Estamos en el ahora o nunca de nuestra industria y de la música que esta contiene y materializa. Las casas discográficas cubanas y las agencias de representación han desarrollado en los últimos años una intensa política hacia su inserción en el mercado internacional, incluidas importantes plataformas digitales.
Sin embargo, esa necesidad no puede ser un hecho aislado del Ministerio de Cultura y sus empresas afines. Este es un problema que tiene que ver con la identidad nacional y hay que prestarle toda la atención.
Así lo valoró el músico y diputado Jorge Gómez, miembro de la Comisión Permanente de Trabajo de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente del Parlamento cubano, durante un análisis de las potencialidades de la industria cubana del disco como fuente de ingresos.
En las prioridades de las instituciones de cultura se asigna a las empresas el reto de comercializar con nuestro arte sin traicionar sus esencias, su autenticidad ni su mensaje, significó. Al habitual interés del mercado internacional por la música cubana, se suma ahora la necesidad de sacar partido a este tesoro vedado a los grandes consumidores. Todos están esperando el estallido de nuestra música; la industria debe acompañarlo, destacó.
Igualmente, compartió que la industria musical cubana tiene las potencialidades para ser una fuente de ingresos, y la capacidad para convertirse en un instrumento importantísimo en la batalla por la diversidad cultural.
El sistema de promoción de nuestro talento debe tener en cuenta las jerarquías. Por un asunto de mercado, no nos puede pasar que se nos cuele en los medios lo peor de lo que se hace. Hemos tomado medidas, porque es responsabilidad de las instituciones controlarlo, comentó Abel Acosta, viceministro de Cultura.
Estamos convencidos de que es muy difícil que las empresas nuestras puedan colocarse en el circuito mundial sin la alianza con otros grandes grupos internacionales, analizó el ministro del ramo, Abel Prieto. Tenemos la obligación de buscar alianzas y alternativas, sin hacer concesiones ni distorsionar el núcleo identitario que nos define, apuntó.
¿Qué tenemos en las casas?
Entre las cuatro casas discográficas del país (Egrem, Bis Music, Colibrí y Abdala) se producen al año aproximadamente 150 títulos, aunque actualmente el atraso de la fabricación del soporte material rebasa ya los 200 materiales.
Esa es de las limitaciones más grandes que tenemos, aseguró Ela Ramos Rodríguez, gerente comercial de la disquera Bis Music, quien adelantó, en un aparte con la prensa, que el próximo año habrá nueva tecnología para garantizar la mejor escucha a las casas Colibrí y Abdala.
Los proyectos que llegan hoy a nuestras casas disqueras son mucho más de lo que podemos asumir, porque la producción musical en Cuba es extremadamente grande. Hay más música que capacidad real para registrarla, promoverla y comercializarla, analizó.
Reflejó que se deben afrontar proyectos cuya comercialización sea segura, debido a que son una empresa. Lo que aporta hoy la música a la economía es mínimo, porque el costo de producción es mucho más alto que lo que se ingresa. Pero hemos ido buscando vías como el comercio digital, aun cuando en Cuba no se consume mucho por esta vía. Solamente en Bis Music, aclaró, el 70 por ciento de las ventas son digitales. Esta es la opción para la música cubana en el mundo actualmente, aunque mantengamos el disco físico como posibilidad más cercana al mercado nacional.
Entre las principales dificultades para sostener la industria, detalló la antigüedad de la tecnología con la que se cuenta en los estudios de grabación, que se está mejorando con los proyectos de colaboración internacional. El próximo año se proveerán de nuevos equipos que facilitarán la calidad de la grabación, aunque se mantienen las dificultades de fabricación y la escasez de materias primas.