Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Exponen artistas plásticos de Trinidad en Ciudad de La Habana

Hasta el 15 de enero estará abierta la exposición Trinitarios, en la Galería La Acacia de la capital cubana

Autor:

Toni Piñera

Entre adoquines, historia, montañas, iglesias, parques, casas coloniales, que son refugio de muchas tradiciones, crece con fuerza el talento creador. Es que la antigua villa de Trinidad, en el centro de la Isla, es una tierra muy fértil para el arte.

La obra de Yami Martínez se puede apreciar en La Acacia. Carlos Mata es todo un maestro del paisaje. Carlos Mata, Yami Martínez, Daniel Acebo, William Saroza y Dulce María Benítez, son ejemplos muy válidos de esta aseveración. Y cuando se visita la ciudad no puede uno dejar de pasar por sus casas-estudios, pues, son parte muy viva del lugar. En ellos se conjuga algo de magia, lirismo, ingenuidad, amor por la naturaleza, humor y una imaginación ilimitada. Tienen, sobre todo, retinas muy abiertas para mirar en derredor y descubrir cosas que no suelen verse a simple vista. Los unen la cubanía y el talento para atrapar a primera vista con sus creaciones. Eso es algo inherente a los trinitarios, unos seres que ya no son muy fáciles de encontrar.

A finales del undécimo mes recogieron sus obras y pusieron proa a Ciudad de La Habana, para anclar con ellas en la galería La Acacia (San José No. 114, entre Industria y Consulado, La Habana Vieja) con la exposición Trinitarios, que estará abierta (de martes a sábado, de 9:00 a.m. a 4:30 p.m.) hasta el 15 de enero.

Cada uno de ellos invoca su manera de hacer y de sentir el arte. Son cinco nombres sobresalientes de una ciudad escondida, encantada, que aunque tradicional y añeja, habla muy bien en futuro.

Carlos Mata es todo un maestro del paisaje. Él hace reflexionar y soñar a quien decide penetrar por el laberinto de sus entramados nocturnos. Porque siente el paisaje trinitario como parte de su cuerpo. No puede desprenderse de él, sobre todo en esas horas de calma y nocturnidad donde descubre espacios muy propios que lo llevan a poetizar sobre telas, para encender las luces del alma.

La juvenil y talentosa Yami Martínez desborda de imaginación. Es más conceptual y pone en juego sobre telas y cartulinas elementos de la cubanía para decir, de una forma personal, todo aquello que vibra en sus adentros. Pueden ser la bicicleta, una cafetera o una mujer..., ella nos los hace ver diferentes y a la vez cotidianos.

Dulce María Benítez no puede desprenderse de la infancia, va siempre tras ella. Sus cuadros transparentan universos conocidos de aquellos tiempos, lugares por donde una vez caminamos de la mano o a través de los cuentos de nuestros abuelos, padres o tíos. Son como voces de ayer que siguen vivas por medio de su fina sensibilidad. De un baúl de recuerdos extrae estas creaciones realizadas cuando era pequeña y que ahora reproduce, de grande, para hacernos sentir que la niña que fue, es.

Daniel Acebo es el serio humorista que ríe por dentro, aunque sus obras lleven la sonrisa a flor de piel. Artista de calibre, ganador de importantes premios en este campo, especialmente en las bienales internacionales del humor en San Antonio de los Baños, sus reflexiones se deslizan sobre el terreno del humor, la ironía, poniendo siempre al hombre en el primer plano de la creación. Su decir incisivo coquetea con una línea precisa y el talento artístico, para imaginar lo imposible y hacernos pensar mediante la risa.

La imaginación raptó un día a William Saroza. Desde entonces, pasa el día pensando cómo llenar lienzos, papeles y maderas. Horas bien empleadas que lo han llevado a caminar por rutas encantadas donde nos salen en cada esquina personajes y animales difíciles de encontrar en la realidad. Creador ingenuo, de carácter jovial, que pinta la alegría de vivir, con toques de un humor muy criollo, que a veces ronda un erotismo simpático. Sus seres respiran como en sueños, envueltos en situaciones inverosímiles que nos regalan estampas de lo que somos.

Trinitarios es un sueño que nació en esa antigua ciudad y que ahora se hizo realidad en estas paredes habaneras que se tiñen con los colores de lo cubano, y acogen con satisfacción todo lo que ellos nos transmiten y enseñan.

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