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Bancarización: ¿Solo contante y sonante?

A diferencia de otros tiempos, hoy no hace falta dinero en efectivo para adquirir un producto o recibir un servicio. Eso dice, al menos, la teoría. Pero la práctica indica numerosos tropiezos y hasta caídas

Autores:

Osviel Castro Medel
Yuniel Labacena Romero
Lisandra Gómez Guerra
Edel Alejandro Sarduy Ponce

Aunque Rosario Nogueras y Miguel Lorenzo Rodríguez viven lejos entre sí —ella en Bayamo y él en el municipio espirituano de Fomento—, sus tormentosas rutinas de cada mes tienen muchos puntos de contacto. Ambos son jubilados, sobrepasan los 70 años y sufren para realizar cualquier gestión que implique la palabra «dinero».

«No tengo teléfono celular ni voy a tener porque ya a mi edad no voy a aprender a usarlo, tampoco mi economía me permite comprar uno. Por eso, ni puedo soñar con pagar en esas formas de las que tanto oigo hablar. Además, cuando hay apagones el banco trabaja menos tiempo. Yo solo pido recibir los 2 660 pesos que me corresponden de una vez», señala él mientras su rostro dibuja señales de desilusión.

«El mes pasado tuve que ir de madrugada dos veces al banco y la última fue para cobrar 188 pesos. Al final, solo pudieron darme 180 porque no había menudo; otra persona no se lo siente, pero yo sí», expresa Rosario, quien tampoco posee teléfono móvil.

Las angustias de ellos dos están multiplicadas a lo largo del país en otros cubanos, quienes han vivido escenas inverosímiles: colas en las afueras de los bancos mucho antes del amanecer, entidades privadas que solo aceptan billetes de alta denominación, cajeros sin un solo centavo, dueños de negocios que se niegan a recibir transferencias y otros obstáculos que hacen larga la lista.

Cerrar no es el éxito

Por todo lo anterior, muchos escuchan hablar de bancarización y reaccionan con gestos de rechazo o simplemente se encogen de hombros. En teoría es un proceso estratégico y transversal para mejorar servicios, realizar menos gastos, facilitar transacciones de clientes y aprovechar otras ventajas como las bonificaciones, pero el camino práctico ha encontrado numerosos tropiezos.

Teresa Ramos Fonseca, de 53 años de edad, abogada residente en Cojímar, localidad del municipio capitalino de La Habana del Este, ejemplifica que en lugares céntricos son más los negocios que aceptan transferencias y mantienen cuentas fiscales, algo menos visto en la llamada periferia. «Muchos no cuentan con esta modalidad, otros las tienen, pero hay mal servicio o maltrato a los clientes», expone.

Al respecto, en un reportaje de la periodista Talía González, de la Televisión Cubana, Dairelis Semanat Torreblanca, jefa de Inspección de la Dirección de Comercio de La Habana, explicaba que «a partir de abril comenzamos a tomar medidas drásticas (…) y estamos cerrando el establecimiento» cuando se le niega el servicio al cliente, se intenta cobrarle solo en billetes de alta denominación o se reciben quejas graves.

En ese hilo de pensamiento, vale destacar que en julio de este año Juana Lilia Delgado Portal, ministra presidenta del Banco Central de Cuba, informó que, como resultado de las acciones de enfrentamiento, han sido identificados 63 270 trabajadores por cuenta propia subdeclarantes de impuestos y contribuciones, que han dejado de pagar 340 millones al presupuesto del Estado.

Adicionalmente, se han impuesto sanciones accesorias por 95 millones de pesos, y se han cobrado 281 millones de pesos. También se han identificado 1 188 micro, pequeñas y medianas empresas subdeclarantes de impuestos y contribuciones, que han dejado de pagar 152 millones al presupuesto del Estado.

Por no tener abierta o no operar la cuenta bancaria fiscal se han impuesto 1 831 multas, 115 regulaciones migratorias, 127 solicitudes de retiro temporal de la autorización para ejercer la actividad y 24 solicitudes de retiro definitivo.

Por su parte, Yudiana Alfonso, coordinadora de Programas y Objetivos del Gobierno en Sancti Spíritus, manifiesta que ante las violaciones vinculadas con la evasión fiscal (cobro por transferencia a tarjetas personales en lugar de las cuentas fiscales) se han concretado acciones como el cierre de unos cien puntos de venta de trabajadores por cuenta propia, incremento de las multas, retiro de licencias y el aumento del monitoreo a más de 20 mipymes que no depositan diariamente en los bancos, con la indicación de cerrar tanto sus cuentas de operaciones fiscales como el propio negocio.

