Cada una de estas mujeres hacen de su experiencia personal el aprendizaje para todas y ayudan con su iniciativa a la transformación social en el barrio. Autor: Roberto Suárez Publicado: 20/08/2022 | 07:28 pm
Son guerreras, incansables, tenaces, enérgicas. También son sensibles, humildes, soñadoras. Cada día se levantan con el propósito primero de contribuir a que su territorio florezca, crezca y, por consiguiente, sus vidas.
Anhelan aportar en cada gesto, en cada idea, en cada iniciativa una solución de avanzada que les ofrezca beneficios a todos. Son mujeres con historias de vida en las que el dolor y el sufrimiento les han dejado huellas inolvidables, pero que ante todo han encontrado la fuerza para seguir viviendo, porque se han dado cuenta de que son imprescindibles.
Foto: Roberto Suárez
Pertenecen al proyecto de desarrollo local Clave: constructora y productora de materiales de la construcción, con sede en el capitalino municipio de Cerro, y cada una hace de su experiencia personal el aprendizaje para todas, cada una logra que las demás dejen a un lado desmotivaciones y pesimismos para, juntas, convertir las necesidades en recuerdos del pasado.
Con el pueblo todo
Leticia Santacruz Pérez. Foto: Roberto Suárez
«Si no involucras al pueblo no se transforma el entorno, ni la comunidad ni la familia. Mientras más personas estemos unidas más rápido lograremos un cambio y mayores serán los beneficios.
«Las mujeres somos fundamentales en la búsqueda de las soluciones, en los procesos de transformación y en cada iniciativa que, desde el ámbito familiar, pueda trascender al nivel social. Con nosotras hay que contar, y hemos demostrado que somos capaces y comprometidas.
«En 2006 perdí mi casa y desde entonces vivo albergada. ¿Cree que por esa razón iba a encerrarme en una ostra y no contribuir a una mejora de mi municipio, de mi provincia, de mi país? Todo lo contrario. Tuve una labor intensa décadas atrás como promotora de salud en el consejo popular Pilar-Atarés, en Cerro, y trabajé como coordinadora nacional de la línea de mujer como parte del trabajo de prevención del VIH/Sida.
«Impulsé el proyecto social Afrodita, que combinaba belleza y salud, con el apoyo de las Naciones Unidas, y aproveché mi espacio en la peluquería donde trabajaba para divulgar la información relacionada con esta temática.
«En este proceso de desarrollo del proyecto me percaté de la violencia doméstica que sufrían muchas de las mujeres que asistían y decidí entonces concebir otro proyecto: Prevención de la violencia de género: una respuesta efectiva al VIH, contando nuevamente con el apoyo de Naciones Unidas.
«Fueron muchas las historias desgarradoras que conocí que padecían no pocas mujeres en mi entorno y me sentí con el deber de ayudarlas, de salvarlas. La mayoría padecían violencia doméstica derivada de una dependencia económica total de sus parejas, y esa fue mi primera línea de trabajo.
«Surgió en 2015 el proyecto CASI (comunidades amigables, seguras e inclusivas) con el objetivo de empoderar a la mujer desde gestiones económicas que las acercaran a oficios no tradicionales de su género como la albañilería, la mecánica, la electricidad, entre otros, y a través de la capacitación y la oportunidad que recibieron, crecimos. Por eso, presentamos CASI como un proyecto de desarrollo local, con sus subproyectos de emprendimiento, entre los cuales figura CLAVE.
«Hoy no hemos podido, a pesar de nuestros esfuerzos y resultados, fungir como un proyecto de desarrollo local porque carecemos de espacio para ello. No comprendemos que si en el marco de lo legislado hemos identificado espacios en el territorio con más de 20 años en desuso y con potencial para ser utilizado con fines progresistas, hoy no podamos acceder a ninguno de ellos porque no todos los directivos del territorio conocen lo establecido y, lejos de facilitar el proceso, lo entorpecen o enlentecen.
