La decisión de exigir a los estudiantes universitarios el dominio del idioma inglés para recibir sus títulos de licenciados genera debates en alumnos, padres y docentes. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:21 pm
«Es común que a nivel internacional las personas dominen el inglés, aunque no sea su lengua materna, y sobre todo los profesionales. La educación cubana, ejemplo por su rigurosidad, no puede quedarse rezagada en ese sentido», expresó Ilianet Palmero, estudiante del Instituto Preuniversitario Honorato del Castillo, de Sancti Spíritus, quien además reconoce que le resulta una quimera dialogar con la fluidez que se precisa para cumplir con las exigencias de la Educación Superior.
Como ella piensan Rocío Toledo y Jorge Daniel Ramos, estudiantes del propio centro, quienes consideran que aunque el proceso educativo de esa asignatura «en papeles» responde acertadamente a la formación de estudiantes capaces de dominar las cuatro habilidades fundamentales del idioma: escuchar, escribir, hablar y leer; la realidad «puertas adentro» de las escuelas evidencia fisuras que impiden vencer los objetivos de cada enseñanza, según se comprobó en varias provincias del país.
Jennifer Alonso, Claudia Estévez y Tomás Hernández cursan el décimo grado en el Instituto Preuniversitario Rubén Martínez Villena, del municipio capitalino de Playa. Están juntos desde la primaria y opinan que las clases de Inglés que han recibido a lo largo de su vida estudiantil han sido muy inestables, sobre todo por falta de profesores. En el pre tienen tres frecuencias semanales y aseguran que el teacher es bueno, pero se sienten inseguros ante la exigencia de ese nivel porque poseen una mala base.
Mercedes Gómez, Emilio Verdecia y Denis Pérez tienen hijos en diversos niveles de la enseñanza general, y todos coinciden en destacar las dificultades de las escuelas, por falta de recursos y profesores, para que los alumnos alcancen los niveles necesarios en esa asignatura.
Flavia García, estudiante de la Facultad de Economía de La Habana, asegura que «la idea es muy buena y necesaria, pero hay que ser realistas: la base no es buena para exigirles a los universitarios dominio del Inglés. Con solo dedicarse a sacar los contenidos esenciales de la carrera ya se invierte mucho tiempo, si además hay que dedicar esfuerzos a aprender un idioma para enfrentarse a un examen de suficiencia, lo veo muy duro».
Raciel Falcón Valdés y Osiel Reyes Cruz estudian Arquitectura en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (Cujae). Ambos estiman que la clave no es borrar la asignatura de los planes de estudio sino establecer claustros con profesores que dispongan de una metodología eficiente para la enseñanza del idioma.
Aurora Ballesteros es médico, y aunque distingue que el dominio del idioma es muy útil para un profesional, no considera que deba ser obligatorio. «Me parece que no se debe ir a los extremos. Si el joven pasa una prueba para medir sus conocimientos, lo más acertado es darle el título del nivel aprobado, pero no invalidar su graduación».
Al inicio del actual curso escolar, el Ministerio de Educación Superior (MES) anunció que se exigirá a todo estudiante universitario que, para recibir su título de licenciado, alcance el nivel de «usuario independiente del inglés», es decir, dominar las habilidades fundamentales del idioma —escuchar, escribir, hablar y leer—. Si bien la propuesta es comprendida y acogida positivamente por la mayoría, no es menos cierto que ha creado cierto grado de preocupación y expectativas para quienes estudian o pretenden acceder a la Universidad.
La Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) ya abrió su Centro de Idiomas. Foto: Roberto Ruiz
«La falta de dominio de una lengua extranjera es un tema que afecta la integralidad de nuestros graduados. Por afectaciones en los niveles precedentes, muchos profesionales terminan los estudios sin poderse desenvolver en inglés, lo cual es fundamental ante el desarrollo del mundo actual. Trabajaremos en nuevos caminos para perfeccionar la formación de los estudiantes en ese idioma, incluso aspiramos a que en un futuro, en los centros de altos estudios, puedan cursar varias lenguas», expresó Rodolfo Alarcón Ortiz, ministro de Educación Superior, en la conferencia de prensa realizada al inicio del actual período lectivo.
