La primera secretaria de la UJC intercambió en Sancti Spíritus con jóvenes del sector campesino y productivo. Autor: Yuniel Labacena Romero Publicado: 20/05/2024 | 11:39 pm
Por muy duros que sean los tiempos los jóvenes no pueden perder su dinamismo, sus energías, les toca transformar, crear, participar, ponerle el pecho a las tareas, marcar la pauta. Fue ese un sentimiento que compartió Meyvis Estévez Echevarría, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), al intercambiar con muchachas y muchachos de varios sectores en Sancti Spíritus.
La semana última, como parte del vínculo con quienes están en la base, la dirigente juvenil dialogó con jóvenes de la fábrica de Cementos Siguaney, de la empresa de productos lácteos Río Zaza, así como con los productores de avanzada Alieski Rojas Mesas, presidente de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Camilo Cienfuegos, y Nelson Obel González Díaz, líder de la finca 329.
Con ellos habló del salario, de insumos que están extremadamente caros, de las condiciones de trabajo de quienes están directamente en el campo o en la fábrica, de la superación y las actividades de esparcimiento, de rescatar, por ejemplo, con sus propios esfuerzos, la villa recreativa que existía en Cementos Siguaney.
Dialogaron también del funcionamiento del comité de base, de cómo esta estructura no puede ser aburrida y tiene que encauzar las inquietudes y preocupaciones de los niños, adolescentes y jóvenes, de cómo tiene que contribuir a la formación ideológica de las nuevas generaciones, cómo tiene que actuar como una gran familia y apoderarse de los códigos que usan los más nuevos hoy.
«Yo estoy aquí porque no se puede comer miedo», afirmó el campesino Alieski recordando cuando —hace unos ocho años— heredó la finca de su abuelo. Entonces, allí solo tenía tres vacas, no había agua ni electricidad…, pero como él contó, «había que enamorarse de aquello y echar para adelante». Actualmente tiene más de 40 reses y, aunque la ganadería es el fuerte de la finca, ha diversificado sus producciones.
El ser útil y aportar, en eso está su proyecto de vida y cuenta que lo ha hecho realidad desde su finca, desde su cooperativa. Ese efecto también lo palpamos al dialogar con Nelson Obsel, el campesino que tiene la llamada finca 329, a un costado de la Autopista Nacional, en el municipio de Cabaiguán, porque «a la tierra hay que sacarle provecho en beneficio de todos».
En prácticas como estas está la clave para avanzar, les dijo a sus interlocutores la Primera Secretaria de la UJC y destacó cómo impresiona la manera en que los jóvenes apoyan a la comunidad, a las familias más vulnerables o han creado su propio autoconsumo. «Hay un espíritu de hacer, de colaborar. Eso da mucho aliento en estos tiempos complejos que vivimos», afirmó.