«Cuba jamás ha permitido ni permitirá la utilización de su territorio nacional para la realización, planificación o financiamiento de actos de terrorismo contra cualquier Estado; por ello rechaza totalmente que se utilice el enfrentamiento al terrorismo como pretexto para justificar la intromisión en los asuntos internos de otros Estados, la agresión y el menoscabo a su soberanía nacional».
La afirmación la hizo este martes el fiscal general de la República de Cuba, Darío Delgado Cura, en la conferencia inaugural del XI Encuentro Internacional Ciencias Penales 2012, que sesionará hasta el próximo 4 de octubre en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.
Delgado Cura insistió en que el enfrentamiento a esta manifestación delictiva, y a su modalidad más peligrosa, el terrorismo de Estado, requiere de un alto nivel de coordinación y cooperación entre las instituciones que a nivel mundial tienen a su cargo la prevención y lucha contra la criminalidad.
La actitud del Gobierno de EE.UU., que ampara a terroristas como Luis Posada Carriles y mantiene la injusta encarcelación de cuatro cubanos, y la libertad supervisada de otro tras cumplir su larga condena, por arriesgar sus vidas para evitar acciones terroristas contra nuestro pueblo, no puede ser imitada ni aplaudida, añadió.
El tráfico de drogas —agregó— es una actividad delictiva que alcanza cada día magnitudes globales, a la que Cuba no es ajena, por su ubicación geográfica y el empeño de algunos grupos de narcotraficantes foráneos en utilizar su territorio para sus operaciones.
«Ante esta realidad, nuestro Estado despliega políticas y otorga los recursos necesarios para desarrollar un programa coherente en el campo de la prevención y el enfrentamiento, y dar una respuesta adecuada a la creciente influencia del narcotráfico en la región. Asimismo adopta medidas necesarias para la reducción y prevención de la corrupción, flagelo mundial que mina los fundamentos de cualquier Estado o sociedad», añadió el Fiscal.
Con el objetivo de marchar a la par del pensamiento penal contemporáneo y enfrentar estos desafíos actuales, la Fiscalía General de la República, junto a otros órganos y organismos, trabaja actualmente en el análisis integral, perfeccionamiento y actualización del Sistema de Justicia Penal del país, lo que traerá consigo modificaciones importantes al Código Penal, a la Ley de Procedimiento Penal y otras normas legales, reveló Delgado Cura.
Combate contra la corrupción
La conducta y la ética de las personas son los elementos más vulnerables ante la degradación y desmoralización que lleva a la corrupción, uno de los principales enemigos de la Revolución, por lo que salvaguardar la integridad de cada ciudadano es la labor principal de cualquier sistema, expresó la contralora general de la República, Gladys M. Bejerano Portela, durante su conferencia El Sistema de Control Interno. Potencialidades para promover una gestión administrativa eficiente y probada.
«El honor, el compromiso, las convicciones y la conciencia son el antídoto más efectivo contra el fraude, el soborno, el tráfico de influencias, el engaño, el descontrol administrativo y la violación de los compromisos contraídos al acceder a los cargos por los cuadros y funcionarios públicos, a quienes se les confía la preservación de los recursos del Estado.
«Es menester para el enfrentamiento a la corrupción, la aplicación de la legislación vigente con alta profesionalidad y la más efectiva colaboración de los organismos que intervienen en los procesos administrativos y penales».
Gladys Bejerano explicó que el sistema de control interno, establecido por el capítulo tres de la Ley 107/2009 de la Contraloría General de la República y regulado en la Resolución 60/2011 de este órgano, establece un modelo estándar que en su diseño e implementación, además de ser integral, flexible y razonable, debe respetar los principios básicos de objetividad, probidad administrativa y división de funciones, entre otros.
«Para que la implementación del modelo del sistema de gestión interno sea realmente dinámico y transformador, hay que promover, estimular y exigir la mayor participación, la responsabilidad individual y colectiva en cada unidad y, sobre todo, la ejemplaridad de los jefes. Solo así lograremos una cultura de control y prevención contra las indisciplinas, ilegalidades y manifestaciones de corrupción en esta guerra en la que las armas y las trincheras son la moral, los principios y los valores éticos que permiten el desarrollo de nuestro país».