El mayor general Vicente García González es la figura emblemática de la historia tunera Autor: Tomado de Internet Publicado: 04/03/2021 | 05:02 pm
LAS TUNAS.— El patrimonio tunero cuenta entre sus piezas relevantes con una casona histórica. Allí vivió con su familia el mayor general Vicente García (1833-1886), el héroe territorial por antonomasia, quien figuró entre los primeros en alzarse contra España, tres días después del levantamiento de Céspedes en La Demajagua, el 10 de octubre de 1868.
El primer hecho que le otorgó notoriedad al inmueble se remonta a 1869, cuando Brígida Zaldívar, esposa del mambí, fue encerrada allí con varios de sus hijos y su anciana suegra. El coronel español Eugenio Loño, jefe militar de la plaza, pretendía de esa desalmada manera presionar al criollo para que depusiera las armas y se entregara al enemigo.
Loño puso vigilancia en las puertas, clausuró las ventanas y prohibió entrar alimentos. La atrocidad no consiguió vencer el temple de Brígida, quien vio morir allí por inanición a dos de sus pequeños. La repulsa nacional e internacional logró que el pérfido coronel suspendiera el encierro.
Los españoles le temían al mayor general Vicente García por su bravura en el combate. Peleaba con tan valor que en agosto de 1973, durante un enfrentamiento contra una columna enemiga que intentaba tomar su campamento, el general ibérico Federico Esponda lo bautizó como el León de Santa Rita.
El 23 de septiembre de 1876 el tunero asaltó y ocupó con sus tropas su ciudad natal. Dos días después ordenó reducirla a cenizas para que los españoles solo recogieran escombros. Mandó iniciar el incendio por su propia casa, ante la cual dijo estas palabras: «Tunas, con dolor en el alma te prendo candela, pero prefiero verte quemada antes que esclava».
El 13 de diciembre de 1877 Vicente García sustituyó a Francisco Javier de Céspedes en la presidencia de la República en Armas. La Cámara de Representantes lo mandó a entrevistarse con el general español Arsenio Martínez para negociar una tregua que propiciara ganar tiempo para reorganizar a las fuerzas insurrectas. Pero —¡ay!—, el 8 de febrero la Cámara se disolvió y se creó un comité encargado de firmar el tristemente célebre Pacto del Zanjón.
El 15 de marzo permaneció junto a otros mambises cerca del sitio donde Antonio Maceo se entrevistó con Martínez Campos. Al no progresar el diálogo sobre la pacificación que proponía España, sobrevino la Protesta de Baraguá. Un día después se creó el Gobierno Provisional, que designó a Vicente García como General en Jefe del Ejército Libertador. Combatió un tiempo más, pero al conocer la deposición de las armas de las fuerzas que operaban en Las Tunas, embarcó hacia Venezuela.
En el país sudamericano se estableció en la localidad de Río Chico, donde fundó una cooperativa y colaboró en la lucha contra el dictador Guzmán Blanco. Enterados los españoles de que el cubano podía figurar entre los organizadores de un nuevo estallido en la Isla, ordenaron asesinarlo.
Según su hija María, falleció después de comerse un plato de quimbombó —su comida preferida— mezclado con vidrio molido, que le brindó un espía llamado Ramón Dávila, con quien el tunero había hecho amistad. Era el 4 de marzo de 1886.
La casa natal del mayor general Vicente García estuvo en ruinas hasta 1919, cuando la reedificaron. En 1985 fue restaurada por Patrimonio Cultural y en 1996 se le declaró Monumento Nacional. Desde entonces es un Museo Memorial que exhibe, entre otras muestras, el machete que el mambí blandió en la manigua y la corneta de órdenes que usó en el combate. En sus predios se celebran actos conmemorativos, graduaciones y actividades que inmortalizan la memoria del héroe.