Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un año y siempre con nosotros (+Fotos)

Tributo a las víctimas del Saratoga y a los héroes que salieron al rescate casi al instante de la estremecedora explosión en ese hotel 

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Fueron días tristes, son días tristes. En los alrededores del Parque de la Fraternidad todavía hoy, y por siempre, sigue soplando un aire ya no enrarecido por el polvo de aquel trágico instante de la explosión, sino un aire de consternación por la incesante búsqueda de sobrevivientes o de los restos de los atrapados bajo los escombros que se extendió durante más de 160 horas.

En el corazón de La Habana todavía impacta la imagen del hotel Saratoga; y recordar cada minuto y cada hora de lo que allí ocurrió aquel nefasto 6 de mayo conmueve. Cuba guardó silencio y aún nos lastiman las 47 víctimas truncadas y nos da aliento el valor de aquellos hombres y mujeres que salieron al rescate. Un país se unió en la adversidad —como tantas veces— y tomamos fuerzas para seguir adelante, porque ellos están siempre con nosotros.

Asi reportamos desde JR hace un año el trágico suceso.

Por eso, este sábado, en nombre de Cuba, los jóvenes —también de los primeros en llegar aquel día— encabezaron el tributo a las víctimas del Saratoga y a las brigadas de rescatistas, bomberos y personal especializado que realizaron la urgente y cuidadosa labor de remoción de escombros y búsqueda de personas atrapadas, durante seis angustiosos días.

La Fuente de la India, localizada en una glorieta ubicada justo frente al lugar del siniestro, devino escenario del homenaje.
Hubo un minuto de silencio y luego las flores, las velas, el suspiro… y las lágrimas de familiares, amigos, vecinos, colegas de trabajo, integrantes de la Cruz Roja, líderes juveniles y sindicales…, y del pueblo de la capital. Hubo mucho honor y respeto. Nadie pudo esconder el sufrimiento.

Un año después del fatal accidente, la estela del dolor es imborrable, siguen frescas las imágenes del horror, la avalancha de solidaridad que se levantó, y todavía resuenan la explosión, las sirenas, las alarmas, el bullicio de una Habana que se lanzó a rescatar a sus hijos y se mantuvo en vilo. Un año después, el Saratoga es una herida que no cierra.

Una herida que no cierra

Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

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