En esa provincia, «el cuerpo de inspectores y el resto de las personas relacionadas con este proceso trabajan para que los clientes no sean vulnerados», según expone Arelis Alfonso Valero, jefa de Banca Electrónica en la Dirección de Bandec en ese territorio. «Seguimos capacitando para que se entienda la importancia de la bancarización. El éxito no es un lugar cerrado, sino el constante intercambio para solucionar los problemas», subraya.

Y ello está en consonancia con lo que aseguraba Delgado Portal de que el proceso de bancarización es «estratégico, necesario y punto de partida para la transformación digital de la sociedad cubana. Es parte de las medidas imprescindibles para contribuir a la eliminación de un grupo de distorsiones y con ello propiciar el avance de la economía del país».

Cruzando los dedos

Claro que no basta con «aceptar» dinero electrónico. Porque incontables personas se refieren a lo tortuoso que a veces se torna pagar por esa vía, ya por lentitud o por caída del sistema de datos.

«Más de una vez me ha sido imposible usar EnZona o Transfermóvil y me he tenido que ir sin el producto, pues la otra variante, el efectivo, es como una quimera», apunta la doctora Gisela Vázquez, de 36 años, quien labora en un policlínico de la ciudad de Bayamo.

Otra trabajadora del sector de la Salud, la espirituana Zenaida Perdigón, explica que «hay mipymes que no te dejan pagar mediante el código QR aunque lo tengan en el mostrador, y cuando lo aceptan “debes cruzar los dedos para que no ocurra un apagón”, pues este también repercute en el funcionamiento de los canales de pago en línea».

Por su parte, Daniela Urrutia Benítez, de 20 años de edad, trabajadora por cuenta propia en un salón estilístico en Centro Habana, remarca que en varias ocasiones ha chocado con errores de autenticación, demora en la notificación de operaciones y otros fallos en las plataformas para pagar.

«Todo este proceso pasa por un componente de altísimo soporte tecnológico y en este nosotros tenemos carencias. Una, por ejemplo, está relacionada con el tema de la electricidad», enfatiza Alexis Massó Muñoz, especialista de la Dirección de Operaciones y Sistemas de Pago del Banco Central de Cuba (BCC).

Algunas cifras aportadas en el programa televisivo Mesa Redonda del 5 de julio hablan de ese reto tecnológico: EnZona es una pasarela con más de un millón de usuarios, mientras que Transfermóvil ya llegó a cinco millones. Este último, por cierto, realiza más de 110 millones de operaciones mensualmente.

Es lógico que un aumento exponencial de las transacciones digitales implique una mejor tecnología, si se quiere efectividad. Por eso no pocos dicen que mientras existan problemas de infraestructura tecnológica será muy difícil lograr una verdadera bancarización de operaciones.

Dinero en mano

Riquelme Piñón es uno de los dependientes del concurrido mercado agropecuario ubicado en el reparto bayamés Jesús Menéndez. Él ha sido testigo del crecimiento del número de clientes que pagan de manera virtual, algo que lo lleva a tener más calma a la hora de atender a los clientes.

Cuando comenzó esta opción eran muy pocos los que compraban así, hoy tres o cuatro de cada diez pagan por transferencia, incluyendo personas mayores, y algunas de ellas requieren orientación, comenta él.

Casi 400 kilómetros al oeste de ese mercado, José Ramírez Aguiar, director de Venta de Mercancías del Grupo Empresarial de Comercio, en Sancti Spíritus, dice: «Nuestro personal está preparado para explicar el uso y facilidades del código QR, pero aún hay un grupo generacional que no lo usa, sobre todo en las bodegas».

Él reconoce que en la capital provincial «no hemos completado la presencia de esa pasarela en todas las bodegas», y tampoco se ha logrado poner el Transfermóvil en los municipios de Jatibonico y Taguasco.

Para Alexis Massó Muñoz, un elemento que influye en el proceso de bancarización se relaciona con un componente cultural, «pues somos una sociedad que no está acostumbrada a utilizar medios informatizados, sino a tener el dinero en la mano, por eso todavía muchos están reacios a cumplir con lo establecido».

Pero tal vez lo más alarmante sea comprobar que en torno al empleo de dinero electrónico existe un círculo vicioso: hay una exigencia de que los clientes puedan pagar de forma virtual, pero cuando muchos de los denominados actores económicos compran las mercancías lo hacen con dinero efectivo y lo depositado por ellos mismos en el banco —sea de una manera o de otra— no puede extraerse físicamente por la inexistencia de dinero líquido y por las propias regulaciones fijadas.

