Un adolescente abrazaba la enseña nacional contra su pecho Autor: Yarko Hernández Publicado: 15/11/2021 | 02:47 pm
Suele suceder que los inicios resultan inolvidables. Y los reinicios también. Basta con verlos marchar temprano hacia las escuelas o los círculos infantiles para saber que su vida social, puesta en pausa durante tantos meses, vuelve a retomarse.
No han sido pocos los temores, sobre todo porque nuestros infantes componen uno de los grupos etarios más afectados por el distanciamiento pandémico, en una etapa donde el juego y la interacción con otros niños y niñas resulta imprescindible para su desarrollo y felicidad. Por eso no sería extraño que alguno dijera, al plantearle la noticia del retorno a las aulas, que prefiere el confinamiento.
Foto: Enrique González Díaz
Ahora habrá que ayudarlos a readaptarse, crear un clima de confianza y optimismo, y mostrarles que pueden seguir protegiéndose mientras vuelven a estudiar. Cada pequeño es distinto y, de acuerdo con sus necesidades y capacidades, la familia, de conjunto con la institución educativa, deberá estar atenta para apoyarlos en cuanto precisen.
Foto: Enrique González Díaz
De todas formas, lo que vimos en las calles en la mañana del lunes fue alegría infantil, choques de puños, abrazos que no pudieron contenerse a pesar de los consejos familiares, escuelas engalanadas con motivos de cubanía para darles la bienvenida a los promotores de la risa y el entusiasmo por aprender.
Foto: Enrique González Díaz
Hubo quien preparó, sin aceptar ayuda, mochila y uniforme desde la noche anterior; y también quien debió usar camisa y short alternativos porque el estirón, después de tantos meses en casa, le sorprendió con una talla más que la usada la última vez que se vistió «de escuela».
Una imagen, entre todas las que circularon en redes sociales, captó lo que significa para Cuba este retorno a las aulas: un adolescente, vestido con uniforme de secundaria básica, abrazaba la enseña nacional contra su pecho, justo antes de desdoblar cuidadosamente la forma triangular en que se guarda la bandera, para izarla.
Foto: Abel Rojas Barallobre
Esa tricolor, ondeando en cada escuela, es una de las razones por las que se debe defender la paz de la nación, no solo para nuestros niños, sino para los cubanos todos. Y aunque en una parte del país este lunes amaneció con nubarrones grises, en un día tan alegre, de uniformes, reinicios y esperanzas, todos llevamos el sol en el corazón.
Vuelve la vida a las escuelas en Ciego de Ávila
Por Luis Raúl Vázquez Muñoz
CIEGO DE ÁVILA.— Unos ojos —bien fijos, sonrientes, llenos de picardía— miran directo a la cámara. El pelo rebelde termina en unas mejillas pecosas y rosadas, llenas de vida. Esos bajan a la mochila, encuentran lo que buscan y la niña se vuelve. Delante de ella está la maestra, Dania Jorge Laredo, una sobreviviente de la COVID-19.
Dania es maestra de Humanidades de quinto grado en la escuela primaria Águedo Morales Reina, en Ciego de Ávila. Delante del aula, por cuyas ventanas se filtra el fuerte resplandor del sol de la mañana, ella saluda al grupo.
Culminado sus ciclos de vacunación contra la COVID-19, los centros avileños completaron su matrícula en clases. Foto: Luis Raúl Vázquez Muños
Las niñas y los muchachos están sentados uno por mesa. Uno de ellos, corpulento, saca incesante su pomo de desinfección, riega el líquido y se frota las manos con insistencia. Al frente, la voz de la profesora se oye a ratos temblorosa y se sostiene las manos mientras habla.
«Me dio muy fuerte —nos dice después en la puerta, en un aparte—. Me dejó secuelas en los pulmones y a rato tengo estos temblores; pero estoy aquí».
Después del saludo, sus primeras palabras son para preguntar por las teleclases y hablar de los contenidos.
«Grabé muchas en casa —dice a sus muchachos—. Me gustaron la manera en que presentaron los contenidos. ¿No les gustó la música que ponían? Hay cosas nuevas… (Varias voces pronuncian un sí, una niña hace un comentario de lo que vio). Ahí están, por si hace falta copiarlas».
