Doctor Orlando Terré Camacho, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 06:34 pm
«En Cuba la inclusión parte de la responsabilidad, porque el país cuenta con un sistema de escuelas especiales diseñadas por diagnósticos, y hace la inclusión en la medida en que el alumno puede asistir a una escuela de la enseñanza regular, sin detrimento de su aprendizaje», expresó el Doctor Orlando Terré Camacho, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial.
Sostuvo que la experiencia cubana parte de una educación que es por esencia martiana «y responde a los intereses de todos y de cada uno, a partir de que el país tiene un proyecto social, de salud y educación, que se sostiene dentro de lo que es la inclusión».
El Doctor Terré, quien es cubano, graduado en la especialidad de Defectología en el Instituto Vigotsky, de Moscú, en la antigua Unión Soviética, y ha dedicado su vida profesional a temas vinculados con la Pedagogía, aseguró que para integrar tiene que ser de una manera responsable, y así lo hace Cuba, porque parte de una selección científica y argumentada de cada caso.
«La inclusión educativa en Cuba se sostiene a partir de la responsabilidad, porque la educación cubana es regla de tres: escuela, familia y comunidad, por lo cual el niño que se incluye no va en solitario».
En un encuentro con la prensa acreditada al 7mo. Congreso Internacional de Educación y Pedagogía Especial, que se realiza en el Palacio de Convenciones de La Habana, el especialista significó que en el momento actual los modelos educativos a nivel mundial se transforman y se sostienen en el discurso de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, cuando plantea el postulado de educación para todos.
«No es hablar de escuelas para todos, sino con derechos para todos. Las aspiraciones de la Unesco para 2030 ya son una realidad en Cuba, mientras para otros están muy lejos de alcanzarse.
«Siempre que llego a este punto tengo que hablar de voluntad política, que tiene que salir a la luz, si no la inclusión es un simple eslogan. Educación para todos, con calidad y equidad, es mirar los aprendizajes a través de toda la vida, no solo por etapas de desarrollo», precisó.
Terré recordó que estos principios de la Unesco son una quimera para los 65,5 millones de niños y niñas que están en los campos de refugiados, así como para otros muchos que sufren discriminación y pobreza.
«Las políticas neoliberales enarbolan muchas veces las banderas de la inclusión para invisibilizar las desigualdades. Llamo a los Gobiernos a desarrollar una voluntad política por el derecho a la educación de todos y todas, porque la inclusión no es solo para quienes tienen necesidades especiales; es un concepto mucho más amplio, que parte de las desigualdades sociales», destacó.
«En la esencia de la educación cubana están un líder y una Revolución. Si hay educación especial en Cuba es porque ha sido sostenida desde el discurso de Fidel Castro, que creyó siempre en los que diseñamos esos proyectos para los niños y niñas cubanos con necesidades educativas especiales», fundamentó.
Terré hizo énfasis en la formación de los docentes que se dedican a la enseñanza especial. «Es un maestro diferente, que responde a las necesidades, intereses y problemas que se sostienen a partir del modelo de enseñanza-aprendizaje».
«No hay inclusión si no abrazamos las emociones», subrayó. «Ninguna madre ha querido tener un hijo con una discapacidad, y ahí está el buen docente, que no es quizá el más experimentado, sino el que acepta a ese niño y lo ayuda».
Por último el funcionario alabó el trabajo que realiza el Ministerio de Educación en la revisión de sus pedagogías con el llamado proceso de adecuaciones, y auguró que redundará en mayores éxitos en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los niños y niñas cubanos.