Unidad de Aviación de la Guardia Playa Girón, Orden Antonio Maceo Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 18/04/2019 | 07:32 pm
Fue en abril de 1961 cuando la Fuerza Aérea Revolucionaria de nuestro país tuvo su primera gran prueba de fuego. Entró en acción combativa, cuando la agresión imperialista de Estados Unidos contra Cuba. Han transcurrido 58 años de aquel instante preciso, donde las aeronaves de la novel fuerza se lo jugaron todo por la defensa de la Patria.
Nuestros pilotos supieron responder con sapiencia para defender el espacio aéreo nacional. Lo lograron. Desde esos días, una intensa tradición combativa se entreteje en los cielos de la Isla amada. Y, quienes integran sus filas hoy, no escatiman esfuerzos para mantener el legado histórico que les precede.
Desde entonces, la Unidad de Aviación de la Guardia Playa Girón, Orden Antonio Maceo, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, es sede de numerosas acciones valerosas, pero sobre todo, cuenta con hombres y mujeres que engrandecen esta nación con las hazañas que realizan.
Sus protagonistas —la inmensa mayoría jóvenes oficiales—, ostentan una preparación tanto profesional como política que les posibilita enfrentar con éxito las complejas y disímiles misiones que asumen, inspirados en aquellos pilotos que salieron de la unidad militar a luchar en Playa Girón.
«Aquí no pueden existir distracciones. Cada uno de nosotros entiende que sobre sus hombros puede estar la vida de un compañero, la integridad de una aeronave y la soberanía de la Patria» señala la primer teniente Maday Saíz Tarragó, una joven de 27 años, quien ocupa un cargo de dirección en la unidad militar.
Ella, jefa del Departamento de Motor y Fuselaje del Caza, ha tenido la oportunidad de poner en práctica lo aprendido en su carrera en el Instituto Técnico Militar José Martí. Su tarea en la Fuerza Aérea es sumamente delicada, pues debe chequear el funcionamiento de los aviones caza que van a ser utilizados en los vuelos de preparación.
«Cada día es un reto, y lo asumimos con gran deber, aunque casi todos somos jóvenes», agrega la muchacha, quien reconoce que ante cualquier dificultad cuenta con un gran equipo que la apoye. Y, cuando se refiere a esa relación, sonríe entusiasmada, pues han cosechado grandes relaciones de amistad. «Estos hombres no tienen complejo porque yo los dirija», dice orgullosa.
Una vocación natural
El capitán Yordanis Guerrero Hernández, jefe de Batallón de la Unidad Técnica de Explotación, también tiene una enorme tarea en la unidad militar, pues en su área se desarrollan los trabajos reglamentarios de revisión y mantenimientos a las aeronaves con cien y 200 horas de vuelo.
«Nuestra misión es mantener la fiabilidad de los aviones caza y los helicópteros para su uso eficaz en los cielos, así contribuimos al aseguramiento de los pilotos y de las misiones que se llevan a cabo», acota el joven de 32 años, a quien da fe del trabajo que realizan otros como él, incluso, en horas extras.
Aunque son muy jóvenes, todos los oficiales hablan de que en la aviación hay que partir de una vocación natural y luego ir perfeccionándola con el estudio. Entre ellos el primer teniente Adrián Montenegro Moreno, quien es ingeniero principal del batallón de Exploración y Radiolocalización.
«Actualmente contamos con radares y medios digitales de alta tecnología que garantizan una mejor capacidad combativa y la disminución del tiempo de elaboración de la información y humanizan más el trabajo en la técnica. De esta manera podemos determinar la posición del enemigo que vuela a pequeñas, medianas y grandes alturas», enuncia.
Otros oficiales cuentan que una de las grandes fortalezas de la unidad es el entrenamiento que se da a los más jóvenes, convencidos de que en ellos está el futuro. Eso les ha permitido el éxito en el cumplimiento de misiones y tareas importantes, así como el estado satisfactorio de la seguridad de vuelos.
También las relaciones interpersonales en la Base crecen cada día, de tal manera que todos allí se sienten como si estuvieran en familia. Y eso, como nos dijeron muchos oficiales, es fundamental, pues practican una profesión difícil por la alta responsabilidad de sus funciones. Esa compenetración entre los oficiales y sus seres queridos es la que los lleva a realizar mejor su trabajo.
Destrezas en la pista
El capitán Mauris López Rodríguez está atento a cada detalle. Él es uno de los encargados de controlar las preparaciones del material de la aviación en tierra para que esté lista para el combate. Se desempeña como primer oficial de armamento, y sostiene que para que los aviones realicen sus misiones, debe esforzarse todo el personal que tiene que ver con su funcionamiento.
Quizá una de las profesiones más admiradas por el pueblo es la del capitán Reinier Garlobo Fontane. Él es piloto de combate, y como otros, habla del compromiso que siente al surcar los cielos. «Esta es una tarea que lleva mucho esfuerzo, mucho estudio y, sobre todo, que te corra por las venas».
Este hombre indica que el piloto es la cara visible, pero detrás quedan muchos técnicos y oficiales que garantizan la plena disposición de la aeronave y siguen el correcto cumplimiento de las misiones de entrenamiento.
Antes de abandonar la pista, después de la misión cumplida, el mayor Amed Ariel Nueva de la Rosa, piloto de combate y jefe de Escuadrón, asegura: «Cuando pienso en avión pienso en valor, adrenalina, orgullo de esta noble profesión que me corre por la sangre, con la que honro la historia de esta Revolución y el legado de aquellos hombres que han combatido en nuestras fuerzas aéreas. Me siento feliz por eso y por pertenecer a una unidad que ha forjado su propia tradición combativa».
En sus palabras, va el homenaje a aquellos pilotos que combatieron en Playa Girón, en Angola y Etiopía, y a esa pista preñada de historia, a la que le tocó el honor de recibir los restos mortales de nuestros combatientes caídos en el cumplimiento del deber en misiones internacionalistas, durante la Operación Tributo, y donde también descendieron el 12 de febrero de 1997, los restos mortales del Che y parte de su destacamento de refuerzo, caídos en Bolivia.
Y, en su compromiso y disposición combativa, apreciamos el mismo espíritu de quienes le dieron al imperialismo yanqui su primera derrota en América Latina, en las arenas de Playa Girón, y el de ese pueblo que poco antes proclamó el carácter socialista de su Revolución, con Fidel al frente, durante el entierro de las víctimas de los criminales bombardeos. Como también continúa siendo el de los cubanos de hoy, que mantienen su apuesta por un socialismo cada vez más próspero, sostenible, inclusivo y participativo.
Los jóvenes oficiales ostentan una preparación tanto profesional como política que les posibilita enfrentar con éxito las misiones que asumen.