En 2019, por falta de insumos para la campaña de frío, se incumplió la producción de papa en el país que se cosecha a principios de 2020. Autor: Archivo de JR Publicado: 12/12/2020 | 11:01 pm
Cuando el plato está «flojo» porque el desabastecimiento de alimentos es parejo y los mercados agropecuarios no nos sacan las castañas del fuego, entonces a todos se nos sale el agrónomo que llevamos dentro y elucubramos sobre las causas por las cuales la tarima da lástima en vez de viandas; y al final, como es lógico, acabamos preguntando: ¿Cuándo habrá comida abundante y diversa en la mesa cubana?
«Es cierto que nunca hemos logrado una oferta variada, tenemos esa deuda con el pueblo, pero en los últimos años se venía mejorando y había un nivel considerable de consolidación de los distintos programas. Hacía años, por ejemplo, que era mínimo lo que teníamos que importar de frijol para la canasta básica. La producción de arroz se incrementó, los resultados del programa porcino rompieron su propio récord varias veces…», explica el ingeniero agrónomo Ydael Pérez Brito, viceministro primero de la Agricultura, antes de abundar en las causas de los desabastecimientos presentes.
«Lo que estamos comiendo este año lo sembramos el año anterior, cuando fuimos duramente golpeados por la falta de combustible, resultado del recrudecimiento del bloqueo que tuvo un punto muy álgido en septiembre de 2019. Se perseguía hasta los barcos que traían el combustible al país. En ese momento la agricultura trabajó con niveles mínimos, como nunca en la historia, ni siquiera en los años más difíciles del período especial. Por si fuera poco, también se sumó la pandemia para golpearnos mucho más fuerte todavía.
El clima también se portó majadero, según Pérez Brito. En Cuba, cuando llueve en la época de frío, es muy difícil cultivar. En octubre las lluvias fueron abundantes, lo mismo sucedió en noviembre, y en los primeros días de diciembre también ha habido algunos aguaceros. La primavera se alargó y también estuvo precedida por una sequía intensa que complicó la campaña de primavera, precisó.
Es necesario que los jóvenes se interesen más por las labores del campo.Foto:Abel Rojas Barallobre.
«En esas circunstancias emergió también con singularidad el esfuerzo de los productores y de los colectivos de trabajadores para sortear esa situación tan difícil. Para que se tenga una idea de lo que incidió esa situación en el campo, sépase que en la campaña de frío pasada se sembraron 96 000 hectáreas menos que en la de 2018. Cuando no se siembra en esa etapa lo suficiente, falta comida al año siguiente. Y esa es una de las razones por las cuales hay ahora desabastecimiento en los mercados agropecuarios», señaló.
El Vicetitular de la Agricultura explicó las bondades asociadas a la campaña de frío y por qué es bueno aprovecharlas: se emplean las mejores áreas y es cuando se plantan los cultivos que más rinden. En la de 2019, que es la que debió abastecer nuestros anaqueles este año, no se cumplió con la producción de papa, algo que, según dijo, no es habitual en los productores cubanos.
«Se sembró tarde por falta de combustible, también faltaron los insumos que requiere ese cultivo, pues no hubo suficiente financiamiento debido al bloqueo. Apelamos a los productos biológicos y a la sapiencia de los productores, pero faltaron fertilizantes y plaguicidas no solo para la papa, sino también para todos los cultivos de la campaña de frío. Y cuando eso ocurre los rendimientos son bajos», apuntó Pérez Brito.
Los problemas de la agricultura también provienen de la falta de fuerza de trabajo ocasionada por la pandemia, de acuerdo con el criterio del Vicetitular. A eso se suma el incremento del valor de los brazos que hacen parir la tierra. Quienes sudan en el surco están demandando más salario a los productores que, como reiteró, ahora tienen menos insumos que en otros años.
«Los bajos rendimientos y la elevación de los gastos conspiran contra las ganancias de los productores. Y eso hay que tenerlo claro, porque en estos momentos quienes son responsables de poner la comida en la mesa no andan bien con su economía porque han tenido que lidiar con situaciones adversas», acotó.
