Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Un final feliz?

Numerosos alumnos que culminan los estudios en las universidades cubanas ven este proceso como algo estresante, porque son muchos los escollos que deben vencer en la carrera. De todos modos, el deseo parece estar por encima de las adversidades

Autores:

Osviel Castro Medel
Lisandra Gómez Guerra
Edel Alejandro Sarduy Ponce
Dorelys Canivell Canal

Ella cuenta los días para cerrar uno de los ciclos más especiales de su vida. Ha recorrido un largo camino para culminar la carrera de Medicina, un trecho que ha disfrutado, incluso en cada tropiezo.

Hoy, cuando se alista para enfrentar los exámenes finales, define esta etapa conclusiva como una «montaña rusa». Y es que se le agolpan en la mente estos seis años en la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus, en los que no han faltado las guardias, el cansancio, los momentos tensos, el estudio, el contacto directo con los pacientes, sobre todo con recién nacidos, un paso previo a su meta de estudiar la especialidad en Neonatología.

A todo eso se unen los temores propios de quien está a punto de terminar la etapa estudiantil, y los problemas surgidos por no vivir en la cabecera provincial. «En mi municipio, Yaguajay, no hemos podido trabajar con algunas patologías ya que en el hospital municipal Joaquín Paneca no están todos los servicios y especialidades. En nuestra estancia en esas instituciones es donde logramos estrechar los vínculos entre teoría y práctica, tan importante para nuestra profesión», comenta esta muchacha, llamada Lianna María Achán Medina.

«Además, durante la carrera no tuvimos oportunidad de trabajar en los laboratorios con piezas anatómicas, y se intensificó el estudio digital y a distancia, no tanto frente a los pacientes».

El caso de Lianna es llamativo, ¿pero resulta único en el país? ¿Cómo viven los estudiantes cubanos hoy el proceso de culminación de estudios? ¿Cuántos obstáculos enfrentan? Con estas interrogantes el Diario de la Juventud Cubana se fue a varias universidades de la nación y encontró historias…

Generación contra la COVID-19

Claudia Thalía Suárez Fernández vive en Río Cauto, en la provincia de Granma. Pronto se graduará de Licenciatura en Periodismo en la Universidad de Holguín (UHo), pero, como ella señala, han existido muchas interrupciones en sus cuatro años de carrera porque «somos la generación que se graduará después de haber vencido la COVID-19».

Ese hecho, como quiera que sea, debe aplaudirse, pues estos jóvenes debieron imponerse a la posible desmotivación por estar mucho tiempo fuera de las aulas y por llegar a la etapa final pasando por encima de situaciones muy difíciles en la beca (que incluyen la alimentación, el transporte y  la economía familiar).

Más allá de los aspectos materiales, Claudia se refiere a la Metodología de la investigación, una asignatura clave, que no siempre es vista con importancia por los estudiantes.

«Algunos obtienen buenas notas en la asignatura; sin embargo, presentan lagunas. Nosotros no somos científicos y es cierto que debemos estudiar, pero no se nos da la preparación que debe llevar el proceso de hacer una tesis», expresa.

Otra granmense, la periodista bayamesa Dayami Monges Corrales, recién salida de las aulas de la UHo, reconoce que «el proceso de culminación de estudios (examen estatal, portafolios profesionales, trabajos de diplomas) es complicado, a veces por desinterés del estudiante que prolonga la realización de las llamadas tesis u otra modalidad disponible, bien sea por falta de bibliografía o por otras razones.

«Digo disponible, porque no siempre se permite acceder a todas las modalidades de ejercicios de culminación de estudios; en ocasiones es una decisión de los departamentos que no se consulta con los estudiantes».

Dayami dice que a esto se le suman «los cambios en el diseño teórico a último minuto, las carencias de profesores, los conocimientos limitados de algunos tutores en cuanto al tema de análisis o la ausencia del tutor en un período equis y la situación socioeconómica del país; esta serie de factores juntos dificultan el desempeño del alumno».

No lejos de ese criterio está Elizabeth Estrada Morilla, también de la Ciudad Monumento, futura profesional de los medios de comunicación, quien expone que «se hace difícil culminar una carrera porque las aspiraciones y metas de los universitarios no son las mismas con las que entraron en su primer año. El momento que viven los estudiantes que quedan en las aulas, por lo menos a la hora de hacer tesis y presentarse a talleres finales, es duro, estresante».

