Futuros galenos «dejaron» a un lado los textos escolares para dedicarse a hacer «brillar» los hogares capitalinos Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 06:29 pm
«Zambúllete en el tanque por la salud de la gente», le dijo la niña Liskari González Porra al dúo de estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana que llegó hasta su casa y examinó minuciosamente cada uno de los depósitos de agua, como parte de la campaña intensiva que desarrolla el país para el enfrentamiento y prevención de enfermedades transmitidas por mosquitos del género Aedes.
Los jóvenes se asombraron ante la ocurrencia de la pequeña, pero su frase encerraba un mensaje muy cierto: en esta batalla por el bienestar de la población nadie quedará fuera. Como ellos, los futuros galenos «dejaron» a un lado, la semana pasada, los textos escolares para dedicarse a hacer «brillar» los hogares, no solo con tareas de saneamiento sino al llevar un mensaje de promoción y educación para la salud a cada familia.
Con sus bolsos llenos de instrumentos como termómetros, abate, linterna, tubos de ensayo, picotas y modelos para dejar constancia de su labor, anduvieron por cada uno de los rincones de la capital. Luego de esas jornadas, aseguran que esta ha sido una experiencia enriquecedora, al contribuir con la salud de todos y tener un espacio valioso para comprobar y reafirmar lo aprendido en estos meses y años de clases.
Así lo corroboró a este diario Diolexis Torres Salabarría, estudiante de primer año de Medicina, quien agradeció la oportunidad de que otra vez el país contara con sus jóvenes ante una emergencia como esta. «Revisamos unas 30 casas diarias, donde orientamos medidas precisas para una correcta educación sanitaria; explicamos las causas y síntomas relacionados con enfermedades como el zika, el chikungunya, el dengue y la fiebre amarilla, así como otras tareas para contribuir a una ciudad limpia y saludable.
Cada mañana los estudiantes recibieron orientaciones precisas para las labores sanitarias que realizaron. Foto: Calixto N. Llanes
«Muchos de esos contenidos los recibimos en nuestras clases y ejercitarlos ahora nos da más seguridad en la labor que desarrollaremos como especialistas de la salud», dijo el joven. «Estamos convencidos de que esta campaña es una misión importante, pues representa la vida de los niños, ancianos y hasta de nosotros mismos», agregó.
Su colega Ronald Aneiro Acosta, quien lo acompañó como dúo en el barrio de Puentes Grandes, afirmó que durante estos días comprobaron que todavía existe baja percepción de riesgo en la población. «Por ello entregamos plegables con informaciones para elevar su cultura y asumimos el trabajo focal en aquellas casas donde viven personas mayores que no pueden realizar las acciones encomendadas.
«Hemos encontrado muchos tanques sin tapar, patios con basura acumulada, con botellas y cascarones de huevo que se convierten en depósitos de agua innecesarios, y detectamos sin fregar bebederos para animales. Las personas se quejan mucho de la existencia de mosquitos; sin embargo, supimos de familias que no dejan fumigar», expresa el joven, y recuerda que llevaron a los laboratorios muestras de posibles focos de Aedes.
El intercambio con las familias estimuló mucho a los jóvenes que se incorporaron a esta campaña intensiva. Foto: Calixto N. Llanes
Depende de ti, de todos
Fueron más de 9 000 miembros de la Federación Estudiantil Universitaria —organización que de conjunto con el Ministerio de Salud Pública y la Unión de Jóvenes Comunistas asumió esta iniciativa—, junto a otros 1 200 de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, quienes compartieron día a día la máxima de que la salud comienza por la limpieza.
«Llegamos en un momento oportuno», aseveró Liliana Rosado Durán, estudiante de cuarto año de Medicina, quien cumplió con su labor en casas cercanas al policlínico universitario Rampa, en el Vedado. «Hemos interactuado mucho con la población, aunque no ha sido fácil, pues a veces no creen que muchas medidas dependan de ellos para que el mosquito no se reproduzca en los hogares y comunidades».
Liliana contó, y lo comprobamos en nuestro recorrido, que las familias también se quejan por otras cuestiones que no dependen de ellos, como vertederos de basura y escombros sin recoger que abundan en los barrios, y hasta salideros de agua potable o albañal, todos espacios para el fomento de malos olores y vectores peligrosos.
«Eso sí, ningún vecino nos ha negado entrar a sus casas. Eso estimula y más a nosotros, que ahora nos involucramos en esta actividad», expuso Claudia Ruiz Mármol, estudiante de cuarto año de Medicina, y aseguró que «tener paciencia y aumentar la conciencia del valor de las fumigaciones, de las acciones autofocales y del saneamiento es su labor».
