Los principales daños en las viviendas se localizan en cubiertas ligeras. Autor: Periódico Guerrillero Publicado: 28/08/2021 | 10:10 pm
Fueron las ocho horas más largas del mundo desde que Ida, huracán categoría I de la escala Saffir Simpson, tocara tierra pinera al filo de las 2:00 p.m. de este 27 de agosto hasta que abandonó Pinar del Río por Viñales, dejando una estela de daños en la foresta, algunas viviendas, la agricultura y el sistema de distribución de electricidad.
El impacto era inevitable: especialistas del Centro de Pronósticos del país anunciaron su ruta desde que era tormenta tropical: atravesaría ambos territorios, afectando también con sus bandas nubosas la provincia de Artemisa y la capital.
Incluso, antes de decretarse la fase de Alerta por el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, los Consejos de Defensa municipales se activaban para puntualizar los planes de reducción de riesgos y vulnerabilidades y recorrían zonas vulnerables.
Pero Occidente tiene experiencia en lidiar con eventos hidrometeorológicos y no olvida a Gustav, huracán categoría V que nos devastó en agosto de 2008, al punto de que Fidel lo comparó con un golpe nuclear por su efecto.
A la espera
Con la celeridad de quien sabe la fuerza que puede desatar un fenómeno natural de esa magnitud, desde el jueves se había indicado desagregar los recursos de los puertos sureños, acopiar alimentos listos para el consumo, extender el horario de venta de la canasta familiar y convocar a todos a proteger sus pertenencias y los recursos de la economía.
Otra medida para mantener a las personas alejadas del peligro fue la evacuación en casas de familiares y amigos en Isla de la Juventud, y en centros habilitados los demás, atendiendo a la crítica situación epidemiológica. También se cerraron el viernes las unidades de Gastronomía y Comercio y cesó la transportación pública.
El habitual pase de revista a riesgos esperables arrojó en el Municipio Especial que de sus 14 embalses, seis estaban vertiendo y tres al 99 por ciento, según reporte de Yaisel Cobarrubias, delegado de Recursos Hidráulicos en el territorio.
Luis Sánchez, jefe del Centro de Pronósticos pinero, advirtió sobre posibles inundaciones debido a la saturación de los suelos, ya que este agosto ha superado al 107,4 por ciento la media histórica de precipitaciones locales (193 mm).
Para Artemisa el agua de Ida no vino mal. Dos de sus embalses están vertiendo y otros 11 aumentaron su volumen. La provincia logró retener 12 766 hectómetros cúbicos de agua gracias a las precipitaciones del viernes, explicó en Facebook Niurka Rodríguez, directora provincial de Recursos Hidráulicos.
Azote al Sur
Desde la mañana de este viernes, no solo la televisión y las redes daban información del huracán: el cielo también lo hacía con unas gigantes nubes grises desde horas de la mañana. La electricidad cesó en los tres territorios en cuanto los vientos superaron los 60 kilómetros por hora, y todo lo que le quedaba para monitorear el fenómeno era mirar por las ventanas: lluvias intensas al punto de parecer una cortina en forma de remolino,árboles danzando, un zumbido ensordecedor, puertas amenazando con saltarse las bisagras, perros ladrando por miedo y los celulares cada vez con menos carga.
En comunicación telefónica con el centro de pronósticos pinero se supo que la mayor racha de vientos registrada fue de 124 km/hora, en la estación de La Fe, y mucho después de salir Ida al mar persistían las lluvias y los vientos huracanados.
Al filo de las 4:00 p.m. la primera secretaria del Partido en la Isla de la Juventud, Zunilda García Garcés, alentaba desde su cuenta en Facebook a mantenerse en las casas y no confiar en la aparente calma, pues en esos momentos el ojo de Ida pasaba por La Fe, comunidad ubicada a 18 kilómetros de Nueva Gerona.
Poco a poco, la lluvia fue mermando, y así también la fuerza de los vientos: Ida abandonaba territorio pinero dejándolo saturado, sin corriente y en la incertidumbre, hasta que empezaron a llegar los primeros reportes de daños.
