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Gladys Goizueta: Buena voz… con mucho que decir

Con esta entrevista JR rinde homenaje a la recien fallecida maestra de locutores y voz insigne de la Revolución

Autor:

Juventud Rebelde

Una persona es culta cuando conoce por dónde anda su país, nos recordó constantemente Gladys desde su humilde magisterio. El 21 de febrero de 1953 Gladys Goizueta Simal llegó a la vida con una inmensa fortuna: el talento artístico. Heredó de la familia los genes de la dignidad y sensibilidad humana; y la Academia la dotó de herramientas para pulir el tesoro intelectual que poseía. Al bregar en la radio cubana, la locución ponderó su magisterio y el éter se enalteció con esta comunicadora, cual suerte de prenda para la audiencia, porque su voz fue amiga inseparable del más sustancioso verbo.

Con estas premisas llegué al hogar de mi entrevistada. No necesitaba un cuestionario predeterminado porque el arte de la comunicación interpersonal es congénito en ella, y colmó las expectativas para un pródigo diálogo espontáneo.

—¿Cuándo comenzaste en la radio cubana?

—Comencé el 1ro. de noviembre de 1970, pero empecé a estudiar locución en 1968, en un curso que duró dos años. Tuve que trabajar seis o siete meses como voluntaria porque no tenía edad laboral y no me podían contratar; y como me gustaba tanto la radio comencé a trabajar en ella desde 1968, hasta que en 1970 me incorporé a Radio Popular, una emisora capitalina. Después pasé a otra que se llamaba Radio Internacional, donde estuve unos siete años.

«Allí permanecí desde 1976 hasta 1984, momento en que se fusionaron Radio Liberación y Radio Rebelde. En Radio Liberación comencé a hacer el programa Festival con el locutor Manolo Riveiro, que fue mi maestro».

—¿Tu paradigma en la locución?

—Tuve dos maestros: Miguel Páez y Manolo Riveiro (ambos fallecidos). Solo ellos dos. Riveiro, excelente y versátil locutor de la CMQ, igual que Miguelito Páez. El mejor hombre que ha hecho menciones en Cuba se llama Miguel Páez. Uno de mis fuertes actualmente en la locución es la mención y quien me enseñó a hacerla fue él.

—¿En la locución radiofónica te identificas con algún programa por su perfil, estilo, género?

—El programa que me permita desarrollar las ideas, la interacción a través de entrevistas, el musical y la mención, es donde mejor me desenvuelvo. Cuando realizo ese tipo de programas, hablo frente al micrófono, me imagino la respuesta y sobre esta premisa creo una atmósfera optimista, desenfadada, pero muy responsable. No me gusta hablar tonterías.

—¿Improvisas o siempre te preparas antes de salir al aire?

—A veces me preparo, pero generalmente no. La preparación de un locutor consiste en leer la prensa diariamente, estar bien informado, actualizado, en poseer una cultura integral.

—¿Se nace artista, locutor?

—Creo que sí. Eso viene en los genes. ¿La Academia? Pues complementa, da brillo, herramientas, argumentos y viste el talento artístico. Es como el carbón. ¿Sabes que el brillante es carbón? Igual sucede con el talento artístico, con el locutor. La Academia pule el diamante.

—La voz humana es protagónica en el código radiofónico. Como maestra de radialistas, ¿cuál es la buena voz en este medio?

—La buena voz, si tiene algo bueno que decir, es preciosa. Es importante tener un timbre agradable, con el cual se gana el 50 por ciento en la comunicación. Si no tienes nada que decir —aquí viene el otro 50 por ciento—, aun con agradable timbre, puedes ser o un magnífico comunicador o un magnífico vendedor de mangos. La voz es parte, no lo es todo.

—La televisión no te atrapó como la radio. ¿Por el medio o por la profesión?

—Por las dos cosas. La televisión es una opción pero no puede ser el fin. Para mí la radio es mucho más importante. La televisión da más popularidad, pero necesita de imagen y del talento de muchas personas, y me doy cuenta que agrupar muchos talentos es muy difícil. En Radio no sucede así: para hacer buena Radio necesitas solamente de un buen director, un buen conductor, un buen guión y un buen realizador de sonido. Y ¡ya!, es mucho más fácil encontrar cuatro personas que 25.

—El programa Visión que haces en Radio Rebelde, ¿es tuyo?

—¡Claro!, es mío. Yo lo empecé y ya tiene 20 años. Es mío y yo lo quiero, lo sufro y lo discuto.

—Asumo el riesgo de decir que el programa Visión es Gladys Goizueta... ¿Se ha pensado en él sin tu voz e impronta?

—Cuando ese programa cumpla su vida útil tiene que cambiar. Será otro... Lo mismo sucede con el programa Así con Franco Carbón. Ese programa es de Franco y el día que él no lo haga, debe llamarse de otra manera y será otro programa. Se trata de espacios que son una simbiosis programa-conductor, que expiran el día que no tengan su voz habitual.

—¿Qué deja Radio Rebelde a tu vida?

—Rebelde es muy importante para mí. Cambió mi vida en el sentido de que me hizo conocer que había algo más que la cultura, puramente artística; que la cultura era la deportiva, la política, la humana, la cultura de la solidaridad, o sea, la gente piensa que cuando tú dices «es una persona culta» es porque sabe mucho de pintura, de ballet, de teatro, en fin... Las personas que solo saben mucho de pintura, ballet, teatro, son medianamente cultas, pero si además de eso conocen quién es el mejor pelotero de Cuba, o por qué clasifica o no clasifica nuestro equipo de fútbol, o por qué Cuba es miembro de los No Alineados, por qué se va a hacer una Cumbre en Cuba; si sabe qué cosa es el ALBA, el ALCA, y conoce la obra de Alexis Leyva (Kcho), Flora, Fabelo, Silvio Rodríguez, Los Van Van, ¡ah!, entonces, es una persona culta porque conoce por dónde se mueve su país... Hablo de una cultura general y es la que necesitamos. Ahí, en ese terreno, trato de moverme todos los días y eso me lo ha dado Radio Rebelde, que me ha permitido conocer otras aristas que antes no conocía.

—¿La locución?

—Igual. He dedicado mi vida a la Radio cubana y a la locución. Creo que la locución es una profesión muy bella, para respetar, querer y cuidar. Yo la quiero, cuido y respeto, todos los días. (Fragmentos. Tomado de www.radiocubana.cu)

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