«En busca de las alianzas necesarias con determinadas instituciones nos hemos encontrado con personas ubicadas en cargos importantes que desconocen la legislación y sus procesos de implementación. Es necesario sensibilizar a los decisores de nuestros entornos para que estas nuevas formas de gestión encuentren el apoyo que necesitan, porque tendrán un impacto significativo en el desarrollo del país como lo han tenido en las vidas personales de cada una de las mujeres que lograron salir de sus ciclos de violencia al decidir ser útiles para ellas mismas y la sociedad.
«Si en cada proyecto que surge participan familias de entornos vulnerables, es ahí donde se puede lograr un cambio social porque es el pueblo haciendo por ellos mismos. Nos ha costado mucho por ser mujeres, por ser empíricas, pero no nos rendimos, seguimos trabajando…». (Leticia Santacruz Pérez, creadora y coordinadora del proyecto CASI y vicecoordinadora primera del proyecto Clave)
Sí podemos ser fuertes
Evelin Columbié Lala, vicecordinadora primera. Foto: Roberto Suárez
«La violencia tiene muchas caras. Yo sufrí durante 11 años de mi vida de aquella que es verbal, sicológica, emocional y, ante todo, económica. Mi pareja me aisló de mi familia y de mis amistades. Los gritos, los insultos, los maltratos, la coacción... aumentaban día a día. Demasiados celos y mucha inseguridad tenía él, y aunque nunca llegó a la violencia física o sexual, viví un infierno que jamás podré olvidar y no se lo deseo a ninguna mujer.
«Un día decidí liberarme de esa relación que me hacía daño y, sobre todo, le hacía daño a mi hija. Ella estaba creciendo y veía a su padre maltratar a su madre. Por eso decidí comenzar una nueva vida. Me incorporé al proyecto en enero, primeramente para demostrar que las mujeres sí podemos ser fuertes y salir adelante para comenzar una nueva vida.
«A Leticia se acercan muchas mujeres que como yo fueron víctimas de violencia y con nuestro testimonio y nuestra labor social ayudamos a otras a prepararse para la vida futura y ganar su propio desenvolvimiento económico». (Evelyn Columbié, 31 años de edad)
Ayudar a otros me motiva a vivir
«Desde que en 2013 tuve una isquemia cerebral, me propuse restablecerme y encontrar motivaciones para mi vida que me obligaran a ocuparme de otras personas, de resolver situaciones diversas, para no caer en el ciclo de la depresión o la inutilidad.
«Trabajo con Leticia desde 1996 en sus proyectos, ha sido muy bueno para mí y tengo muchas expectativas. Me interesa defender la responsabilidad social y las tradiciones del territorio, el concepto de educación popular, el desarrollo local, la creatividad y el potencial de hombres y mujeres en los barrios, con el que se pueden lograr las grandes cosas que necesitamos». (Ana Caridad Santacruz Pérez, gestora de comunicación y capacitación de los proyectos CASI y CLAVE)
Desarrollo local: en las esencias de un país
Yismay Alfonso Marín, cordinadora general, constructora y productora de materiales de la construcción. Foto: Roberto Suárez
«Encontré en Clave la superación que necesitaba y el reto de asumir un oficio no tradicional para las mujeres, en el que me he propuesto ser mejor cada día. Ya no dependo económicamente de nadie, la historia de mi vida es otra.
«Con esta nueva gestión económica que ha surgido, me siento identificada, porque ayudar en la sociedad para que exista una mejor calidad de vida, para que el territorio sea más bello, para que estemos más capacitados, es pensar en todos y no en uno mismo.
«Tengo fe en que podemos salir adelante, aunque tengamos una situación tan difícil en estos momentos. Estoy dispuesta a trabajar arduamente y quiero involucrar a otras personas, mujeres como yo que tanto han sufrido, para que puedan asumir su vida de otra manera.
«Además de ofrecer servicios de construcción, tenemos la intención de abrir una minindustria donde fabriquemos los materiales. Pensamos hacer losas de decoración, de cerámica, bloques, entre otros, pero esperamos por una buena gestión del municipio para desarrollar esta iniciativa.
«Es importante que los decisores en los diferentes niveles en cada territorio les tengan fe a los proyectos de desarrollo local para que cada municipio y, por supuesto, el país, puedan crecer. Cuenten con nosotras. Las mujeres podemos lograr grandes cambios. (Yismay Alfonso Marín, 34 años, titular y coordinadora general de Clave)