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la reunión de presidentes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de las instituciones adscritas al Ministerio de Educación Superior, realizada en el pasado mes de octubre, afirmó: «Tenemos que aspirar a que un cubano, no por capricho, sino por las exigencias de la vida moderna, cuando termine la carrera sea capaz de interpretar, leer, escribir y comunicarse en idioma inglés».
El también miembro del Buró Político del Partido argumentó que es necesario que los alumnos que terminan la enseñanza primaria tengan una comunicación elemental y luego la amplíen durante el nivel secundario y preuniversitario.
«En otros países esto se logra con un sistema de educación más elitista, y nosotros hacemos un enorme esfuerzo pedagógico para impartir la asignatura de idioma inglés en los 13 años de vida estudiantil; sin embargo, no logramos los resultados necesarios.
«Estoy convencido de que en ese camino que recorre el alumno hay un problema en los métodos que utilizamos para la enseñanza del Inglés y, además, en la manera en que lo vinculamos con el resto de las asignaturas. También tenemos escasez de profesores, incluso hay escuelas en que no se imparte la materia, y los muchachos van pasando de un año a otro sin recibirla.
«El estudiante tiene que gestionarse, con el apoyo universitario, el aprendizaje del idioma inglés y debe terminar su carrera dominándolo. Para ello también tenemos que ayudar a crear la enseñanza ideal desde la base».
Dar los primeros pasos
La Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, encabezó los proyectos para la aplicación de la nueva estrategia del estudio del Inglés y realizó el primer pilotaje para medir los niveles de dominio de ese idioma que poseían los estudiantes de primer año en las licenciaturas de Contabilidad y de Turismo.
En la primera, con menor cantidad de fondo de tiempo en el horario, de 36 estudiantes 29 estaban por debajo del nivel básico del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), patrón internacional que Cuba opta por implantar, mientras que en Turismo, de 43 estudiantes, 14 calificaron en el nivel básico y 13 en el intermedio.
«Los resultados del pilotaje se socializaron en talleres, que posibilitaron desarrollar un proyecto para realizar una evaluación sobre el conocimiento de esa lengua a todos los estudiantes que ingresen a la Universidad», subrayó el licenciado Ernesto Sardaín Pérez, profesor del Departamento de Inglés en la Universidad ubicada en Santa Clara.
«La Universidad tiene que garantizar los medios para su preparación, como recursos informáticos que ayuden a la formación autodidacta, pero el joven tendrá autonomía para gestionarse su conocimiento de la manera que mejor le plazca, siempre y cuando llegue a los niveles de dominio de la lengua que se le exigirán», argumentó.
El pedagogo explicó que la medida de quitar el Inglés del currículo se debe al reducido número de horas-clase de la asignatura, entre otros aspectos que limitan el verdadero desarrollo de competencias comunicativas, y significó que la idea es crear Centros de Lenguas y Aulas de Autoacceso, para que el estudiante reciba cursos intensivos, de al menos 64 horas, que le garanticen el ejercicio de las habilidades de expresión oral, lectura, escritura y comprensión auditiva, según los parámetros del MCER.
«En los talleres se expuso la necesidad de un reordenamiento de la enseñanza del Inglés desde los estudios precedentes, de modo que el alumno que ingrese a la Educación Superior posea los niveles de desarrollo de la competencia comunicativa que se logran en la educación general, para luego alcanzar los que se requieren en la Universidad.
«Además, se señalaron la falta de profesores y la insuficiente preparación de los claustros y los bajos niveles de motivación y de dominio del idioma que tienen los alumnos.
«También se analizó la necesidad de definir qué libros podrían complementar la instrucción del idioma —un programa de enseñanza nuevo requiere bibliografía con iguales características—, así como ir incorporando mayor cantidad de implementos electrónicos, para facilitar las condiciones de estudio», concluyó el profesor.
De cara a la nueva estrategia
Pionera en la nueva forma de enseñar el Inglés en la Educación Superior, la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) abrió su Centro de Idiomas. La máster Ivonne de la Caridad Collada Peña, directora de la nueva institución, explicó que comenzaron el trabajo con una evaluación y diagnóstico de cada estudiante, para colocarlo según sus conocimientos en la escala correspondiente.
Precisó que cuentan con bibliografía, materiales audiovisuales, información digital, laboratorios de audición y una minisala de computación, como complemento de la tecnología digital necesaria para la enseñanza de otros idiomas, pues el proyecto prevé incluir para el futuro la enseñanza de portugués, ruso, francés, italiano y alemán.