Minutos después del escampado final se conoció que el 98 por ciento del sistema eléctrico sufrió daños, había 18 postes caídos y solo contaban con el servicio el hospital local, unas 400 viviendas y las instituciones con grupos electrógenos de emergencias.
Al Centro de Gestión de Riesgos y Desastres de la Defensa Civil de Nueva Gerona llegaban también informes sobre afectaciones en la agricultura, así como en cubiertas y ventanales de viviendas, centros de educación y bodegas.
La electricidad comenzó a restablecerse desde la propia noche del viernes. El sureño poblado de Cocodrilo recuperó rápido el servicio y en el resto del territorio se trabajaba en las líneas de distribución, en la medida en que la población colaboraba con la limpieza y eliminaba árboles y ramas caídas.
Danny Vega Andarcio, coordinadora de Programas y Objetivos del Consejo de la Administración Municipal, informó que en los consejos populares activaron oficinas de trámites para agilizar los procesos de diagnóstico y contabilización de daños con participación de técnicos de la Vivienda, directivos de la comunidad y las organizaciones de masas del barrio.
Húmedo aniversario
Para el pueblo artemiseño, la derecha de Ida era un amargo recordatorio, justo a 367 días de la tormenta tropical Laura. En las redes sociales se comentaba que el viento más fuerte estuvo en San Cristóbal, pero la estación de Bahía Honda registró rachas máximas de hasta 141 kilómetros por hora.
Aunque no hubo una afectación grande, casi todos los circuitos sufrieron averías, informó Martín de la Concepción Cordero, director provincial de la Empresa Eléctrica. A las 7:00 p.m. del viernes toda la provincia quedó apagada, y casi 24 horas después solo la mitad había recuperado el servicio, con prioridad para los circuitos de los hospitales.
También las telecomunicaciones sufrieron daños. Unos 5 521 clientes de telefonía fija, 33 sitios wifi y más de 20 radiobases estaban afectadas, algunas por fallos de corriente, explicó Yury Vargas, director de Etecsa en el territorio.
Entre Ida y Pandemia
Pinar del Río recibió al huracán en medio de un contexto epidemiológico crítico a partir del incremento de casos confirmados en los últimos 15 días, y aun bajo lluvia, vientos y apagón se mantuvo la vitalidad de los servicios en los hospitales provinciales y los de campaña habilitados para la atención a pacientes enfermos de COVID-19.
Las principales afectaciones en viviendas se dieron en los municipios de Los Palacios, La Palma y Consolación del Sur, los cuales se mantenían en parte sin electricidad al caer la tarde del sábado, al igual que Minas de Matahambre, pero hay 13 brigadas en función de restablecer el servicio.
En la agricultura, los daños se calculan en cerca de 2 000 hectáreas de viandas, hortalizas y granos, además de 509 aposentos de tabaco, 99 casas de cura y nueve casas de cultivo, según informe de Víctor Fidel Hernández Pérez, delegado provincial del ramo.
Unas 104 radiobases quedaron sin servicio, por falta de respaldo energético fundamentalmente, y más de mil personas permanecían en centros de evacuación el sábado, pendientes de la evaluación de riesgos en sus hogares. Los vientos solo dañaron cubiertas y parte de la marquetería de algunos objetivos económicos, como UBPC, bodegas y cafeterías, y nueve escuelas quedaron afectadas.
En medio del impacto de Ida, la recuperación avanza: se rehabilitan los viales obstruidos y las brigadas de Salud y Comunales aseguran el equipamiento para el soterrado de residuales en los vertederos. La Empresa Eléctrica controla los niveles de cobertura de combustible y constata el estado técnico de los grupos electrógenos de emergencia ubicados en centros vitales de la economía y otros organismos.
Este ha sido otro fin de semana para ponernos a prueba. Cerca de las diez de la noche, La Esperanza dio un frío adiós a Ida, afortunadamente sin retorno. Pero a esta temporada ciclónica le quedan aún tres meses, así que es mejor mantenernos alertas.