Al llegar a la Universidad de Sancti Spíritus nos reciben las nueve musas. Autor: Vladimir Molina Publicado: 21/09/2017 | 06:05 pm
Clío, Talía, Caliope, Euterpe, Polimnia, Urania, Melpómene, Terpsícore, Erato… Pensativas y hermosas, las nueve musas nos reciben al llegar a la Universidad de Sancti Spíritus José Martí.
La idea, asegura la profesora de Metodología de las artes plásticas Arianna Silva, es una de las tantas que desarrollan a partir del amplio trabajo de extensión universitaria que realiza el centro. Y es que el entusiasmo por hacer de esa universidad un lugar agradable, donde no solo se estudien las asignaturas propias de las diversas carreras, sino que estén presentes otras motivaciones que complementan la formación integral de los jóvenes, se pone de manifiesto a cada paso.
Por ello la fuerte vocación de llevar cultura, entretenimiento y amor a las diversas comunidades de la provincia está muy presente en estudiantes y profesores, inspirados en José Martí.
«Es importante llevar a la población las actividades que realizamos los universitarios, porque podemos sacar a las personas de su rutina diaria. No debemos olvidar que la escuela, la familia y la comunidad trabajan juntos, expresa Alejandro Ibarria, estudiante de cuarto año de Lenguas Extranjeras, quien participa en el proyecto Impacto.
Jorge Luis Hernández, estudiante de tercer año de la misma carrera, destaca que han realizado un trabajo muy bonito en la reproducción artística de escenas históricas. «Estuvimos muy relacionados con todo lo que se realizó por el aniversario 500 de Sancti Spíritus, y cada diciembre, en las calles de la ciudad que llevan nombres de maestros, hacemos homenajes a nuestros alfabetizadores.
«Desde que la universidad se integró con la de Ciencias Pedagógicas y la Facultad de Cultura Física de la provincia somos muchos más los que participamos en estas actividades, argumentó. Si queremos formarnos como profesionales integrales, la cultura tiene que estar presente».
Reinier Pérez, quien cursa la Licenciatura en Enseñanza Primaria, explicó que como parte del proyecto Impacto él pertenece a un grupo humorístico. «Somos bien recibidos en la comunidad y contamos con el apoyo de todas las personas adondequiera que vamos».
—¿Quiénes escriben los guiones y montan los personajes?
—Somos diez en el grupo y entre todos hacemos el trabajo. En dependencia del público escribimos los guiones y también tenemos algunas obras ya montadas.
Alejandro añade que en sus visitas a los municipios incorporan también la labor educativa. «Van estudiantes de Psicología y psicopedagogos para trabajar con los niños y con todo aquel que lo necesite».
En este sentido Alianés Montes, alumna de tercer año de Logopedia, argumenta que como parte del Proyecto tienen también un coro de manos blancas. «Cantamos y utilizamos la Lengua de Señas al mismo tiempo, para que los niños y niñas sordos puedan apreciar la música cubana. También hacemos talleres en las comunidades con el apoyo de la Asociación Nacional de Sordos de Cuba, Ansoc, para que puedan aprender ese lenguaje.
«Con esto demostramos que no somos academicistas, sino que nos formamos como profesionales con vocación de servicio a la comunidad».
La presidenta de la FEU de la Facultad de Ciencias Técnicas, Elisa Díaz, quien cursa el cuarto año de Ingeniería Informática, participa en un proyecto comunitario diseñado especialmente para el reparto 26 de Julio. «Realizamos actividades de impacto social, tanto con niños como con adultos. Se hacen juegos deportivos, se montan obras de teatro y danza, y se entregan libros para que se acerquen a la lectura.
«También un grupo de estudiantes de Ingeniería, ante el déficit de maestros, imparten clases de Matemática en la secundaria básica Ernesto Valdés Muñoz, en ese reparto, y organizamos repasos con los alumnos que tienen bajo rendimiento».
—¿Estudiar en una universidad que lleva el nombre de José Martí es fuente inspiradora para estos proyectos?