«La Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, de Pinar del Río, comenzó a prepararse para transitar de forma paulatina, y las Facultades irán entrando en la medida en que la infraestructura esté creada», explicó Tamara Gutiérrez, jefa del Departamento de Idiomas de ese centro.
El Doctor en Ciencias Yoel Pérez González es el jefe del proyecto que analiza en la Facultad de Ciencias Pedagógicas de la Universidad José Martí, de Sancti Spíritus, cómo lograr que el dominio del idioma sea en un futuro próximo un requisito indispensable para graduarse de las casas de altos estudios cubanas.
Con 22 años de trabajo frente a un aula universitaria, refiere: «Hay profesores calificados y con deseos de trabajar, pero las condiciones materiales no están creadas suficientemente, y los programas que hoy se emplean como apoyo del libro de texto no llevarán a ese desarrollo.
«Será necesario, tomando como base el programa actual, confeccionar nuevos textos, incluso especializados según la carrera, así como crear espacios que permitan a los estudiantes dialogar en la práctica del idioma», concluyó.
Inglés desde la base
Envuelta en pancartas, murales y postales en inglés y un bulto de trabajos prácticos que hablan lo mismo sobre la vida de William Shakespeare que de la canción We are the World, encontramos a la profesora Daymé Moreno Claro, la teacher de la escuela primaria Juan Manuel Ameijeiras, de Ciudad Escolar 26 de Julio, en Santiago de Cuba.
El Inglés se da en el turno de clase de la escuela, pero más allá los alumnos no tienen donde hablarlo, y las habilidades se pierden. Foto: Roberto Ruiz
Con 24 años de experiencia en la enseñanza de esa lengua, la también Máster en Ciencias de la Educación argumentó que el Inglés ha tenido sus altas y sus bajas, pero ahora aprecia con optimismo las adecuaciones que se han hecho a los programas y las estrategias que legitiman el papel del profesor y de la clase presencial, desarrolladora, apoyada en las teleclases como un medio de enseñanza más.
«Los medios audiovisuales son insuperables para motivar al alumno, pero nunca podrá suplir el papel del maestro indicando las repeticiones, corrigiendo la pronunciación, proponiendo actividades para la cabal comprensión y aprendizaje del idioma».
La teacher es enfática al afirmar que muchas de las dificultades y la escasez de habilidades comunicativas que se perciben hoy en los alumnos que cursan la Educación Superior, tienen su origen en aquellos tiempos en que los programas se centraban en las teleclases.
«Los programas y orientaciones metodológicas actuales garantizan el entrenamiento de los estudiantes en el enfoque comunicativo, pero el profesor tiene que prepararse, ser creativo y volverse casi un artista, para buscar la mejor manera de introducir los contenidos y despertar en los muchachos el deseo de aprender.
«Las transformaciones en la Educación Superior no serán efectivas si antes no se crean condiciones en los niveles precedentes, entre ellas que cada escuela tenga su profesor de Inglés y los docentes posean la preparación para materializar lo diseñado en los programas de estudios».
«Otra cuestión fundamental es que el Inglés es práctico: los alumnos necesitan repetir, competir en equipos —cosa que les gusta y motiva mucho—, y el profesor tiene que ver quién teme expresarse para instarlo a que se pronuncie».
La profesora no ve como una derrota que los alumnos matriculen en cursos fuera de la escuela, pero exhortó a los padres a estar alertas, pues en ocasiones los métodos y programas que usan los particulares no están acordes con la edad del alumno y pueden complicar el aprendizaje.
«El Inglés se da en la escuela, en el turno de clase, pero más allá los muchachos no tienen dónde hablarlo y las habilidades se pierden, incluso en las propias clases los profesores les hablamos demasiado Español», concluyó.
En aras de conocer las inquietudes de estudiantes y profesores en las enseñanzas Primaria, Secundaria Básica y Preuniversitaria en Pinar del Río, JR visitó la escuela primaria Conrado Benítez, del municipio cabecera. Allí la profesora de Inglés María Cecilia Romero Herrera refirió que urge variar los programas, hacerlos más dinámicos, incrementar las horas-clase y garantizar la cobertura docente. «Tengo 14 grupos de quinto y sexto grados, y solo dispongo de un turno de clase a la semana con cada uno. Aunque quiera no puedo en un encuentro retomar todas las funciones comunicativas que di con anterioridad, porque no da tiempo y las aulas están abarrotadas. El profesor de Secundaria quiere que el alumno llegue preparado, pero el diseño del programa no lo permite».
