algo que abarque el territorio entero. Nos interesa la contaminación ambiental, el transporte, la economía, el modo de vivir de la gente».
Fue así como nacieron sus ya famosos Ensayos públicos, asociados a los cinco sentidos humanos. Este de ahora, el número cuatro, está enfocado en el tacto y tiene la mira puesta en intervenir en la estructura urbana, actuar sobre su textura.
Paradas de ómnibus, señalizaciones de calles, bancos de parques e incluso cestos de basura serán objeto de la atención y la mano transformadora de arquitectos, estudiantes y artistas salvadoreños, en un proceso creador extendido hasta 2011, resultado de un concurso entre estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la isla.
De acuerdo con la premisa de la cual parte LASA, cada uno de los participantes debe convivir antes en la comunidad, explorarla, descubrir su corazón latiente, y sólo después de esta experiencia comenzar a trabajar.
Así lo hacen, por ejemplo, cinco estudiantes de diseño de la escuela berlinesa de Weissensee, quienes residen en San Agustín desde el 7 de marzo, donde permanecerán hasta el 5 de abril junto a colegas del interior de la isla.
También lo harán, en septiembre, el artista salvadoreño Boris Ciudad Real, quien trabajará «sobre la noción de estela», mientras el artista-arquitecto alemán Erik Goengrich y Stefan Shankland vendrán en varios momentos de 2010 para unirse a Candelario e investigar el sentido de la escultura en el espacio público.
Uno de los diseños que cobrará vida en breve es la parada de autobuses de un ómnibus de largo enlace entre la periferia y el centro capitalino, ruta esencial para los viajes cotidianos.
La propuesta, aprobada por arquitectos profesionales, enriquecerá la visualidad constructiva y el paisaje mediante soluciones para proteger de la lluvia y el sol ardiente del trópico a los pasajeros en espera.
LASA tuvo su bautizo oficial durante la X Bienal Internacional de Artes Plásticas de La Habana. Su local de trabajo es una prueba viva de los presupuestos bajo los cuales nació: una antigua tintorería en ruinas transformada en un espacio habitable, cálido, funcional, estético.
Las herramientas para lograrlo fueron el empeño, la imaginación y la voluntad.