Fidel, permanente inspiración para las generacion presentes y futuras.. Autor: Yuniel Labacena Romero Publicado: 15/08/2024 | 09:59 pm
Tengo 35 años. Nací cuando la Revolución Cubana acababa casi de cumplir sus primeras tres décadas. Soy hijo, heredero, fruto y continuador de la inmensa obra humana y social que llegó con Fidel y los barbudos aquel 1ro. de enero de 1959. A nuestro Comandante no lo conocí personalmente. Solo estuve «cerca» de él durante el acto por el aniversario 50 de la fundación de los Comité de Defensa de la Revolución. Ese día el eterno Caguairán una vez más sorprendió a su pueblo. Llegó con su uniforme de campaña, ya sin atributos, pero esta vez con una estrella en su gorra de guerrillero.
Todavía conservo nítidamente las imágenes de aquel hermoso amanecer, en el que no me cansé de estirar el cuello para mirarlo frente al antiguo Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución, el mismo lugar donde convocó a la creación de la mayor organización de masas del país, y ese día recordó detalles de su histórico discurso aquel 28 de septiembre de 1960. Sus palabras, dichas al pueblo aquella noche, parecen haberse escrito también para ahora.
Tuve, tengo y tendré siempre el inmenso privilegio de haber vivido en su tiempo. Me siento afortunado por todas las ocasiones en las cuales mi familia, mis maestros, mis profesores, mis vecinos y muchísimas personas más me hablaron del Comandante en Jefe, pero sobre todo, y muy especialmente, me siento orgulloso por lo que aprendí de él, de su palabra y acción. Y sigo aprendiendo.
Es por eso y mucho más hoy, como joven cubano, revolucionario y fidelista siento un regocijo enorme al poder compartir con ustedes, con todos los jóvenes de mi país y, por qué no, con los de otras latitudes, la alegría de un sueño hecho realidad.
Junto con Keyla Estévez García, amiga, educadora y apasionada formadora de juventudes, pongo en sus manos y en sus corazones Palabras que inspiran. Pero tocarlo, olerlo, sentirlo y presentarlo aquí es solo un comienzo, porque nos anima el propósito de que las generaciones presentes y futuras se inspiren en el extraordinario ser humano, cubano, líder y ejemplo que fue y sigue siendo Fidel.
Hoy es un día de emociones, de reafirmación, de reflexión… es un día especial para seguir abrazando ese propósito colectivo de construir y defender nuestra obra mayor: la Revolución. Y qué dicha la de nuestra generación que hacerlo con la guía y el pensamiento del Comandante en Jefe. Y también con el acompañamiento de uno de sus más cercanos compañeros de lucha, Raúl; y de nuestro Presidente Díaz-Canel. Tres hombres que saben de la fuerza de la juventud y reconocen su valor en el honroso horizonte de la continuidad.
Palabras que inspiran ha sido la oportunidad para volver a adentrarnos en la fecunda vida de Fidel y en sus discursos, comparecencias, entrevistas, reflexiones…; el mejor pretexto para seguir teniendo cerca al eterno joven rebelde, al hombre que nunca abandonó a su pueblo, en especial a sus hijos más jóvenes; el Fidel del intercambio de tú a tú con las nuevas generaciones, a las que siempre tomó de la mano y condujo por el mejor camino.
Hablamos del Fidel que, incluso en las horas más difíciles de su existencia, incesantemente pensó, escribió, habló e instruyó sobre el lugar que corresponde a la juventud en la defensa de la Revolución y la salvaguarda de la independencia y soberanía conquistadas por nuestro pueblo; el Fidel que con inmensa sabiduría, visión de futuro y claros mensajes siempre reservó un lugar en la primera línea para los pinos nuevos.
Quienes se adentren en esta obra tendrán la oportunidad de dialogar con el eterno Caguairán, en particular quienes han nacido en los últimos años y no tuvieron el privilegio de estar con él en una marcha, en un congreso, en un trabajo voluntario, en la inauguración de una obra de beneficio social, escuchando de cerquita sus sabias enseñanzas…
Esos fueron momentos únicos y estremecedores para guardar siempre pero, sobre todo, para volver a ellos cuando nos preguntemos: ¿qué habría hecho Fidel? Por eso, hoy volvemos a él con la noble y modesta intención de contarles, a los que vienen detrás, instantes mágicos de un hombre que fundó una obra gigante y batalló por ella, un hombre que pertenece por entero al futuro. En Palabras que inspiran podrán «escuchar» al maestro sabio, al Comandante amigo… para multiplicar sus ojos, sus manos, sus piernas, su voz y sus ideas.
