Reconoce el derecho de abuelas, abuelos y otros parientes consanguíneos, afines y personas afectivamente cercanas; y de niñas, niños y adolescentes a una armónica y cercana comunicación entre ellos en el entorno familiar. Autor: Adán Iglesias Publicado: 12/03/2022 | 10:26 pm
Hace más de un mes las noches de muchos cubanos están cobijadas por la consulta popular del Código de las Familias. Ese hogar grande que es el barrio debate los puntos más favorables y controvertidos de la norma jurídica, que toca aspectos sensibles de nuestra vida privada y busca proteger todas las expresiones de diversidad familiar a partir de principios de igualdad, no discriminación y dignidad humana.
Desde sus primeros artículos se evidencia que no viene a imponer modelos ni limita los derechos de algunos para otorgarlos a otros. Este texto emancipador y socialista reconoce, protege y garantiza derechos individuales y colectivos, y a su vez fortalece la responsabilidad de los lazos de parentesco y pareja desde el punto de vista emocional, educativo y formativo.
Datos divulgados en una reunión para evaluar la marcha del proceso de consulta hasta el 20 de febrero último, revelaban que el mayor número de propuestas procesadas corresponden a temas relacionados con el matrimonio, la adopción, el orden de los apellidos, la responsabilidad parental, la gestación solidaria y la discriminación en el ámbito hogareño.
Quizá por ello en ese encuentro el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, habló de evitar improvisaciones y chapucerías en las asambleas y enfatizó que entre todos tenemos que lograr la mayor comprensión, la mayor preparación y, por supuesto, la participación activa en todos los espacios de la sociedad. Y eso debemos tomarlo muy en cuenta, cuando nos queda casi el 50 por ciento de las reuniones por realizar.
Lo que hoy acontece en el país es otra oportunidad de aprendizaje, un nuevo ejercicio de genuina democracia, y como ha dicho Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas y una de las integrantes de la comisión redactora, existirán opiniones positivas, otras negativas, algunas personas tendrán dudas y otras querrán profundizar, pero esa multiplicidad de perspectivas, será también una forma de crecimiento.
Y tiene que ser así, porque nadie puede olvidar que este amplio y abarcador texto se redacta pensando en el presente y también en el futuro. «Este ante todo va a ser el Código de los jóvenes, de las familias que están construyendo, formando, en nuestra sociedad… y para los que ya peinamos canas va a ser el Código que nos va a proteger la vejez, que nos va a proteger en un grupo de relaciones. Por lo tanto ese carácter humanista es esencial».
Esa certeza compartida por el mandatario cubano en una consulta popular en Guantánamo deja claro que los ciudadanos deben sentirse identificados con este proceso y con la futura legislación, porque se están definiendo temas que marcarán la vida de muchos cubanos, y se «aspira a romper esquemas y abrir la posibilidad al sueño colectivo de vivir en un ambiente de felicidad, respeto y amor».
Casi dos meses quedan para seguir abrazando la consulta popular. Por eso, antes de acudir a ella, es conveniente estudiar bien cada detalle y no dejarse llevar por verdades a medias, tergiversación de ideas o reiteración de mentiras, que solo tratan de confundir y crear opiniones desfavorables para empañar la hermosa obra por la que estamos apostando para nuestras familias.
Sitúa el amor, el afecto, la solidaridad y la responsabilidad en lo más alto de los valores familiares.
Fortalece la responsabilidad familiar desde el punto de vista emocional, educacional, formativo y económico en la atención a sus miembros.
Protege la maternidad y la paternidad y la promoción de su desarrollo responsable en sinergia con el respeto a los derechos de niñas, niños y adolescentes en el ámbito familiar, teniendo en cuenta su interés superior y autonomía progresiva.
Potencia la autodeterminación, preferencias y la igualdad de oportunidades en la vida familiar de las personas adultas mayores y aquellas en situación de discapacidad.
Impulsa la protección en la herencia de quienes se han desempeñado como cuidadores familiares.
Expresa el derecho a una vida familiar libre de violencia en cualquiera de sus manifestaciones y presenta fórmulas protectoras frente a estas situaciones, como la imposibilidad de ejercer la guarda y cuidado o tener limitada la comunicación con hijas e hijos, la privación de derechos sucesorios a quienes incurran en ella, entre otras.
Protege a los adultos mayores al permitir revocar las donaciones otorgadas a favor de quienes con posterioridad a recibir los bienes, mantienen un comportamiento ingrato hacia el donante.
Potencia la igualdad de género en el espacio familiar, fortaleciendo la corresponsabilidad para el desempeño del trabajo doméstico y de cuidado.
Amplía las variantes del régimen económico del matrimonio para lograr mayor autonomía de los cónyuges en la decisión más favorable a sus intereses.
Suprime la incapacitación judicial y la tutela de las personas en situación de discapacidad, reconociendo el derecho humano a ejercer la capacidad jurídica por sí, o con la ayuda de apoyos.
Desarrolla las posibilidades de solución armónica de conflictos a través de la mediación o la conciliación.
Fortalece el papel del Tribunal ante los litigios familiares; las competencias de la Fiscalía, la presencia de estos asuntos en el ámbito notarial y la responsabilidad del Ministerio de Justicia en la defensa y protección de las personas en situación de vulnerabilidad en el ámbito familiar.
Brinda soluciones a los conflictos transnacionales que se deriven de las migraciones o de las relaciones entre personas cubanas y extranjeras.