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Una semana decisiva en el Varona

Con gran satisfacción se recuerda en la Universidad  de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona aquellos días en que se sometieron a la evaluación de la Junta de Acreditación Nacional y obtuvieron la tan anhelada categoría de Excelencia

Autor:

Margarita Barrios

«El proceso de acreditación no es un día. Son muchos los detalles que deben estar listos para presentar la solicitud de ser evaluados. Y luego esa semana en la que ocurren las indagaciones por parte de los evaluadores es muy estresante, aunque necesaria, porque lograr la categoría de Excelencia es a lo máximo que puede aspirar todo centro de Educación Superior».

Lo dice con satisfacción la Doctora en Ciencias Pedagógicas Milda Lesbia Díaz Masip, rectora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, única institución de su tipo en el país. Y recuerda que en esos días, tanto los estudiantes como los trabajadores, el claustro, los directivos y la comunidad toda estuvieron a la expectativa, pues dependía de todos obtener un buen resultado.

Hoy los retos son superiores, pues debemos mantener los niveles alcanzados, aseguró la rectora, Milda Lesbia Díaz Masip. Fotos: Roberto Suárez

Fue la evaluación de seis procesos, que concebían a la institución como un todo, dos maestrías, una especialidad de posgrado, el doctorado y la licenciatura en Química Industrial: una carrera pedagógica de ciencias técnicas, la primera de su tipo que se sometía a este proceso en el país y alcanzó la categoría de Certificada.

«En estos momentos la universidad tiene, de sus 23 carreras, cuatro evaluadas de excelencia y tres certificadas. Y este año se someten tres más a evaluación», explicó a JR Díaz Masip, y añadió que además tienen un programa de doctorado certificado que acaba de ser reevaluado y se espera que reciba una nueva categoría.

«De nuestros 15 programas de maestría, cinco están evaluados de excelencia y tres certificados;  y de las cuatro especialidades, una de ellas es de Excelencia y dos fueron certificadas», puntualizó.

Sin embargo, y a pesar de estos lauros, la Rectora asegura que hoy los retos de la universidad son superiores, pues deben mantener los niveles alcanzados: «Alinear estratégicamente todos los procesos y crear prácticas permanentes, no solo de gestión, sino de autoevaluación, un nuevo mecanismo para que el cierre de cada curso escolar termine con una autoevaluación de todos los programas, tuvieran o no la posibilidad de someterse a ese proceso, es algo que continuamos haciendo.

«En los últimos tiempos hemos tenido cambios en los planes de estudios, por ello algunas carreras no cumplen las dos graduaciones exigidas para presentarse a evaluación, pero continuamos trabajando para tener todo listo en cuanto puedan hacerlo», subrayó.

Con una matrícula de 4 226 estudiantes, más de 2 000 de ellos en curso diurno, no faltaron en las palabras de la directiva el alto compromiso social que tiene esa universidad, encargada de regir los estudios pedagógicos en el país —en el resto de las provincias hay facultades pedagógicas dentro de los centros universitarios—; además de formar los maestros de la capital y ofrecer continuidad de estudios a quienes egresan de las escuelas pedagógicas de nivel medio.

Para ello cuentan con un claustro de 595 profesores, 202 con la categoría de doctores y 262 másteres. También destaca el sistema de posgrados, necesario para actualizar conocimientos y preparar mejor a quienes tienen la responsabilidad de asumir las aulas, así como responder a las necesidades de estudiantes foráneos que vienen a nuestro país en busca de mejores prácticas para sus centros escolares.

Con voluntad de servir

Una de las labores que destaca en el Varona es el Centro de entrenamiento de habilidades básicas para niños con trastornos del neurodesarrollo. Según explicó la Doctora Caridad Hernández Pérez, asignada al frente del proyecto, esta investigación tiene muchos años de estudio y validación, y ahora se completa con los videojuegos para mejorar la lectura y las matemáticas.

«Contamos con un laboratorio, gracias a la colaboración con el Centro de Neurociencias y los ministerios de Educación y Salud Pública, donde se han desarrollado diversas tesis de maestría y doctorado, y además permite que estudiantes de pregrado hagan cursos optativos y propios, sobre todo aquellos que cursan las especialidades de Infantil, Prescolar, Especial y Logopedia.

«Estas investigaciones tienen un doble valor, porque son importantes para los estudiantes con estas dificultades educativas y también porque fortalecen los conocimientos de quienes se forman como maestros en el área de la educación infantil».

—¿Qué resultados tienen de estas investigaciones?

—Las ponemos al servicio de que el país tenga cada día una educación más inclusiva y equitativa. Esos alumnos que no aprenden por sí solos, sino que necesitan una atención superior porque tienen un daño biológico, pueden desarrollarse mejor con estas técnicas.

«Permite corregir desde temprano esas desviaciones en el desarrollo del aprendizaje y el comportamiento, y constituyen una ayuda importante para los maestros y para las familias.

«Tenemos evidencias de que, con estas técnicas, hay un cambio a nivel cognitivo, y constituye una alternativa no farmacológica —por lo regular estos niños son medicados— para atender esos trastornos del desarrollo. Además, reflejan la necesidad de las relaciones interdisciplinarias, como es la utilización de las altas tecnologías en el diseño de los videojuegos, a cargo de la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Avanzados.

Paseo por la historia natural

También apegado a la ciencia y con una especial vocación de servir está el Museo Escolar de Historia Natural Antonio Núñez Jiménez, el cual permite acercar a estudiantes de diversos centros escolares a esas áreas del saber.

«El museo cuenta con varias salas, Astronomía, Geología y evolución del planeta son algunos de los aspectos por los cuales se motivan los alumnos cuando visitan el lugar. La profundidad de la explicación depende del grado escolar», explica Jean Robaina Sánchez, uno de los especialistas.

«Contamos con materiales donados por la fundación La Naturaleza y el Hombre. Hay piezas aborígenes, arte rupestre, fósiles, minerales... muchos elementos que despiertan el interés de los estudiantes y permite la realización de tesis de pregrado y posgrado de nuestros futuros maestros y profesores», detalló.

La riqueza natural de Cuba puede ser comprendida mejor por los estudiantes gracias a las explicaciones de los especialistas. Fotos: Roberto Suárez

El museo forma parte del Centro de Estudios de Educación Ambiental-Gea, que incluye además el Gabinete de Educación Ambiental, la Cátedra de Educación Energética, un aula especializada y la Cátedra Honorífica Alejandro de Humboldt, todo un trabajo que lleva a la universidad más allá de sus muros.

Es ese el precepto con el que trabajan los centros de Educación Superior del país, y del cual es ejemplo el Varona: la gestión fundamental de formar y elevar conocimientos en los profesores que tienen en sus manos la semilla del futuro de la nación.

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