Asiel asegura que el intercambio con la población es esencial. Autor: Freddy Pérez Publicado: 20/03/2023 | 09:13 pm
SANTA CLARA, Villa Clara.— Lo proclama el joven Asiel Aguada Barceló, presidente del Consejo Popular Sakenaf-Caracatey, de esta ciudad: el delegado tiene que parecerse a su gente y saber la esencia de cada familia.
«¿Para qué? Es imprescindible: cada una posee sus características, maneras y modo de actuar. ¡Oiga! Como los barrios tampoco resultan homogéneos, entonces uno, cuyo bregar debe estar pegadito al sentir de su gente, de sus preocupaciones y anhelos, para ayudarles, tiene que dominar la mejor manera posible de relacionarse. Unos son más calmados, propensos al diálogo y comprenden las situaciones más rápido, mientras otros pueden ser exaltados, desesperados, les cuesta mayor tiempo comprender…
«¿Lo que más me molesta? Batallar contra una situación y comprobar que no se resuelve cuando sé que depende básicamente más de decisiones que de recursos, y comprobar cómo algunos servidores públicos, administrativos, obvian un debido acompañamiento a la comunidad, aun cuando las entidades, bajo su responsabilidad, inciden en una afectación o son las responsables directas.
«¡Imagínese! Para colmo tenemos directivos que jamás tienen tiempo para atender al delegado, y mucho menos para ir al barrio a compartir con la gente. Están como paralizados... y esos abundan. Cierto que los hay también vanguardias en la atención a sus representantes. En este municipio destacan Comercio, la Empresa Eléctrica, la del Pan, la comercializadora de combustibles, que siempre encuentran un momento para hacerlo. Pero falta, por ejemplo, un debido acompañamiento por parte de la dirección municipal de Acueducto, siendo el abasto de agua uno de los principales problemas acá, junto a las comunicaciones y el fondo habitacional de la zona 187, calificado de malo.
«¿Qué cómo interpretan las personas esa realidad? Nuestra población es sabia y quiere interactuar, más allá del presidente del Consejo y del delegado, con los directivos administrativos de su entorno. ¿Y qué lo impide?
«Ahora mismo nuestro Presidente acaba de afirmar que incluso se va a planificar para que los diputados, además de sus sesiones en el Parlamento, mantengan un mayor intercambio con los habitantes de las comunidades y compartan su vida social. Entonces, ¿cómo la estructura de dirección administrativa de los municipios puede seguir fallando en ese aspecto vital?
«¿Sabes? La cooperación de la administración no debe ser, simple y llanamente, “resolver el problema”, sino apoyar con su presencia en la comunidad: una manera de actuar beneficiosa para fortalecer la autoridad del delegado, mostrando así que se le hace caso.
«¿Que si se han resuelto problemas en mi consejo? Sí, se ha hecho, con el esfuerzo colectivo, una lavandería comunitaria, una facultad obrera, un bosque, sitiales históricos y otras obras sociales encaminadas a elevar la calidad de vida. Tampoco estamos inmóviles.
«¿Que me crecí en el enfrentamiento a la pandemia? Para todos resultó un momento muy dramático por el fallecimiento de valiosos compañeros. Había que esmerarse en la organización y actué de la manera que me correspondía como delegado de las personas que han depositado su confianza en mí.
«¡Oiga! Creo que el delegado del Poder Popular no solo está para resolver problemas materiales. Muy trascendente resulta saber interiorizar cuándo la gente necesita un abrazo, un reconocimiento, o si está pasando un mal momento... Y, sobre todas las cosas, darles el valor que necesitan y se merecen.
«Toda persona es importante. Llevo adelante un programa orientado a la transformación positiva del entorno, que más allá de hacer acciones constructivas tiene al ser humano en el centro de atención y prioriza su vinculación e incorporación a la sociedad. Se titula Trabajar en lo grande y lo pequeño, Por amor a mi terruño y Mi corazón late por ti.
«¿Que cómo fue mi elección? Integraba un grupo de trabajo comunitario y Beatriz Reyes, una compañera, realizó la propuesta. Según ha contado lo hizo por mi juventud, por el compromiso que profesaba por la comunidad y mis deseos de trabajar. Eso fue hace cinco años para la elección de circunscripción. Confieso que tenía cierto miedo porque desconocía plenamente lo que iba a enfrentar. Presentía que por sus complejidades no sería fácil, y la vida me lo demostró.
«¿Que si era la primera vez que iba a asumir una responsabilidad? De esta magnitud sí, pero cuando trabajaba en el policlínico docente Chiqui Gómez ocupé el cargo de secretario del Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas del centro, y asumí igual responsabilidad en el hospital Arnaldo Milián. Después integré el Comité Municipal de la UJC como cuadro profesional.
«¿Cómo? ¡Pero, ¿cómo?! ¿Que te exprese lo que me molesta de mis electores...? ¡Sí, solo eso: la realidad de determinadas áreas de la comunidad que pudieran aportar más al desarrollo del barrio ¡y no lo hacen!