Como una contribución a la protección de los medios de vida de los productores de las áreas más dañadas tras el azote del huracán Ian en el occidente cubano, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con apoyo financiero de Bélgica, realizó un donativo de 500 000 dólares, destinados a la adquisición de techos para la rehabilitación de 30 naves avícolas, que beneficiará a 2 380 personas en los municipios Pinar del Río, Viñales, La Palma, Los Palacios, Consolación del Sur, San Juan y Martínez y San Luis, más Bahía Honda, Candelaria y San Cristóbal (estos tres últimos de Artemisa).
En un texto divulgado por la FAO en La Habana, se informa que también ese aporte favorecerá el aumento de la disponibilidad de huevos en las comunidades y el consumo de proteína animal, lo cual apoyará el mejoramiento de la nutrición y la salud de 1 425 000 personas (285 000 hogares), incluidos niños menores de cinco años, mujeres embarazadas y lactantes.
Marcelo Resende, Representante de la FAO en Cuba, señaló que aun cuando estos recursos son insuficientes para la rehabilitación de la producción local de alimentos en las zonas dañadas, brindan un buen impulso para lograr impactos importantes como parte de la respuesta del sistema de las Naciones Unidas y su Plan de Acción.
El funcionario, quien recorrió el pasado mes de octubre algunos de los municipios de Pinar del Río más afectados por el huracán Ian, para brindar apoyo técnico en la recuperación, subrayó que el donativo mencionado complementa otros recursos movilizados provenientes del Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA.
El interés de este aporte es apoyar la rehabilitación de la rama agrícola y la protección de los medios de vida de los productores pues, a pesar de las medidas tomadas por el Gobierno para cosechar temprano los cultivos existentes y evacuar el ganado, el evento meteorológico causó pérdidas significativas en varios sectores, así como en las instalaciones de almacenamiento, comercialización y procesamiento, limitando la disponibilidad y el acceso a los alimentos.