Esta obra de arte resume el final de Plácido, quien camino del patíbulo pidió un ramo de siempreviva para ponérselo en la sien. MATANZAS.— La plaquette Plácido, contentiva de una canción de la compositora Marta Valdés, premio nacional de Música, fue presentada en la sede de la editorial Vigía, como parte de los homenajes que esta provincia rinde al poeta por el bicentenario de su natalicio.
Esta original obra apenas cuenta con 200 ejemplares, como tradicionalmente entrega esta casa editora, lo que le da un valor agregado a su exclusividad.
Rolando Estévez, su diseñador, conversó con este diario acerca de la nueva obra dedicada al intelectual mulato Gabriel de la Concepción Valdés, nacido en La Habana en 1809 y fusilado en Matanzas en 1844: «Plácido amaba las plantas, como la siempreviva, y pidió un ramo para ponérselo en la sien cuando iba camino del fusilamiento, lo que le negaron. Le dijeron que no lo podían complacer y sí tenía que llevar un paño blanco.
«Esa historia te motiva. Por eso el libro lleva un paño blanco, plantas naturales... No es solo ir imbricando la literatura que él hizo, sino lo que fue Plácido, porque detrás de un gran poeta hay un hombre, y ese hombre hay que mirarlo», explicó el artista.
Durante las conmemoraciones fue presentada la cronología Plácido en su bicentenario, del investigador Urbano Martínez Carmenate, quien atrapa por su minuciosidad desde que el intelectual mulato fue depositado en una Casa de Beneficiencia, a los 19 días de nacido, hasta sus últimas horas.
El documento recoge los hechos del 28 de junio, día del fusilamiento: «Con gran entereza salió el poeta de la capilla del hospital a las seis de la mañana hacia el patíbulo, situado en la explanada contigua. Testigos presenciales afirman que avanzaba hacia su destino recitando su Plegaria a Dios, escrita en prisión.
«Según testimonio de Plutarco González, presente en el acto, al sentarse en el banquillo de la ejecución, Plácido emplazó a sus verdugos ante el juicio supremo. Al producirse los primeros disparos, el cantor sobreviviría aún y entonces gritó: «Adiós... adiós, Cuba... ¡No hay piedad para mí! ¡Fuego aquí. A una orden militar, fue rematado».
En una conferencia magistral de Urbano Martínez en el museo provincial Palacio de Junco, a la que asistieron Antón Arrufat, premio nacional de Literatura, e Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano del Libro, el intelectual matancero exaltó la versatilidad del poeta, quien amó a Cuba y expresó su cubanía en su amplia obra poética.
«Plácido fue el primer mestizo con talento en la historia de la cultura que mezcla su creación y los elementos políticos», concluyó el historiador.
Este 18 fue colocada una ofrenda floral frente a la casa donde viviera Plácido, en la calle Manzaneda; en el museo Palacio de Junco quedó inaugurada una Muestra del Mes dedicada al bardo, y en la sede de la UNEAC se desarrolló la lectura de poetas, en la que participó Carilda Oliver Labra, premio nacional de Literatura.
Durante un matutino especial efectuado en el hospital provincial José López Tabranes, donde se conserva la celda en que permaneció Plácido antes de ser fusilado, el doctor Ercilio Vento Canosa, presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba, hizo referencia a aquellos hechos de la Conspiración de la Escalera, que tuvo 600 inculpados conducidos a presidio y 400 expulsados del país.
En vísperas del bicentenario del natalicio de Gabriel de la Concepción Valdés se le recordó con una vigilia artístico-literaria, que incluyó la proyección del filme Plácido, de Sergio Giral, y las actuaciones del grupo Teatro Icarón, de Miriam Muñoz, y de la compañía Danza Espiral, dirigida por Liliam Padrón.
Igualmente se escuchó a los trovadores Ernesto Pita, Lázaro Castillo, Denis Esteban, el dúo Lien y Rey, y los grupos Póker Club y Los Reyes del Tambor.