Sin arrepentimientos

Desilusiones, migración, educandos con tiempo estrecho porque trabajan para mejorar su economía... fueron ejemplos que encontró JR en las universidades. Pero también encontró educandos prestos a derrotar cualquier adversidad.

Por ejemplo, Adrián Borges Santana, estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, cuenta que decidió abandonar su tesis de diploma por un examen final teórico-práctico.

«No me arrepiento de mi decisión, quizá fue una inmadurez; la verdad que el examen es complicado pero me permitía estudiar a mi ritmo, mantener mi trabajo en la cafetería para aportar en mi casa y no depender de nadie más. Fue un paso criticado por mi familia, mis tutores, mis amigos porque tenía una tesis adelantada, pero asumí el reto», afirma con seguridad.

Por su parte, la pinareña Lién Álvarez Batista, de 4to. año de Ingeniería Agrónoma, en la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, relata que su trabajo de diploma, una investigación relacionada con la aplicación de bioestimulantes en el cultivo de Phaseolus vulgaris (frijol común) var. Bat-93, terminó bien, pero tuvo como inconvenientes la lejanía de la zona experimental y las restricciones impuestas por los cortes eléctricos, «que afectaron, en alguna medida, la navegación en internet para la búsqueda de información actualizada en función de la discusión de los resultados».

Motores de impulso

Si el camino para los estudiantes es difícil, no menos complicado resulta para los profesores. Por ejemplo, Marta Contreras Ferrer, de la Universidad de La Habana (UH), piensa que ha sido indescriptible el trabajo como tutora.

«Aunque todos los estudiantes son hombres y mujeres mayores de edad, y no debe haber necesidad de caerles atrás, uno siente que sí, que cualquier error al final es culpa del tutor también, somos sus guías, pero también sus amigos, sus sicólogos, ese motor de impulso en los momentos de bajón, típicos en estos procesos; es una responsabilidad, una meta, y los frutos los celebramos tanto como ellos», asevera.

Algo similar plantea Ramiro Coruña Verdecia, de la propia UH, quien apunta que ser tutor implica crear un vínculo muy especial, el cual queda para la posteridad. No se olvidan las anécdotas de convivir con ellos, aconsejarlos, regañarlos sin tapujos o exigirles con rigor, pero también dialogar o compartir.

Mientras que el máster en Ciencias Adalberto Lozano Maqueira, de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, reconoció que la pandemia no solo demandó mucho esfuerzo y sacrificio de los estudiantes, sino también del claustro de profesores. Asimismo, explicó que la culminación de estudios está marcada hoy por la certificación del idioma inglés, un requisito obligatorio para los ejercicios finales.

«No deja de ser una preocupación para nuestros estudiantes. Hemos tenido bajas en el Centro de Idiomas, pero los profesores que tenemos a tiempo completo están realizando entrenamientos intensivos en las brigadas, por carreras, y eso está muy bien organizado. Se realizan al menos dos certificaciones en el mes, lo cual nos ha permitido un avance.

«En muchas ocasiones la certificación va quedando para el final de la carrera porque el estudiante aún no concientiza la necesidad, desde primer año, de autogestionar el conocimiento».

Él y otros profesores interrogados hablaron de la importancia de la Resolución 47 del Ministerio de Educación Superior, la cual, entre otros aspectos, da la posibilidad al rector (artículo 381.1) de eximir del ejercicio de culminación de estudios a los estudiantes más integrales, avalados por un trabajo relevante en la investigación, la docencia, las prácticas laborales y la defensa de los trabajos de curso.

Epílogo

A pesar de los pesares la universidad en Cuba no se detiene. Por regla, el deseo supera a las adversidades. No obstante, tendremos que seguir intentando forjar una Alma Máter más robusta, dada a la investigación y al conocimiento.

Esos factores ayudarían a que, llegado el momento conclusivo de cada carrera, el estrés disminuya. Y se pueda escribir un final con tintes de felicidad. Un final que, en definitiva, es principio de otro camino mucho más largo y difícil.

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