—Muchas veces y sin pensarlo practicamos preceptos martianos en los lugares adonde vamos. Tratamos de hacer un bien común y propiciar esos valores por los que tanto abogó el Apóstol. El pueblo lo agradece y departe con alegría con nosotros. Ellos aprenden y ayudamos a elevar su nivel cultural, destaca Elisa.
Yaneisy Marilia es angolana y cursa el tercer año de Pedagogía-Psicología. Ella asevera que los estudiantes no nacidos en Cuba también ofrecen su aporte cultural, tanto a sus compañeros cubanos como a la comunidad.
«Organizamos el Festival de la Amistad y mostramos aspectos de la cultura de nuestros países. Lo hacemos en la universidad y también, con el apoyo del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, de la provincia, lo llevamos a las comunidades».
Profesores acompañan
«La extensión universitaria está dentro y más allá de los muros de la universidad. En los últimos años hemos potenciado con fuerza el trabajo extrauniversitario para elevar el reconocimiento social del centro y fortalecer el vínculo con la sociedad», refiere Ariadna Silva, profesora de Metodología de las artes plásticas.
Tenemos 17 profesores vinculados a los proyectos, y muchos de los estudiantes que participan son miembros del Consejo de jóvenes Plaza Martiana, de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia.
Por su parte Raúl Calle Catalá, especialista de Artes plásticas en la universidad, destaca que el centro cuenta con un numeroso grupo de aficionados a esa disciplina, que asisten a los talleres de creación de dibujo, pintura, fotografía, performance e instalaciones.
«En el último Festival Nacional de Artistas Aficionados obtuvimos una medalla de plata y ahora estamos preparando los encuentros de base, que se inician en abril. Lo importante es ganar en participación, lo cual le imprime calidad».
—¿Dónde exponen sus trabajos?
—Tenemos varios espacios para ello en la universidad, y también hemos ambientado áreas del centro, como la residencia estudiantil.
«Nuestras obras han estado en exposiciones en la Biblioteca provincial y en galerías de arte de la provincia de manera transitoria. Y también vamos a las comunidades; les llevamos acciones plásticas que se insertan en todas las demás actividades culturales, sobre todo con los niños».
Emerio Consuegra, vicedecano de Extensión universitaria de la Facultad de Cultura Física, argumenta que en el trabajo extensionista está presente también el deporte.
«Lidero un proyecto llamado La universidad del deporte en el barrio, el cual llevamos a comunidades alejadas de la capital provincial.
«La mayoría de los estudiantes del curso regular diurno de la Facultad participan. Ver la alegría de los niños y jóvenes en ese momento es el mejor premio para nuestro empeño, y nos demuestra que el trabajo en los consejos populares tiene una gran utilidad».
Cuando la edad no cuenta
La Cátedra del Adulto Mayor en el municipio de Sancti Spíritus está muy vinculada al trabajo de extensión universitaria. Su presidenta, Norma García Machado, explica que mantienen constante intercambio de experiencias con los jóvenes universitarios y se insertan en la labor comunitaria con ellos.
«Somos 174, y además de los cursos establecidos a nivel nacional y los de continuidad, acordes con los intereses de los alumnos, tenemos otras iniciativas como un proyecto cultural, que incluye un coro, un trío, solistas, un grupo de teatro y un taller literario».
De manera especial se destaca el proyecto Huellas, que tiene como objetivo sacar a la luz a personajes y hechos de la historia local que son desconocidos o poco divulgados.
«Ya tenemos más de 40 trabajos terminados, y con estos participamos en diferentes eventos sobre historia local, en el Fórum de Ciencia y Técnica, talleres patriótico-militares de la universidad, coloquios y simposios de la cultura espirituana, y hemos obtenido muchos premios.
«Nuestras investigaciones las enviamos a los centros de información, a la Biblioteca provincial, para que puedan ser utilizados por los estudiantes y por la población en general. Algunos trabajos de diploma y tesis de grado de la universidad se han apoyado en ellos.
«Logramos hacer la biografía de José Inés Fernández, quien fuera ayudante del mayor general Serafín Sánchez, y de Catalina Lara, que fundó en los primeros años de la República una academia de ballet en esta ciudad. Es una manera de sentirnos útiles y de apoyar a los más jóvenes».