Las trabajadoras dominan todo el proceso de confección, pero se han ido especializando. Autor: Juan Morales Agüero Publicado: 12/02/2020 | 10:20 pm
LAS TUNAS.— De mi ya lejana infancia recuerdo con agrado una tarea que nos encargaban nuestras maestras: dibujar la bandera nacional de Cuba. ¡Cuánto esmero ponía en la encomienda! ¡Con qué cuidado esbozaba las listas azules y blancas, el triángulo rojo y la estrella de plata! Conservo entre mis papeles de la época uno de aquellos diseños.
Durante años, nuestra enseña ha presidido los acontecimientos más significativos y las proezas más trascendentales en esta Isla indómita. ¿Quién no se emociona cuando la ve flamear en lo alto de un asta olímpica? ¿O cuando impone su presencia en un foro internacional? La Bandera Nacional es un símbolo de la identidad que nos une y de la cultura que nos signa.
Desde hace poco tiempo, un taller especializado comenzó a confeccionar banderas cubanas en el territorio tunero. Es el único de su tipo en la región oriental y pretende responder a la demanda de nuestra enseña nacional en esa zona.
«Comenzamos el 21 de enero último. Lo acogimos con mucho calor y entusiasmo, pues se trata de reproducir un símbolo que tiene un enorme significado para todos los cubanos», dice Jorge Fernández, director de la Unidad de Propaganda de esa organización política en la provincia.
Explica que inicialmente las banderas irán dirigidas a los centros educacionales y las empresas que las necesiten, y remplazarán aquellas deterioradas por el tiempo. En la medida en que la producción del taller lo permita, se les ofertarán además a personas naturales interesadas en adquirirlas. Incluso se valora la opción de abrir un punto de venta para esos efectos.
Las banderas se confeccionan en un espacioso local donde el uniforme y recurrente sonido de las máquinas de coser deviene música de fondo. Las siete mujeres que conforman la plantilla del taller segmentan las piezas de tela de tres colores, las miden, las unen, las comparan… Sobre una larga mesa hay tijeras, agujas, cintas métricas y mucha laboriosidad.
«En una primera etapa solamente produciremos banderas de tamaño estándar, es decir, las de tres pies de ancho (0,91 metro) por seis de largo (1,82 metros), que son las más utilizadas en las instituciones escolares y en los centros de trabajo. Después podremos dedicarles espacio a otras de menor medida», acota Jorge.
Antes de echar a andar el taller tunero, la jefa de la brigada y una operaria viajaron a La Habana para capacitarse en el taller nacional. Es una labor que requiere conocimiento.
«Le damos mucha importancia a esta tarea, porque es un pedido especial de la Revolución. Confeccionar una bandera es complejo, pero con amor e interés se puede hacer bien. Todas deben salir del taller con la excelencia requerida», asegura Florinda Hidalgo Batista, experta costurera y líder del grupo.
Me cuenta que el proceso de confección de una bandera transita por varias etapas. Primero se separan las franjas azules y blancas de los rollos de tela correspondientes. Luego esas franjas se articulan entre sí como deben ir y de ahí pasan al trazado y al corte. A continuación se conforma el triángulo rojo y se le coloca encima la estrella.
«Como jefa de brigada, debo supervisar una de las etapas de fabricación —dice mientras manipula un fajín, la parte donde van los ojetes y última fase del ciclo—. Este fajín es de un material resistente, llamado loneta. El cuerpo de la bandera es de algodón y de poliéster, todo de primera calidad».
Desde el primer tijeretazo hasta el último remate de la bandera, las trabajadoras emplean alrededor de media hora. Fabrican poco más de 20 diarias y, cuando adquieran mayor destreza, serán capaces de producir unas 400 al mes. Su demanda aumenta por días, pero su distribución se hará según un plan nacional, que tendrá en cuenta la propaganda política y el engalanamiento de asambleas y actos.
La Ley No. 128 de los Símbolos Nacionales de la República de Cuba, aprobada en julio del pasado año, establece normas para el uso correcto de este ícono de nuestra identidad. Las banderas que salgan del taller especializado de Las Tunas constituirán una ocasión para corroborar cuánto la respetamos.