El licenciado Yoel Hernández, metodólogo provincial de la asignatura en Santiago de Cuba, argumentó que, aunque la provincia tiene una cobertura docente favorable en los tres niveles de enseñanza, hay dificultad con los profesores de Inglés en las escuelas primarias.
«Se adoptó la alternativa de preparar al maestro de tercero a sexto grados, y realizar reajustes a fin de que puedan llevar los programas, que en ese nivel tienen un propósito de familiarización con esa lengua extranjera.
«Tenemos docentes que emigran hacia otros sectores y la matrícula de las escuelas pedagógicas no cubre las necesidades que tiene la provincia. Además, hay profesores muy capaces y otros que deben ganar en competencias profesionales para saber enseñar el idioma», destacó.
Esta realidad de Santiago de Cuba se presenta en otros territorios, donde la carencia de profesores de Inglés se extiende a la Secundaria Básica y el Preuniversitario.
La teacher del Instituto Preuniversitario Osvaldo Herrera, de Santa Clara, Mayumi Cortiza, destacó que los estudiantes llegan a su aula con tantas deficiencias que tiene la obligación de volver sobre el programa de Secundaria para después impartir el correspondiente a ese nivel de enseñanza.
Bárbara Martínez imparte Inglés en la secundaria básica Tomás Orlando Díaz, en Pinar del Río. «De conjunto con la profesora Angélica María Sotres, hemos logrado trabajar por subgrupos para reducir la cantidad de estudiantes por aula, y así prestar una atención diferenciada a los que tienen más dificultades. Podemos hacerlo porque esta escuela tiene una matrícula pequeña y somos dos maestras, pero todos los centros no tienen iguales condiciones».
Estudiar por cuenta propia
Muchos interesados quedan sin plaza en las escuelas de idiomas. Al pertenecer a la Educación de Adultos, los más favorecidos son los trabajadores, además de que son pocas instituciones con respecto a la demanda —La Habana cuenta con una en cada municipio, Matanzas tiene cuatro y Ciego de Ávila y Santiago de Cuba dos; el resto de las provincias solo cuentan con una— y además les faltan docentes.
Las directoras de las Escuelas de Idiomas de Pinar del Río, Olga Pendás; Caridad Díaz, de Sancti Spíritus, y Vilma Cruz, de Villa Clara, confirmaron la reducida matrícula de la cual disponen, un promedio de 300 alumnos, y aunque abren cursos comunitarios para estudiantes de Primaria, Secundaria y Preuniversitario, no logran cubrir todas las expectativas.
Por su parte los trabajadores por cuenta propia también han asumido la enseñanza de idiomas, pero no todos los interesados pueden disponer de diez o 20 pesos por cada clase, mientras hay matrículas de hasta 800 pesos mensuales, en dependencia de la cantidad de frecuencias y la atención personalizada que se le brinde al estudiante. En La Habana, una clase puede costar hasta dos CUC.
La calidad de la formación profesional exige el estudio del Inglés. Será necesario entonces aunar esfuerzos y buscar las mejores prácticas para que los estudiantes alcancen los conocimientos adecuados de aprendizaje en cada nivel de enseñanza, y así alcanzar el paradigma de recibir, junto a su diploma de licenciado, el título de dominio de ese idioma.
¿Qué es ser usuario independiente?
El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, Enseñanza, Evaluación, MCER, establece una escala en niveles: Usuario básico (A1-A2), Usuario independiente (B1 B2) y Usuario competente (C1-C2).
El Usuario independiente es capaz de comprender los puntos principales de textos claros y en lengua estándar si trata sobre cuestiones que les son conocidas. Sabe desenvolverse en la mayor parte de las situaciones que pueden surgir durante un viaje por zonas donde se utiliza la lengua. Es capaz de producir textos sencillos y coherentes sobre temas que le son familiares o en los que tiene un interés personal. Puede describir experiencias, acontecimientos, deseos y aspiraciones, así como justificar brevemente sus opiniones o explicar sus planes.
(En este trabajo colaboraron Yuniel Labacena, así como Sara Cotarelo y Elayna Espina, integrantes del Equipo de Investigaciones Sociales de JR)