BARTOLOMÉ MASÓ, Granma.— Un trabajo profiláctico, que implica desde charlas educativas hasta imposición de multas, se realiza en este estratégico municipio de más de 90 400 hectáreas de bosque para evitar incendios forestales y daños al medio ambiente.
Rafael Rivera Álvarez, jefe del Cuerpo de Guardabosques en el circuito Turquino —comprende Bartolomé Masó y Campechuela—, señaló que ese sistema de prevención incluye conversatorios con los campesinos, creación de círculos de interés en las escuelas, advertencias verbales ante malas prácticas, chequeos sobre la confección de trochas corta-fuego y recargos monetarios a quienes practiquen ilegalidades.
Rivera Álvarez precisó que en este territorio de la Sierra Maestra laboran 25 guardabosques profesionales que no solo deben prevenir los incendios sino también los actos de tala, caza de especies valiosas y el comercio de productos forestales.
«La labor es intensa, porque nuestro municipio está poblado de bosques; existen especies maderables como el cedro, la caoba y la majagua y animales codiciados por los inescrupulosos», señaló.
También agregó que en el territorio funcionan cinco fincas forestales para contribuir a la protección y mejoramiento de la flora y de la naturaleza en su conjunto.
Según Rivera, en lo que va de año se han aplicado más de 35 multas por acciones que atentan contra la población boscosa en lugares intrincados como Frío de Nagua, Providencia, Las Mercedes y El Podrío.
Asimismo aseguró que pese a la intensa sequía no se han registrado, como en otros períodos, incendios de grandes proporciones.
El Cuerpo de Guardabosques de Bartolomé Masó es responsable de la atención a una parte de la subcuenca del río Yara y está vinculado a la preservación de puntos estratégicos como el Pico Turquino (aunque este se encuentra enclavado en Santiago de Cuba) y el Pico Caracas.