Alfredo Márquez Alonso, de cuarto año de Medicina, contó que el trabajo no es nuevo, pues cotidianamente desarrollan varias intervenciones comunitarias para lograr tener barrios con una buena higiene y que la población ayude a prevenir enfermedades, lo que ahora ha sido de forma intensiva ante la necesidad de evitar una epidemia.
«Cada día trabajamos por reducir el número de viviendas cerradas. Luego de recorrerlas y de compartir con las familias, en las tardes entregábamos los partes de las labores realizadas a nuestros profesores, quienes a la vez lo entregaban a otros niveles, y ello permitió no solo tener un control sino saber cómo se avanzaba», declaró.
Esas ideas también las compartió María de la Concepción Orbay, jefa del Departamento de Docencia e Investigación en el policlínico universitario Rampa, quien expresó que los jóvenes asumieron la movilización como parte de los planes de estudio en las distintas carreras vinculadas al sector de la salud y se les cuenta como un curso facultativo.
«Con los educandos movilizados se desarrolló un proceso de capacitación, teórico y práctico, en cada una de las facultades y áreas de salud donde fueron ubicados, acerca de la situacion epidemiológica nacional y mundial, además de proporcionarles herramientas de cómo enfrentar la lucha antivectorial, pues academia y asistencia médica estamos imbricados en una misma estrategia de trabajo», señaló.
Esfuerzo y dedicación
Los estudiantes fueron «escoltados» por sus profesores, médicos y enfermeras de los consultorios, operarios de vectores y los movilizados temporales en la campaña, lo que aseguró un trabajo más integral. Son muchos quienes premian su esfuerzo en medio del rigor académico, pues se pudo llegar a todos los territorios, algo que hacía mucha falta.
Este apoyo fue fundamental en la atención primaria de salud para hacer más efectiva la prevención sanitaria, expresó Nancy Rodríguez Blanco, doctora del consultorio 7, en el barrio Puentes Grandes. Y aseguró que los estudiantes, junto al operario de vectores, han sido esenciales para las pesquisas febriles y para velar por la calidad del autofocal.
Al decir del angolano Caetano Zumba, quien estudia Medicina en Cuba y se unió a la iniciativa, esta ha sido novedoso para mí: «Conformamos los dúos con jóvenes cubanos y en cada casa las personas estaban atentas a nuestras explicaciones», aseguró el joven, quien explicó que le dieron varios documentos con la información precisa para comunicarles a las familias los estilos de vida adecuados, así como todo lo relacionado con el vector transmisor de las enfermedades.
«He aprendido mucho, sobre todo cómo descubrir los focos de Aedes. Vale destacar que en Cuba la formación no es solamente teórica, sino también práctica, lo que permite obtener mucho más conocimiento de la especialidad. Todo esto será una gran ayuda cuando regrese a mi país».
Caetano, como sus coterráneos y sus compañeros cubanos, ratificó la disposición de volver a la importante misión sanitaria. Él y cada uno de los jóvenes se entregaron a esta tarea con la satisfacción de que, como afirmó Raúl en un llamamiento al pueblo: « (…) es necesario que cada cubana y cada cubano asuma este combate como un asunto personal, un problema que le atañe, sobre todo por la responsabilidad que adquiere, en primer lugar, con su familia».
Se le mantiene informada a la población en general por diferentes medios. Fotos: Calixto N. Llanes
Su punto de reunión y dirección parte de las zonas de salud que se encuentran en cada policlínico de las barriadas. Fotos: Calixto N. Llanes
Se les provee de recursos para la ejecución del trabajo autofocal. Fotos: Calixto N. Llanes
Toman nota de cada detalle a tener en cuenta. Fotos: Calixto N. Llanes
Se lleva el control de cada vecino visitado. Fotos: Calixto N. Llanes
Una búsqueda minuciosa garantiza la salud de cada vecino. Fotos: Calixto N. Llanes
Un integrante de la brigada autofocal universitaria, realiza su inspección pertinente. Fotos: Calixto N. Llanes
Una vez con los vecinos y terminado el trabajo se solicita el visto de visitas realizadas. Fotos: Calixto N. Llanes
El intercambio afable facilita la comunicación y el desarrollo del trabajo para erradicar la enfermedad. Fotos: Calixto N. Llanes
El estrecho enlace y los conocimientos del médico de la familia son de gran valor, para ubicar posibles focos. Fotos: Calixto N. Llanes