El destacado escritor cubano y presidente de la Casa de las Américas agradeció a aquellas personas que significaron un momento trascendental en lo que considera su «modesta labor intelectual»
A 50 años de fundada Casa de las Américas, solo podía ser este el lugar más acertado para que su presidente, Roberto Fernández Retamar, recibiera ayer de manos del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, la más alta distinción que otorga nuestro país.
Al recibir la Orden José Martí, el autor de Calibán recordó a aquellas personas que significaron un momento trascendental en lo que considera su «modesta labor intelectual»: el tataranieto de José Martí, que lo acompañó en sus primeros pasos como escritor; Vicentina Antuña, la honorable maestra de la Universidad de La Habana; José Lezama Lima, director de la revista Orígenes, a cuyas páginas también contribuyó con su pluma; Nicolás Guillén, primer presidente de la UNEAC, de la cual también fue fundador; Adelaida de Juan, a quien conoció cuando participaba en la creación del Centro de Estudios Martianos y con la que enlazó su vida para siempre; y al alma de la Casa, Haydée Santamaría, a quien particularmente dedicó tan alta distinción.
Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento, unió sus palabras de elogio para Haydée y su obra perdurable, puesto que «Casa de las Américas ha cumplido con creces su misión, desbordando incluso los ambiciosos objetivos que desde sus inicios se propuso». Como un ejemplo palpable de ello mencionó el trabajo desplegado a través del significativo premio literario, la Revista Casa, el fondo editorial, la biblioteca José Antonio Echeverría, las galerías de arte, los festivales de teatro, los programas de estudio sobre la mujer y sobre los latinos en Estados Unidos, y el Centro de Estudios del Caribe que dirige la escritora Nancy Morejón.
En la cita, Fernández Retamar y Ramiro Valdés, ministro de la Informática y las Comunicaciones, cancelaron un sello conmemorativo por el cumpleaños 50 de Casa y en homenaje a Haydée. Y para cerrar con broche de oro, Omara Portuondo le puso voz a los versos de Silvio: La era está pariendo un corazón...