No obstante, el directivo reconoció que no se respira espíritu de derrota en el campo, y se trabaja de manera intensa en un programa de autoabastecimiento municipal, cuyo objetivo es buscar soberanía y seguridad alimentarias, con lo que se resolverá, aunque no sea de inmediato, la interrogante de cuándo habrá comida en la mesa del cubano.
«Ahora está mucho más organizada la agricultura, por la prioridad que el Gobierno le concede y la aplicación de la ciencia y la técnica en los procesos. Los logros que mencioné los obtuvieron los mismos productores que hoy tenemos, pero es innegable todo lo que está ocurriendo por causa del bloqueo y los atrasos que la pandemia nos ha generado, porque aunque la agricultura se ha mantenido trabajando, también ha tenido limitaciones al tener que aislar áreas y contar con menos trabajadores en no pocos lugares».
—¿Cómo es posible que con escasez de recursos avance ese programa?
—El año ha sido duro, pero tenemos potencialidades para seguir avanzando. La implementación de la Estrategia económica y social nos está ayudando. La primera medida que tiene es el autoabastecimiento municipal. Concreta la meta de las 30 libras de viandas, hortalizas y granos per cápita y cinco kilogramos de proteína.
«Esa meta la estamos trabajando y supervisando en todos los territorios. Se implementa a nivel de comunidad y de consejo popular. Todavía hay dificultades en algunos territorios, pero ya se respira avance en la planificación y ejecución de este programa, que cuenta ya tres años de existencia y está atravesando todas las vicisitudes que expliqué, pero tiene como esencia la sostenibilidad en el territorio y se basa en la agricultura a pequeña y mediana escalas, que son las que pueden sostenerse con pocos recursos, en cambio requiere de mucha disciplina tecnológica. Tenemos que sembrar cultivos más rústicos como plátano, yuca y boniato a nivel local».
—Pero con eso no basta para cubrir la demanda existente y responder la interrogante que nos trajo a usted…
Ydael Pérez Brito, viceministro primero de la Agricultura.Foto:Abel Rojas Barallobre.
—Cuba tiene que combinar los tres tipos de agricultura: pequeña, mediana y a gran escala. Es importante ahora más que nunca sembrar en patios y parcelas. En el caso de la agricultura a pequeña escala esta permite preparar el suelo con bueyes y tratarlo con materia orgánica, pero ya cuando hablamos de polos productivos, como La Cuba, en Ciego de Ávila —con 1 800 hectáreas de plátano—, entonces se requiere de tecnologías e insumos.
«La agricultura aporta al autoabastecimiento de la población, el turismo, la exportación y el balance. El arroz y el frijol, por ejemplo, se destinan al balance, al igual que el cerdo. En cambio el carbón, una parte del café y el tabaco son para la exportación. Tenemos también que abastecer al turismo que ahora no está en su esplendor, pero poco a poco se irá recuperando.
«Las casas de cultivo las estamos recuperando, las hemos tenido que desarmar cuatro veces este año por las tormentas. Parece algo sencillo, pero quitarle el nylon a las casas provoca roturas y los cultivos que se protegían se mueren y hay que volver a sembrarlos. Eso le sucedió a una parte del tomate.
«Con esta crisis de insumos lo que más se afecta son los polos productivos, que son los que tributan comida para las grandes ciudades e industrias. Por eso tenemos que tener siempre vinculada la agricultura de pequeña y mediana escala con los polos productivos.
«Ahora terminamos recientemente de elaborar una política de los polos productivos, cuya norma legal está en aprobación. Con esta pretendemos que las empresas agropecuarias incorporen el procesamiento fabril para añadir valor a sus producciones. Cuando eso ocurra se estabilizará la oferta de productos perecederos durante todo el año».
—Habla de más tecnologías e insumos para los polos productivos. ¿Con qué financiamiento se han de proveer estos recursos?