Sobre ese tema, Massó Muñoz admite que una parte importante de los actores económicos no han acogido muy bien las medidas vinculadas con la bancarización «porque requieren de efectivo para realizar sus operaciones, que en algunos casos se realizan en efectivo precisamente violando el proceso de bancarización».

Y añade que cuando un ente mayorista transgrede las normas y no posibilita el pago electrónico, entonces los actores económicos se ven obligados
a buscar efectivo. Esto se entronca con el acceso a las divisas, pues como no existe un mercado cambiario esos mismos actores, para tener dólares u otras «monedas duras», con las cuales compran mercancías, cometen violaciones y se van hacia el mercado ilegal.

Epílogo

Está claro que la bancarización de operaciones no es un capricho. En todo caso, se ha convertido en un proceso necesario, aunque requiere que se le aprieten numerosas tuercas. Por supuesto, no interviene un solo mecánico, porque demanda el concurso de múltiples especialidades.

En la última reunión de gobernadores de las provincias, Juana Lilia Delgado Portal, ministra presidenta del Banco Central de Cuba, ratificó que este conjunto de medidas tiene el propósito de acelerar las acciones para incrementar el uso de los medios de pagos digitales en la economía, e incidir sobre las violaciones que lo impiden.

También tiene como finalidad recuperar los flujos de efectivo que se encuentran en manos de los actores económicos (fundamentalmente las mipymes, los trabajadores por cuenta propia y el sector campesino), en cualquiera de sus formas, hacia el sistema bancario, a partir del accionar para acabar con las violaciones que lo propician actualmente.

Más allá de esos objetivos, sería imperdonable que la fórmula de «dinero contante y sonante», que impera hoy en muchos sitios, termine imponiéndose en la vida cotidiana y siga dejando las bóvedas bancarias vacías.

Peor aún sería que personas vulnerables, como Rosario y Miguel, continúen desgastando el físico, mes tras mes, en gestiones que hipotéticamente no conllevan agonía y maltrato.

Personas como ellas, sin posibilidades económicas, no pueden olvidarse en las estrategias integrales para mejorar los servicios bancarios o de otra índole. En esos ciudadanos hay que pensar primero, por encima de decretos y leyes, llámese bancarización, transferencia, atención al cliente o de cualquier modo.

Principales deficiencias identificadas en el proceso  

  • Actores económicos que no depositan regularmente sus ingresos.
  • No implementación de las plataformas para el pago electrónico en un alto número de establecimientos, incumpliendo la resolución 93/2023 del Mincin, y la no aceptación de los pagos electrónicos una vez que disponen de esta facilidad.
  • Actores económicos que brindan el código QR con el número de una tarjeta de pago personal.
  • No uso de las cuentas corrientes con propósitos fiscales por los actores económicos.
  • Demora en la creación de condiciones en establecimientos gestionados y administrados por empresas estatales.
  • Alto nivel de evasión fiscal.

Más que una resolución

 El 2 de agosto de 2023 se publicó en la Gaceta Oficial de la República de Cuba la Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba, que contiene las normas bancarias sobre límites para los cobros y pagos en efectivo en moneda nacional, su depósito, extracción y tenencia.

  • La bancarización, entre sus beneficios, quita el hecho de manejar efectivo, porque eso aunque a veces se obvia también lleva un costo: tienes que protegerlo, juntarlo, trasladarlo si vas a hacer una operación con él y todo eso en la contabilidad tiene un valor. Todo eso es evitable por la vía electrónica.
  • Ha aumentado ostensiblemente la cantidad de pagos y los montos por vías
    electrónicas, no así la captación de efectivos por el banco.
  • La Resolución 111 y las siguientes Relacionadas con la bancarización no eliminan el efectivo como medio de pago. Hay que dejar claro que es el cliente el que decide su forma de hacerlo.

Como parte de la estrategia se identifican las áreas de mayor concentración de actores económicos, en las que están los mayores niveles de mercados agropecuarios, de ferias, y lograr que todo el que participe ahí, todo el que realice su actividad comercial estébancarizado y declarar esta área como zona bancarizada.

La bancarización es el futuro, o sea, sí o sí. Nosotros tenemos que ir hacia esos medios de pagos, es la experiencia internacional, porque da eficiencia, da control, disminuye los gastos económicos. Aplicar la bancarización en Cuba es una solución transversal a la economía del país, a cada persona, por el papel que juega, por ejemplo, para frenar el déficit fiscal que tenemos.

El pago por medios electrónicos se ha extendido a los agromercados.

*Ideas tomadas de la entrevista con Alexis Massó, especialista de la Dirección de Operaciones y Sistemas de Pago del Banco Central de Cuba (BCC).

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