Pero este libro también es la oportunidad de encontrarnos con Raúl, el revolucionario y hermano amoroso y consecuente de Fidel, el líder, político y estadista que en tiempos difíciles condujo a Cuba hacia otros sueños y empeños superiores, un Raúl que siempre ha estado muy unido a la juventud, la juventud que, como él ha dicho, nunca le ha fallado a la Revolución, la cual es obra del sacrificio de la juventud cubana: obrera, campesina, estudiantil, militar; de todos los jóvenes en todas las épocas que les ha tocado vivir y luchar.
Impresionó mucho en la preparación de esta obra hojear las páginas del suplemento especial que nuestro Juventud Rebelde dedicó al 11no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes y encontrar el discurso del General de Ejército inaugurando esa cita en 1978, cuando Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en acogerla. Vimos un rostro joven que transpiraba alegría, compromiso, amor… y así lo dijo con orgullo: «Amigos, hermanos, jóvenes, ¡están ustedes en su propia casa! Cuba, La Habana, les ofrecemos de todo corazón un nuevo hogar para todos ustedes».
Y para mi generación convivir con Díaz-Canel desde sus años de ministro de Educación Superior ha sido un aprendizaje. Más de una vez compartimos con él en nuestra universidad, sitio de conspiración revolucionaria y de crecimiento humano y profesional, como él nos decía. Más de una vez, con la energía de un padre a sus hijos, nos ha alertado sobre estos tiempos de duras sacudidas que vivimos. No han faltado anécdotas y recuerdos de sus años de estudiante, de dirigente juvenil y partidista.
Él nos ha hablado del compromiso que debe tener esta generación con la historia, con Fidel, Raúl y la Generación del Centenario del Apóstol, de entender la responsabilidad que descansa sobre nuestros hombros y lo mucho que se espera de esta generación y de las venideras. El Presidente, que en el más reciente encuentro con el Buró Nacional de la UJC nos llamó a lograr que la Isla de la Libertad siempre sea vista como una nación joven, que no envejezca el espíritu de Cuba y a que «los sucesos de este país tengan que identificarse siempre con los jóvenes».
Por eso, como escribimos en la introducción, este es un libro al amor por el futuro y una invitación a confiar en quienes comienzan a crecer y a formarse en el contexto de una Revolución que ha desafiado numerosos obstáculos. Es una guía que dibuja el camino para quienes tienen la responsabilidad de conducir a las juventudes y, en especial, para esos jóvenes que diariamente, desde los más insospechados rincones, hacen una obra por Cuba y son parte del núcleo duro de su resistencia.
Este lunes los invito a honrar el coraje de las generaciones que nos han antecedido y que representan la grandeza de nuestra Patria. Esos hombres que como Fidel, Raúl y Díaz-Canel son símbolos de dignidad, patriotismo, altruismo y firmeza para su pueblo, y en especial para los niños, adolescentes y jóvenes. Son hombres que luchan toda la vida, esos que son imprescindibles, los que no abandonan su constancia y vuelven a hablarnos en este gran discurso a la juventud que hoy podemos titular Palabras que inspiran.
Al entregar esta obra pensemos: ¿cómo vamos a saldar la deuda que tenemos con Martí, Mella, José Antonio, Camilo, Che… con Fidel, Raúl y, también, con los cubanos dignos de ayer, de hoy y del futuro? Es la pregunta que debemos hacernos siempre. Por grandes que sean los desafíos, por fuerte que sea la escalada agresiva contra Cuba, por difícil que pueda resultarnos el día a día de nuestra cotidianidad, no tenemos derecho a cansarnos. De eso nos hablaron Fidel, Raúl, Díaz-Canel… y por eso seguiremos siendo jóvenes, porque no hemos perdido la capacidad de asombro y el don de soñar, de seguir empinados en su paradigma, que «florece en el alma de la Patria».
*Palabras pronunciadas durante la presentación del libro, realizada el 12 de agosto en el Centro Fidel Castro Ruz, en La Habana.