Todos estos pacientes ansían una mejor calidad de vida luego de someterse a la cirugía bariática y acatar las orientaciones correspondientes. Autor: Ana María Domínguez Cruz Publicado: 21/09/2017 | 05:38 pm
«¿Nunca volcaste un bicitaxi cuando te sentaste en él o tuviste que alquilar un coche tú solo pagando el doble? Eso a mí sí me pasó porque siendo gordo, imagínate, la gente te lleva un poco recio», le dijo Francisco a su amigo Adalberto.
Claro que me pasó, le contestó este. «Muchos se burlan de los que estamos pasados de peso y además, pasamos momentos de vergüenza por cosas como esas que, por suerte, ya están lejos de sucederme», dijo mientras tocaba con la mano derecha su vientre, mucho más pequeño que el que tenía antes.
«Sin salir de la casa, viendo seriales y novelas y comiendo mucho, era lógico que engordara. Después te llenas de complejos y de temores; no quieres salir a la calle y la depresión, te lo digo yo, te da más deseos de comer. Es como un círculo vicioso del que no es muy fácil salir», añade la joven Suanly.
Este 2013 marcó la diferencia en la vida de estos cienfuegueros, porque en el primer trimestre del año fueron operados en el hospital Gustavo Aldereguía Lima, mediante la cirugía bariátrica, intervención que se realiza por métodos tradicionales para reducir la capacidad del estómago mediante plicaturas o cortes y actuar así sobre la absorción de alimentos. El objetivo es disminuir el aporte energético y la formación de grasa corporal, y consumir la ya formada.
Ya hoy mi vida es otra, refiere Ariel. «Tengo 40 años, sigo al pie de la letra las orientaciones del médico y todavía muchos me detienen en la calle, asombrados, del parecido que tengo con el gordo que trabajaba en el almacén. ¡Soy yo mismo, pero más flaco!, les digo, y casi no me creen».
Lo importante es no llegar a ser obesos, acota Francisco. Pero si ya lo estás y decides darle un giro a tu vida y someterte a la operación, luego debes cumplir con lo que se te dice.
¡Mira la gorda haciendo ejercicios!, le gritaban a Suanly, y ahora, «por suerte, soy la mulatica que quiere mantener la línea. Es increíble cómo el trato de la gente hacia ti cambia y lo bien que te sientes contigo misma».
En una sala de estar del hospital, Aliuba, Tomás, Yanilet, Dolores, Nelín, Modesto y otros escuchaban, en compañía de los cirujanos Antonio Portie y Daniel Ochoa, y del anestesiólogo Gustavo Navarro —miembros del Equipo Multidisciplinario de Cirugía Bariátrica— las experiencias de quienes, al cabo de casi cuatro meses, compartían su optimismo y sus consejos.
Les tocará a ellos ahora dar el ejemplo, luego de que ya han sido operados en la Perla del Sur, como parte del proyecto de extender las intervenciones quirúrgicas de este tipo a varias provincias del país.
Las rodillas de Nelín, de 21 años, ya han «dado la nota» y es que su sobrepeso no ha podido disminuirse ni con sesiones de bailoterapia ni con ejercicios en el gimnasio.
«Lo terrible es que siempre eres la gordita, no la de la blusa roja o la del pelo rizado, y tu autoestima se deteriora mucho. Pero es que a los obesos nos falta la voluntad, y si empezamos dietas y no vemos los resultados en poco tiempo, nos desilusionamos.
«La cirugía bariátrica es un camino más corto, aunque lleva dosis de responsabilidad y de voluntad también, para no dejar de la mano lo que se puede lograr. Soy joven; aún no he tenido hijos, pero ya tengo que pensar en mi salud».
La falta de rigor en la dieta, el sedentarismo y en ocasiones ciertos estados de ánimo que lo propician, pueden ser las causas de la obesidad, cuando no tiene razones endocrinas y no se elimina con tratamiento farmacológico.
El premio «gordo»
El doctor Antonio Portie, quien tiene más de una década de experiencia en este proceder, insiste en que para aspirar a él, el paciente debe padecer una obesidad severa, mórbida o una menor pero asociada con enfermedades como la diabetes.
El índice de masa corporal, que se obtiene luego de dividir el peso en kilogramos entre la talla elevada al cuadrado, determina el grado de obesidad, explica el especialista, y en correspondencia con ello el individuo puede tener más o menos enfermedades asociadas, y será preciso emplear una u otra técnica quirúrgica de las Portie I, II, III y IV.
