Estos dos objetos patrimoniales, que pertenecen al siglo XIX, fueron incautados recientemente a una pasajera de nacionalidad mexicana. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 28/02/2018 | 06:39 pm
Camagüey.— El pasado 2 de febrero una noticia puso en alerta máxima a los oficiales de la Aduana General de la República (AGR) de Cuba en Camagüey, la cual se circuló de inmediato por todas las unidades de este órgano en la nación.
Se comunicaba la pérdida de artículos únicos, inestimables e insustituibles, catalogados como «joyas» valiosas por su antigüedad, pertenecientes al patrimonio camagüeyano y cubano.
Cuatro días después de aquel parte dos jóvenes agramontinos, pertenecientes a la AGR, incautaron en el aeropuerto internacional Ignacio Agramonte y Loynaz dos de las reliquias museables sustraídas, a una viajera de nacionalidad mexicana.
El oficial Yonisver Ruiz Víctor, de 28 años de edad, quien se desempeña como operador de estaciones radiológicas en el Área de Salida Internacional, y al que sus colegas nombran como «el muchacho con rayos X en su mirada, inició aquel día, pasadas las seis de la mañana, el chequeo del equipaje de bodega —que es el que se traslada en la cabina de carga del avión— de los viajeros que tomarían el vuelo American Airlines 4617.
Todo marchaba sin percances, cuenta Yonisver, hasta que en el despacho de salida de la aeronave, la aparición de un paquetico, algo oculto, alteró la calma acostumbrada. «En el lado izquierdo de una maleta observé, a través del visor del equipo, un paquete con dos objetos que llamaron mi atención, porque poseían las mismas características físicas de los extraviados. Entonces procedí a marcar el equipaje.
«Debía asegurarme de lo que era casi un hecho, pero cuando volví a chequear la maleta visualicé detalladamente un cepillo de cabello y un espejo similares a los de las fotos que nos habían circulado días antes», comentó.
«Al darme cuenta de aquello, no dudé ni un minuto en retirar la maleta del flujo de revisión de los equipajes para luego, y como se establece en estos casos, proceder a buscar a su dueño, para abrirla en su presencia.
«Cuando sacamos los dos artículos de aquel paquete, envueltos en papel de aluminio para intentar evitar que fuera detectado, la joven viajera se quedó pasmada. Ella se puso muy nerviosa, trató de mentir en un primer momento, y se contradijo repetidamente, pues buscó encubrir de muchas maneras el origen de los bienes que traía consigo, una conducta que es típica de personas que saben que lo que están haciendo es una violación», explicó.
«Aunque mostró preocupación por no perder su vuelo, la visitante quedó retenida, no pudo acceder al avión por la infracción que había cometido, y desde ese instante se inició una profunda investigación de los hechos.
Yunisleidy Perón Nápoles es una joven oficial de 34 años de edad que, al igual que Yonisver, estaba en su puesto de trabajo cuando se activó el sistema de enfrentamiento por la detección radiológica.
Ella, disciplinada en su área de responsabilidad, esperó a que le trasladaran el equipaje marcado para proceder a su revisión frente a la dueña. Desde ese momento, ya con todas las evidencias bien claras, otra sería la historia que hubiera contado esta viajera, si pretendía que le creyeran.
Perón Nápoles aseguró que la ciudadana fue conducida de inmediato hacia el local donde se le practicó la revisión física y se le realizó una exhaustiva entrevista.
«Después de aquella intensa conversación, la visitante no solo confesó cómo había adquirido los artículos patrimoniales, sino que también cooperó con la investigación. Si bien primero dijo que los objetos eran de su abuela, ya después no le quedó otra opción que revelar que los había comprado en la calle», dijo.
Yunisleidy se siente satisfecha por haber incautado en frontera estos objetos patrimoniales. No solo logró junto a sus compañeros un resultado positivo, sino que hizo posible que las reliquias obtenidas pudieran volver al sitio del que nunca debieron salir: el museo que se erige en la Casa Natal de Ignacio Agramonte, centro del que las piezas habían sido sustraídas con anterioridad.
Bélgica Perpiñán Colina, directora del Centro Provincial de Patrimonio, comentó que los objetos sustraídos estaban inscritos en el inventario digitalizado del Registro de Bienes Culturales en este territorio.
Aseveró que las reliquias corresponden a las colecciones de esta institución y que pertenecen al siglo XIX. «Poseen un importante valor en las Artes Decorativas, porque tienen un trabajo de naturaleza muerta con mariposas sobre tela, protegidas por un cristal», aseguró.
«Me reconfortan experiencias de trabajo de este tipo, sobre todo por el sentido de pertenencia que tenemos los camagüeyanos por el tesoro patrimonial que nos distingue y que tenemos el compromiso de salvaguardar entre todos.
«Hay que prepararse bien y debemos seguir haciéndoles frente a quienes se arriesgan a intentar burlar la legalidad y piensan que Cuba no está lista para enfrentar en frontera este tipo de delito, que atenta contra nuestro patrimonio cultural, como esa viajera, a la que hubo que desenmascarar con evidencias», concluyó la joven Yunisleidy.
Al cierre de este trabajo autoridades de la AGR en Camagüey informaron a JR que los responsables del hurto y la comercialización de las piezas incautadas estaban bajo investigación.