A las aulas en Ciego de Ávila retornaron más de 28 mil pequeños de prescolar a quinto grado. Foto: Luis Raúl Vázquez Muñoz
Minutos antes había terminado el acto de reinicio del curso escolar. La Águedo Morales Reina fue la sede central de la celebración en el territorio. Este centro fue uno de los 243 que abrieron sus puertas para 28 300 pequeños este 15 de noviembre, con el reinicio presencial de las clases en los niveles de preescolar a quinto grado.
En total son 66 948 estudiantes de todos los niveles y sistemas de enseñanza del Ministerio de Educación, los que hoy se dirigieron a clases en 401 instituciones educativas en Ciego de Ávila.
Meses atrás, esos locales estaban vacíos, silenciosos, cerrados. Aulas en penumbras, casas en sus alrededores también en silencio, con carteles de aviso por la COVID-19 o con noticias malas en el barrio.
Ya hoy eso es un recuerdo. Aquella quietud contrasta con el bullicioso de esta mañana, con la fila de niñas y niños en uniformes, de madres despidiéndose. Es, sencillamente, el regreso a la vida. Dania lo sabe. Cuenta que en su casa fueron seis las personas enfermas. Pero con la música del inicio de curso aún en los oídos, ella dice: «Ya eso no es importante». Abre los brazos, señala al aula y confirma: «¡Estamos vivos!».
Al reencuentro con el saber
Por Odalis Riquenes Cutiño
SANTIAGO DE CUBA.— Un amanecer de reencuentros, colores y alegría fue el de este 15 de noviembre en la provincia indómita, donde con la seguridad de estar inmunizados, 168 083 educandos de todas las enseñanzas retornaron a sus planteles para dar continuidad de forma presencial a las actividades docentes del curso 2020-2021.
La escuela Boris Luis Santa Coloma fue el escenario elegido para la celebración del retorno a las aulas. Foto: Miguel Rubiera Jústiz/ACN
«Extrañábamos los amigos, los maestros, las clases, las actividades culturales y deportivas… Hoy somos niños felices, pues ya recibimos la tercera dosis de la vacuna Soberana y emprendemos con alegría el camino del saber», dijo Jessica Álvarez Lara, alumna de quinto grado de la escuela Boris Luis Santa Coloma, en la Ciudad Escolar 26 de Julio.
Y justo en ese emblemático centro, ubicado entre los muros de la otrora fortaleza del Moncada, asaltada el 26 de julio de 1953 para dar inicio a la última etapa de la gesta independentista cubana, tuvo lugar la celebración por el ansiado retorno, con la que también quedó inaugurada aquí la Jornada por el Día del Educador, que se extenderá hasta el 22 de diciembre y conmemorará el aniversario 60 de la histórica Campaña de Alfabetización.
« Hoy recibimos la continuidad del curso escolar con más lealtad a la Revolución. Coloco en ustedes la felicidad de mi hijo y el derecho a exigirnos para seguir construyendo andares seguros mientras crecen, aprenden y siguen concibiendo su futuro, ratificó en nombre de las familias santiagueras Yamilka Rodríguez.
Ante la presencia de las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en Santiago de Cuba, la joven madre reafirmó a quienes apuestan por revoluciones de colores, que nuestra realidad tiene hoy una única combinación: el color de la Patria.
Al acto asistieron las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en Santiago de Cuba. oto: Miguel Rubiera Jústiz/ACN
La directora provincial de Educación, Rosa Álvarez Fundichely, precisó que con total cobertura docente las clases se retoman desde la primera infancia, y se dará prioridad a la adecuada organización escolar y el estricto cumplimiento de los protocolos higiénico-sanitarios, en aras de garantizar la salud de los infantes y concluir el curso con disciplina y calidad.
En la ceremonia, expresión también del arte que se fomenta y despliega desde los centros educacionales, fueron reconocidos docentes y trabajadores del sector destacados en el enfrentamiento a la pandemia.
Fue este el mayor acontecimiento de la jornada en una ciudad que hoy llenó de música, flores, libros y banderas sus principales plazas y arterias, anunció a ritmo de conga que sus instalaciones turísticas están listas para el reinicio de sus operaciones y, con su estirpe indómita y sonora, se apresta a la reconquista de su cotidianidad.