Vladimir Victorovich Grigoriev considera La Habana una ciudad maravillosa. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:54 pm
MOSCÚ.— Vladimir Victorovich Grigoriev procede del mundo de las letras. La edición de libros o noticias ha ocupado gran parte de su vida, pero ahora es el vicedirector de la Agencia Federal de prensa y medios de comunicación de Rusia, conocida como ROSPECHAT. Para los cubanos relacionados con los preparativos de la venidera fiesta de la literatura es, sobre todo, el movilizador de ideas y proyectos que nos permitirá conocer mucho de la Rusia actual. Grigoriev fue nombrado por el gobierno de su país como Presidente del Comité Organizador del programa Rusia, invitado de honor a la 19 Feria Internacional del Libro de La Habana.
—¿Qué importancia le ha concedido su país a esta participación de honor en la FIL?
—Considero que he tenido la suerte de encontrarme en esta posición, de tomar parte en la preparación del programa que posibilitará dar a conocer a los lectores cubanos los logros de Rusia en la esfera cultural. Este trabajo lo tomo como algo muy personal. Yo estudié en la universidad en los años 70, cuando en Moscú se formaban muchos jóvenes cubanos. Era una época difícil y ellos lograban crear un ambiente de alegría; eran muy sociables. Con la ayuda de ellos, la vida se convertía en una fiesta.
«En estos 20 años, durante los cuales nuestros contactos en distintas esferas fueron reducidos, sabíamos que era cuestión de tiempo y que Rusia volvería a Cuba y viceversa. En aquella época, este era otro país. La Unión Soviética lamentablemente ya no existe, y ahora Rusia está trabajando con mucho entusiasmo para dar a conocer su cultura al pueblo de Cuba.
«No estábamos preparados para este evento, pero quiero destacar, en primer lugar, que todas las personas que han participado en los preparativos lo han hecho con entusiasmo. Me refiero a las personalidades de la cultura, escritores, agentes, hombres de negocios. Por eso yo no he encontrado obstáculos en esta labor y hemos recibido una gran ayuda de todas las instituciones rusas y, en especial, de la Embajada cubana. No solo hemos establecido contactos de colaboración con los diplomáticos de la Isla, sino también de amistad. Y la residencia del Embajador cubano en Moscú se ha convertido en la sede del intercambio de información, de opiniones y de colaboración. Se sabe que, en el ámbito diplomático, la sede oficial y la residencia son parte del territorio de ese país. Por eso solemos decir, cuando visitamos estos dos lugares: Ahora vamos a Cuba».
—Como directivo de los medios de difusión, ¿en qué medida valora el papel de los mismos en el conocimiento mutuo de nuestros pueblos y en este redescubrimiento al que estamos abocados?
—Para que estos eventos se realicen con regularidad, debemos hacer esfuerzos por establecer contactos entre los Ministerios de Cultura, por ejemplo. Pero también son esenciales las relaciones entre los medios de comunicación y, en primer lugar, entre las televisoras.
«Los televidentes cubanos tendrán la oportunidad de ver películas y seriales rusos, basados en novelas de nuestros mejores escritores. Hemos entregado a los colegas cubanos unos diez seriales y filmes para que sean transmitidos por la TVC. Y este es solo el inicio de nuestra colaboración futura».
—¿Qué significa para usted este momento que estamos viviendo de relanzamiento de las relaciones entre Cuba y Rusia, que tuvo trascendentales expresiones en 2009?
—Este es un trabajo arduo que han emprendido los gobiernos de Rusia y Cuba. Se han realizado visitas de nuestros máximos dirigentes, pero lo que el pueblo puede constatar es el intercambio a nivel cultural. Entendemos que el intercambio en los ámbitos literario, musical..., en fin, artístico, sirve de apoyo para poder desarrollar los vínculos económicos y políticos.
—Han pasado 20 años desde el derrumbe del socialismo en este país. Muchos cubanos tenemos todavía los recuerdos de la extinta Unión Soviética o de los contradictorios años 80 y 90. Y por otra parte, las nuevas generaciones apenas conocen a este pueblo. ¿Cómo describiría ante los cubanos a la Rusia de hoy?
—En los últimos 20 años ha crecido una nueva generación y existe una diferencia de dos décadas entre estas dos generaciones. La Unión Soviética dejó de existir y se produjeron transformaciones en los valores de las personas, cambios muy profundos. Desapareció el colectivismo y empezó a predominar el individualismo; perdimos muchos valores en el aspecto social por los cambios y transformaciones económicas que, a principios de los 90, tuvieron una reacción amenazadora y dura en ese plano. Se produjo un empobrecimiento de la población. Muchas fábricas y producciones fueron eliminadas y nosotros pagamos un precio social muy alto cuando se produjo el paso del socialismo al capitalismo. Eso se reflejó en la conciencia de las personas.
«Al mismo tiempo, si en los años 90 se llevaron a cabo esas reformas, del 2000 para acá se empezó a evidenciar una recuperación en el sistema estatal, y estamos rescatando logros de aquellos años; esos que en Cuba nunca se han perdido. Me refiero al financiamiento del sistema de salud, del educativo, o a la seguridad social. Y se prepara al pueblo para enfrentar las nuevas realidades. Volvemos ahora a recuperar nuestras relaciones con nuestros viejos amigos. Diseñamos una política a nivel gubernamental en todas las esferas, sobre todo, respetando los intereses del pueblo.
«Claro, a nosotros aquí nos hace falta ese sol que tienen ustedes. Tenemos muchos meses de invierno y eso influye en nuestro estado de ánimo. Pero continuamos siendo personas optimistas, y con ese objetivo viajaremos a Cuba para aprender del optimismo de los cubanos, de su creatividad. Siempre hemos admirado a los poetas, pintores y a todos los artistas cubanos, y esta será la oportunidad de enriquecernos de nuestras experiencias mutuas».
Con esta frase pronunciada en un elemental pero cálido español concluyó una breve conversación, a la espera de jornadas muy cercanas ya. Grigoriev, junto a una delegación artística y literaria de casi 200 personalidades, estará en La Habana del 11 al 21 de febrero, en los predios de La Cabaña, absorbiendo ese sol que tanto admira de Cuba el pueblo ruso».