—Tenemos que buscar el financiamiento con el mismo esfuerzo de la agricultura. Para que así sea se han aprobado medidas para que los productores participen de la exportación a través de las empresas exportadoras. Comenzamos ya a tener tiendas del Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma) que venden en MLC.
«No se trata de una solución mágica, pero es una ventana que se abre para que los productores puedan comprar sus insumos. Siempre habrá créditos del Gobierno y proyectos de colaboración que son muy importantes para el desarrollo, pero tiene que haber también un productor que no tenga la mano extendida esperando por el insumo, sino gestionando un insumo. De eso nos dimos cuenta y está causando buen efecto.
«Es increíble cómo está cambiando el pensamiento de los productores acerca de la diferencia entre asignar el recurso y gestionarlo, al tiempo en que pueden exportar y obtener sus divisas para comprar los insumos. Se están haciendo cosas muy interesantes encadenados con los polos productivos exportadores, como Victoria de Girón, en Matanzas; Ceballos, en Ciego de Ávila; Asdrúbal López, en Guantánamo, y Frutas Selectas en todos los lugares, entre otras. Ya tenemos un número importante de empresas que son exportadoras e importadoras.
«Estas empresas con los productores encadenados hacen más viables estas exportaciones. Tenemos que continuar exportando una considerable cantidad de carbón, jugos, frutas… Es verdad que uno a veces dice cómo exportar si no tenemos lo que necesitamos. El problema es que si no vendemos un poquito de aguacate no tendremos insumos para que ese productor produzca más aguacate.
—Lo mismo ocurre con los limones. Una libra cuesta 40 pesos y la población se cuestiona cómo es posible que los exporten.
—Parece insignificante que esto se haga, pero cuando exportan les queda un nivel de moneda libremente convertible que les asegura insumos importantes para crecer más. De lo contrario estaremos como la historia del huevo y la gallina, en el mismo lugar. Tenemos que desarrollarnos, y para eso necesitamos liquidez. Como ha dicho el Presidente Díaz–Canel, el país se desarrolla de abajo para arriba, no esperando que todo venga de arriba y se gestione desde allí.
«Además, lo que se exporta son pequeñas cantidades que no afectan el consumo del país. La agricultura lleva insumos. Podemos hacer mucho con los bioproductos, y estamos haciendo inversiones importantísimas para mejorar su calidad, pero cuando una persona se enferma lleva lo químico también, y eso le ocurre a los cultivos de igual modo.
«En Cuba se nos da muy bien el mango, la yuca, el plátano… pero no ocurre lo mismo con la cebolla, el tomate y la papa. Estos se dan al límite de su capacidad productiva porque no son cultivos propios de aquí. Son de otros climas y llevan productos químicos para poder lograr rendimientos aceptables. La suerte es que tenemos excelentes productores en todo el país, con un ingenio que hace maravillas».
—Si son tan reconocidos los productores, ¿por qué entonces no se responde mucho más oportunamente a sus demandas? Durante años han demandado poder comprar sus equipos e insumos para ser más eficientes.
Los mercados agropecuarios estatales no pueden dejarse de abastecer. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez.
—Una de sus demandas ha sido que se les vendan insumos y es lo que estamos implementando. También para exportar ellos lo hacen a través del esquema de la empresa, que les devuelve el 80 por ciento del valor de las ventas. Ese era un reclamo. Ganar más.
«Para dar respuesta a muchas de las demandas estamos implementando la política de comercialización que todavía no tiene la norma jurídica, pero no tardará en aprobarse. Esta política flexibiliza la comercialización y pone a todos los actores en igualdad de condiciones, los precios serán concertados al tiempo en que elimina las empresas de acopio como entidades que monopolizan la comercialización.
«Nunca antes ha existido una política de comercialización tan integral y flexible, la cual por sí sola no va a resolver los problemas de la mesa. Hay que sembrar. No se puede comercializar si no hay producción. Hoy estamos en un déficit productivo por problemas objetivos como los explicados, pero también por otros de índole subjetivos.