El paciente obeso mórbido es un paciente muy complejo, indica Gustavo Navarro, médico anestesiológo, no solo por el tipo de cirugía sino por sus comorbilidades, es decir, las patologías asociadas a su condición.
«Se complejiza el trabajo para un anestesiólogo desde que se empieza a valorarlo, hasta su salida de un quirófano o de una unidad de cuidados quirúrgicos.
«Se utiliza generalmente la anestesia de tipo balanceada, general o traqueal pura y trabajamos con endovenosos puros en muchos casos, con los que hemos obtenido resultados satisfactorios en lo concerniente a la recuperación de los pacientes», añadió.
Existen también complejidades asociadas al paciente desde el punto de vista mecánico, relacionadas con su carga y su transportación, acota. Puede hacerse daño por su peso, en el momento de situarlo en la mesa quirúrgica. Además, se complica todo tipo de abordaje, desde pasar una sonda o canalizar una vena, y son retos a los que nos enfrentamos a diario».
Luego de la operación, aclara el doctor Portie, el paciente debe seguir la dieta baja en calorías recomendada y realizar ejercicios físicos, sobre todo caminatas de hasta dos horas diarias en aumento progresivo. De esta forma puede llegar a su peso ideal de acuerdo con su estatura, y mantenerlo.
«Después puede someterse a una cirugía reconstructiva o de rescate, si así lo requiere, para eliminar los excesos de piel que le dificulten la movilidad y el desempeño de sus actividades. Desde el punto de vista estético solo quedaría una pequeña cicatriz, algo realmente insignificante comparado con su condición anterior y las complicaciones que acarreaba», acotó.
Los riesgos están dados por no respetar lo orientado, asegura el doctor Portie. Si no se sigue al pie de la letra la dieta o no se realiza el ejercicio o, en caso contrario, se sobrepasan los límites indicados, pueden ocasionarse complicaciones perfectamente evitables.
El sueño de jugar en el piso
Ahora a Aliuba el sueño de poder jugar con su pequeño en el piso, o de poder entrar a una tienda sin que el ancho de la puerta de entrada lo impida, la impulsará a comportarse con disciplina.
El éxito no solo lo garantiza la matancera Yanilet, sino también su esposo Gustavo, a quien vemos acompañándola todo el tiempo, deseoso de que la calidad de vida de su esposa sea mejor y la de la familia toda.
«Leí en Juventud Rebelde un artículo tuyo sobre esta cirugía, y con esa página en la mano mi esposo y yo tomamos la decisión. Y ahora te veo aquí, delante de mí, y a los médicos brindándonos consejos y apoyo, y tengo fe, esperanza y seguridad en que todo va a salir bien, y que voy a poner de mi parte», dice Yanilet.
Desde el 12 de diciembre del pasado año, en que se iniciaron las intervenciones quirúrgicas por cirugía bariátrica en el Gustavo Aldereguía, han acudido alrededor de 50 pacientes por este motivo, reveló el doctor Daniel Ochoa.
«Muchos se alegran de no tener que ir hasta La Habana para encontrar la solución a sus problemas. Los atendemos y para estabilizar una serie de parámetros relacionados con la respiración y la presión arterial, entre otros, pueden permanecer en el Centro Especializado Ambulatorio de la ciudad.
«Se requieren muchos recursos para realizar este tipo de operaciones, que en otros países tiene un costo aproximado de 12 000 dólares. Instrumental quirúrgico, suturas, los turnos para los salones; todo ello amerita organización y demuestra que la atención médica en nuestro país no pone condiciones».
Confío en los médicos, asevera Tomás, quien después de sufrir un accidente de trabajo durante la construcción de una obra, se quedó en casa y no se puso límites a lo que comía. «Agarré el periódico 5 de Septiembre, donde también se escribió sobre esta operación, y vine para acá en un camión, porque en tren o en carro ni pensarlo; no podía. Y si han hecho tanto por mí es porque saben que en mí pueden confiar».
La mejor cirugía siempre será la que no deba realizarse, asegura el doctor Portie. «Podemos garantizarlo con hábitos de vida saludables, es decir, con la realización sistemática de actividad física y con una alimentación balanceada y sin excesos. No obstante, si fuera necesaria la cirugía, será la voluntad del paciente la que determine después, y en buena medida, los resultados satisfactorios».