Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Médicos del alma, sostén de la sociedad

Al iniciar este milenio, Cuba daba un paso superior en la lucha por la igualdad y la equidad social con la creación, en septiembre del año 2000, del Programa de los Trabajadores Sociales

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

Hace 25 años, con la creación del Programa de los Trabajadores Sociales, Cuba sembraba en la raíz de la Revolución un gesto tan humano como sincero, en medio, además, de una profunda batalla de ideas liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Con el inicio del actual milenio, la Mayor de las Antillas también daba un paso superior en la lucha por la igualdad y la equidad social. El ejemplo más alto fue cuando, el propio Fidel, inauguró —el 10 de septiembre del año 2000—, la primera Escuela de Trabajadores Sociales, en Cojímar, al este de La Habana.

Al decir de su principal promotor, en ella se formarían cientos de jóvenes con «el deber sagrado de demostrar todo lo que puede hacer una sociedad solidaria y verdaderamente humana».

Su llamado entonces fue a «no dar a ninguna persona por perdida», y reconoció la necesidad de formar profesionales que ayudaran desde el corazón a los más necesitados, para que nadie quedara desamparado.

Frente a determinadas desigualdades, el Líder histórico de la Revolución Cubana llamó a los trabajadores sociales a «conocer la situación casi de toda la sociedad (…) Una persona puede tener, independientemente de su ingreso, un problema de un tipo, de otro, requerir un asesoramiento, un consejo». 

Pidió en aquellas horas fundacionales ofrecer especial atención a los jóvenes desvinculados del estudio o el trabajo, e instó a los trabajadores sociales a actuar «(…) como hermanos de esos muchachos, como padres de esos muchachos: conocerlos, conversar con ellos, apoyarlos, protegerlos de cierta forma; buscarles opciones de trabajo o de estudio, con toda la paciencia que se requiera».

Veinticinco años después, ese ha sido el espíritu inseparable que sostiene tan noble y auténtica labor, una obra construida a base de voluntariedad sobre sólidos cimientos fidelistas.

En medio de tantos retos, complejidades y de trasformaciones indispensables, los trabajadores sociales están llamados a ser esos fieles acompañantes dentro de una obra de justicia social siempre perfectible —por supuesto—, pero con una profunda y raigal vocación martiana.

Hoy, como sucedió en el año 2000, debe haber un renacer de la labor de estos profesionales, a los que Fidel llamó «constructores de la sociedad», «médicos del alma», por la determinante función que están llamados a realizar dentro de cada barrio, comunidad, centro o el intrincado rincón donde más se les necesite.

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