El segundo jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil explicó a Díaz-Canel lo referido al fortalecimiento de las capacidades del país para enfrentar peligros de desastres de origen natural, tecnológico y sanitario. Autor: Estudios Revolución Publicado: 18/05/2019 | 09:00 pm
Los cubanos sabemos aprovechar las lecciones en el empeño de sobrevivir incluso a los zarpazos de la naturaleza. Por eso en la mañana de este sábado el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó a propósito del ejercicio de la Defensa Civil Meteoro 2019, en cuya apertura estuvo presente, que «seguimos aprendiendo» con la jornada.
En el Centro de Dirección del Consejo de Defensa Nacional para casos de desastres, ubicado en el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, el mandatario destacó la validez del ejercicio que se extiende hasta hoy: Hay que hacerlo todos los años, dijo, porque eso nos permite incrementar lo que vamos aprendiendo, nos permite consolidarlo, socializarlo; y seguir avanzando.
Un detallado análisis tuvo lugar sobre el ejercicio, cuyo fin es mitigar los daños a la población y a la economía de la Isla por cuenta de los fenómenos naturales. La reunión inaugural contó también con la presencia del general de cuerpo de ejército Álvaro López Miera, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y jefe del Estado Mayor General; el coronel de la reserva Luis Ángel Macareño, segundo jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, y Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana, y presidente de su Consejo de Defensa Provincial.
Sobre el fortalecimiento de las capacidades del país para enfrentar peligros de desastres de origen natural, tecnológico y sanitario, versó la explicación de Ángel Macareño, quien hizo alusión, entre los objetivos generales de Meteoro 2019, a la puntualización, a todos los niveles, de las medidas previstas para cada etapa del proceso de reducción de riesgo de desastres; a la verificación de las fuerzas con que cuenta el país para entrenar a la población en primeros auxilios, socorrismo, rescate ligero y otras acciones; a la capacitación necesaria; a los sistemas de comunicaciones (incluida la Red de Emergencia de la Federación de Radioaficionados de Cuba), así como a la acrecentada divulgación de normas de conducta ante situaciones de desastres.
Al abordar el tema referente a la apreciación de peligros, Macareño ofreció una descripción pormenorizada de aquellos de origen natural —como sequías intensas, sismos, maremotos, deslizamientos del terreno en áreas rurales—, de origen tecnológico —como accidentes del transporte automotor, ferroviario, aéreo y siniestros o sucesos marítimos, aquellos con sustancias y desechos peligrosos, los incendios o explosiones de grandes proporciones en instalaciones industriales y edificaciones, y los derrames de hidrocarburos. Mencionó, además, los peligros de tipo sanitario que incluyen enfermedades en seres humanos, en animales y en plantas.
Especial interés mostró el Jefe de Estado por el nivel de estudio que existe sobre las zonas del país que pudieran ser azotadas por algún evento peligroso, y por el conocimiento que las poblaciones tengan sobre a dónde ir en caso de fenómenos adversos. Los incendios en áreas rurales y los desechos peligrosos también motivaron intercambios entre los presentes, al igual que los peligros de origen sanitario, por lo que ellos implican para la vida y la economía del país.
Sobre el valor de la capacidad informativa en tiempos de desastres, para reducir en todo lo posible la incertidumbre de la población, así como la necesaria agilidad en trámites que deben emprender los damnificados, y el flujo organizado de las donaciones —algo que pueden asumir con eficacia las organizaciones sociales—, reflexionó el Presidente cubano, quien además se interesó por los niveles de embalse de agua con que cuenta Cuba.
Entre las Proyecciones del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil con miras al 2030, Macareño habló, entre otras, sobre la actualización de documentos rectores del Sistema de Defensa Civil en correspondencia con el ordenamiento jurídico que vive el país, sobre el fortalecimiento de las capacidades de los sistemas de vigilancia hidrometeorológicos, sismológicos y de maremotos; así como sobre la elaboración de procedimientos operativos integrales, destinados a los decisores, sobre la organización y el funcionamiento del Sistema de Alerta Temprana para sismos y maremotos.
Al comentar sobre las experiencias que ha dejado el reciente paso del tornado por La Habana, así como de múltiples peligros que podrían impactar a la capital, Torres Iríbar abordó las fortalezas y deficiencias —y por tanto lecciones— que afloraron a raíz de esa experiencia reciente de desastre.