«Pienso que a los problemas subjetivos se les ha dado una abatida con las trabas que hemos eliminado, pero tenemos que lograr más producción y eso podrá lograrse en buena medida si la política de comercialización estimula a sembrar. De hecho al flexibilizar ya eso coadyuva a que se piense más en la producción.
«La política de comercialización tiene algo trascendental en la contratación, y es que todos los actores pueden contratar, pues están autorizados para ejercer el comercio mayorista y minorista. Todos, desde las empresas, productores y usufructuarios, tienen esa posibilidad.
«No obstante, el Estado tendrá un papel regulador y se le da una potestad importante a los gobiernos locales que tendrán comités para decidir lo que va al consumo social, porque no pueden dejarse de abastecer los hospitales, las escuelas y otros centros que requieren alimentos como los círculos infantiles. Lo mismo ocurrirá con los mercados agropecuarios estatales que no pueden dejarse de abastecer».
—Hay economistas que estiman que debe existir un solo mercado para estimular la producción: el de la oferta y la demanda. La realidad también indica que los mercados estatales casi nunca están bien abastecidos e incluso de estos se trasvasa mercancías de manera ilegal para los de oferta y demanda.
—Se habla de precios concertados y hay un grupo de productos que vendrán con precios centralizados para que no ocurra eso. Eso significa que habrá productos que se venderán en el mercado estatal y el de oferta y demanda al mismo precio. Esos serán los más demandados. Hay un nivel de productos que se protegen en el mercado como la malanga, el plátano y el boniato. La política permitirá que la comercialización se adapte a las características de los territorios. No es lo mismo comercializar en San Juan y Martínez, en Pinar del Río, que en Maisí, Guantánamo.
«Aunque la responsabilidad recaerá en los gobiernos locales, nosotros como Ministerio también vamos a participar proactivamente porque poner precio no es tarea menuda. Hay que saber qué cultivo gusta más en una zona, cuál es más perecedero que otros, cuál demora más en el suelo y tiene más gastos que otros. Todo eso hay que tenerlo en cuenta para que los productores siembren y se sientan estimulados, porque de lo contrario no sembrarán lo que no tenga precios atractivos.
«Estamos ordenando nuestra economía y todas estas indicaciones deben dejar claro que nos faltan insumos, tenemos clima complicado, por tanto tenemos que trabajar más. Tenemos que virarnos más a la tierra, como indica siempre el General de Ejército Raúl Castro. Y tenemos que lograr entregar más tierras ociosas de manera más ágil, poner más gente sobre la tierra, gestionar más los insumos de los productores.
«Hay algo que quiero reiterar y es que para alimentar a la población hay que interesarse por las labores del agro, sobre todo necesitamos jóvenes, porque no tenemos tecnologías suficientes. Hoy solo hay uno trabajando la tierra para que coman 20. De esa manera no es posible satisfacer las demandas existentes. Tenemos también que ordenar más las empresas.
«Para hacer atractivo el campo hay que crear condiciones en las zonas rurales, pero hay que ver el campo como una fuente que genera riquezas. Hay que sembrar y exportar para comprar tecnologías y hacer el trabajo mucho más mecanizado. Ahora mismo hay productores que no tienen mano de obra para que saquen sus cultivos. De ahí la necesidad del desarrollo local para que cada cual gestione su comida».
—¿Y cuándo tendremos comida?, porque los lectores seguramente están esperando saber cuándo eso ocurrirá.
—Estamos trabajando en una mejor campaña de frío. Esta sembrará un 18 por ciento más que la anterior. A esta campaña no le ha faltado el combustible como a la pasada.
«Hemos tenido combustible, pero no buen clima. Por eso la campaña de frío se ha vuelto chiquita. Eso quiere decir que lo que teníamos que hacer en 180 días se ha contraído a tres meses porque durante dos meses y medios ha estado lloviendo.
«Hay que decir con absoluta claridad que siempre los primeros meses del año son difíciles. Ahora estamos sembrando plátano y yuca, bastante. Tal vez el año que viene tengamos un poquito más de comida aunque no sea tan variada, pero estamos trabajando duro para que no pase como ahora».