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Química con vocación

La joven profesora Verónica Morales Hernández, recién egresada de la escuela pedagógica Marta Machado Cuní en Isla de la Juventud, apuesta por las nuevas dinámicas tecnológicas en el aula

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud. — En medio del bullicio del inicio del curso escolar, Verónica Morales Hernández sonríe con la serenidad de quien ha encontrado su vocación.

Recién egresada de la escuela pedagógica Marta Machado Cuní en este municipio especial, esta joven profesora de Química se prepara para enfrentar uno de los mayores desafíos del magisterio: enseñar una asignatura compleja con entusiasmo, empatía y creatividad.

«Me encanta mi carrera, tratar con adolescentes y sentir la satisfacción de ver que aprendieron algo, que se les quedó, eso es lo más bonito», afirma con la emoción de quien no solo domina los contenidos, sino que entiende el valor humano detrás de cada clase.

Verónica, quien este curso se suma al claustro de la escuela secundaria básica Fabián Fernández, reconoce que su formación estuvo marcada por el acompañamiento de buenos profesores y una atención metodológica que la preparó para enfrentar el aula; ahora, sus expectativas son claras: lograr que sus estudiantes comprendan los conocimientos adquiridos durante su formación, y que lo hagan con gusto.

«La química es compleja —admite—, pero quiero que les resulte atractiva», dice, al tiempo que alude, desde su perspectiva joven, al uso de videos, recursos digitales y la investigación intencionada para dinamizar las clases en estos tiempos. «A todos les gusta buscar en internet, entonces los incito a que me ayuden, que busquen algo que les interese para la clase».

Su enfoque no es solo técnico, sino profundamente pedagógico: reconoce que la curiosidad es una herramienta poderosa y que la tecnología puede ser aliada si se usa con propósito. 

En tiempos donde la educación demanda innovación y cercanía, Verónica representa hoy una generación de docentes que no teme experimentar, preguntar ni aprender junto a sus alumnos y aunque en su voz todavía se perciben dudas, también es visible una certeza: la enseñanza es un acto de amor, y ella está lista para ejercerla con pasión.

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