La unidad y la solidaridad, el desvelo sin horario de los dirigentes en zonas afectadas o fuera de ellas, el apoyo del pueblo, de los jóvenes y de las fuerzas armadas, así como el rol de los medios de comunicación en el enfrentamiento a las campañas mediáticas del enemigo, fueron premisas destacadas por el primer secretario del Partido en la capital, las cuales, en su entender, han hecho posible una recuperación rápida y que muchos agradecen.
No dejar acumular problemas, aprovechar incluso las adversidades para avanzar con firmeza y calidad en programas como el de la vivienda, fueron ideas compartidas en el encuentro por Díaz-Canel, quien además afirmó que todo lo que se ha adelantado tras el paso del tornado, y todo cuanto se haga en estos tiempos, sirve para hacer buenas cosas en el contexto de los 500 años que cumple La Habana.
El ejercicio Meteoro: una experiencia cubana
El Sistema de Defensa Civil de Cuba, desde los primeros años de la Revolución, se centró en la preparación de los ciudadanos para enfrentar una agresión militar. Luego de la experiencia del ciclón Flora, en 1963, también se atendieron prioritariamente los peligros de desastres, sobre todo, de origen natural.
Como parte del perfeccionamiento en esta esfera, surge en 1986, en todo el país, el Ejercicio Popular de las Acciones en Caso de desastres, Meteoro. Este constituye una de las principales actividades que en el año realiza la Defensa Civil para disminuir el impacto de catástrofes, según publica el sitio web Cubadefensa.
En sus inicios, el Meteoro estuvo dedicado, fundamentalmente, al alistamiento para la temporada ciclónica. Participaba la población de zonas de defensa de una parte de los municipios y los órganos de dirección a todos los niveles. Se evaluaban las acciones de respuesta.
El ejercicio Meteoro es una experiencia exclusiva de Cuba. Inicialmente, se le dedicaba un día al año, antes del comienzo de la temporada ciclónica (1ro. de junio al 30 de noviembre). Consolidaba la preparación de los órganos de dirección para enfrentar los saldos negativos de los meteoros.
Luego se extendió a un fin de semana, del cual se utilizaba el segundo día para las actividades prácticas en los centros de trabajo. Los trabajadores participaban en tareas de protección de las instalaciones.
A medida que esta experiencia fue desarrollándose, el Meteoro amplió sus objetivos, muy vinculados con la necesidad de enfrentar la afectación por ciclones tropicales e intensas lluvias, así como de responder a otros peligros de desastres, ya sean de origen natural, sanitario o tecnológico, o una combinación de ellos, según se aprecie, siempre relacionado con las características del meteoro.
El primer día se entrenan los dirigentes, autoridades y especialistas que conforman los órganos de dirección a los diferentes niveles e instancias, se activan los consejos de defensas provinciales y municipales. También se puntualizan los planes de reducción de desastres para lograr el alistamiento y cohesión de trabajo de esas estructuras y en las zonas de defensa, bajo un supuesto peligro de amenaza o afectación al territorio.
Asimismo, se puntualiza la situación de los recursos a movilizar, la coordinación y cooperación de los territorios y organismos con fuerzas especializadas y otros aspectos contemplados en la planificación y organización de las acciones.
Al mismo tiempo, se comprueban los sistemas de aviso, comunicaciones e información, los aseguramientos a las diferentes medidas de protección y la evacuación de personas, bienes y recursos económicos.
El segundo día se moviliza a la población para la realización de ejercicios prácticos y demostrativos en la entidad, cuadra, barrio, poblado o ciudad. Participan la comunidad y las fuerzas especializadas en acciones de disminución de vulnerabilidades, de higienización y limpieza.
Este ejercicio ha permitido incrementar y comprobar la preparación, planificación y organización de las tareas de Defensa Civil. Contribuye a que el país esté en mejores condiciones para enfrentar peligros y minimizar daños tanto humanos como económicos, derivados de eventos extremos meteorológicos o no, como huracanes, sismos, intensas lluvias, sequías, penetraciones del mar, incendios, escapes de sustancias tóxicas, epidemias, epizootias o plagas, enfermedades en los cultivos u otros.
Este adiestramiento revela la preocupación del Estado cubano por preservar la vida de las personas, bienes y recursos económicos.