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Con la manga al codo

La XIII Movilización de la Agrupación FAR-FEU-FEEM-MININT tiene como principal objetivo contribuir a la economía del país y a la educación en el trabajo de los educandos participantes

Autor:

Abdul Nasser Thabet

El trabajo en el campo, duro de por sí, casi siempre es visto con recelo por aquellos que no acostumbran a «doblar el lomo» surco adentro. Por ello, aunque se entiende la importancia de sacarle el jugo a la tierra, más ahora que la nación está inmersa en una etapa de imprescindible producción, no muchos se atreven a dejar la vida metropolitana y sudar bajo el sol, sembrando o cosechando.

Pero para una singular tropa, integrada por cadetes de la FAR, el MININT, Camilitos y estudiantes de enseñanza preuniversitaria y universitaria, la faena, lejos de asustar, se torna atrayente. Así, la misión lanzada por el Partido y la Revolución es acogida con el entusiasmo inherente a los jóvenes y los deseos inundan entonces cada parcela.

Busca el sombrero de yarey

La XIII Movilización de la Agrupación FAR-FEU-FEEM-MININT se activó el 2 de febrero último con los propósitos de contribuir a la economía del país, a la educación en el trabajo y al desarrollo de habilidades de dirección y organización de los educandos participantes, así como vincular en las labores productivas a estudiantes de la enseñanza media y superior con cadetes, guardiamarinas y Camilitos.

La Agrupación se conforma de diez campamentos, siete pertenecientes a la Unión Agropecuaria Militar (UAM) y tres al Ministerio de la Agricultura (Minagri), repartidos en las provincias de Pinar del Río (1), Artemisa (1), Mayabeque (6), Matanzas (1) y Ciego de Ávila (1).

«Este campamento es un vivo ejemplo de juventud unida en pos no solo del trabajo y la defensa de la Revolución, sino también para estrechar los vínculos entre jóvenes de diferentes instituciones», aseguró el teniente coronel Osmany Pedroso Rodríguez, jefe del campamento El Novo.

«Los muchachos han logrado una empatía excelente, pues la interacción entre civiles y militares hace que cada cual aprenda de sus compañeros. Entonces, los cadetes tratan de adaptarse a la dinámica de los estudiantes de la FEU y la FEEM y estos también aprenden de la disciplina y la marcialidad de nuestros futuros oficiales.

«Para nosotros la calidad de vida es fundamental, pues no todo es sol y sudor. Tenemos que garantizar las condiciones de cada joven y velar por su comodidad para que no tengan quejas de ningún tipo.

«Hacemos especial hincapié en su alimentación y velamos por una correcta dieta. Hay que tener un nivel óptimo en cada local y garantizar la calidad de los colchones, las instalaciones sanitarias, de todas las áreas», aseguró.

«La recreación ha sido muy provechosa y necesaria. Igualmente la interacción entre las FAR, el MININT y los muchachos de la FEEM nos ha aportado mucho. Lo más gratificante ha sido la unidad que hemos logrado entre estas diferentes instituciones, las amistades que hacemos y que los estudiantes de la FEEM se integren a nosotros. Todos trabajamos a la par y nos ayudamos mutuamente», explica Yelena Álvarez, cadete del Ministerio del Interior y jefa de brigada.

Con el sudor de todos

Con el nombre 50 Años de Vanguardia, vamos por más, y en alusión al aniversario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), la agrupación está compuesta por cadetes del Instituto Técnico Militar José Martí (ITM), Orden Antonio Maceo; la escuela Interarmas de las FAR General Antonio Maceo, acreedora de la misma distinción; la Universidad de Ciencias Médicas de las FAR; la Escuela Militar Superior Comandante Arides Estévez Sánchez; y la Academia Naval Granma.

También hay estudiantes de las escuelas militares Camilo Cienfuegos, del preuniversitario vocacional del MININT Hermanos Martínez Tamayo, así como de la Universidad de La Habana, del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, y del Instituto de Ciencias Médicas de La Habana.

Además trabajan jóvenes del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), de la Universidad Agraria Fructuoso Rodríguez, y de institutos politécnicos y preuniversitarios, fundamentalmente de la provincia de Mayabeque.

En lo que va de campaña se han incorporado a las labores productivas más de 1 800 efectivos, y en total se estima que superen los 3 000, con un relevo quincenal. Está previsto que la movilización de todas las fuerzas concluya el 8 de abril.

Aprender de los mayores

«Esta es la segunda vez que participo en una campaña de trabajo en el campo, pero es la primera ocasión en que coincido con cadetes de las FAR y del MININT, y te puedo decir que las relaciones entre nosotros son muy buenas, pues no solo nos ayudan en el trabajo sino que aprendemos de su ejemplo», confiesa Erick Lázaro García, estudiante del politécnico Arturo Puig.

«Además compartimos, bailamos, jugamos dominó e intercambiamos sobre diversos temas que van desde la música, el cine o la literatura, hasta la política, la economía y el futuro de nuestra nación.

«Incluso dormimos en las mismas habitaciones y eso nos aporta, ya que la dinámica de los cadetes es otra. Además de ser mayores que nosotros y darnos el ejemplo, también admiramos lo que representan, su sacrificio y entrega», concluye.

Para trabajar mejor

Pero está claro que no todo puede ser trabajo. Para movilizar y hacer producir con eficiencia es necesario incentivar a cada joven, brindarle esparcimiento. De ahí que la estrategia de cada campamento también esté encaminada a asegurar todo lo necesario para que se cumpla la norma, más allá de imposiciones o mecanismos de control.

«El trabajo en el campo se ameniza gracias a varios elementos importantes en cuya conjugación hemos puesto todo nuestro esfuerzo. Me refiero a la recreación, la alimentación y las condiciones de vida. Sin estos factores debidamente enlazados sería imposible que nuestros muchachos se sintieran a gusto y cumplieran con la norma establecida», enfatizó el teniente coronel Osmany Pedroso Rodríguez.

«La norma es bastante asequible y se logra sin problemas. Si nos esforzamos hasta podemos sobrecumplir. Sin dudas, influye mucho el tema de la recreación. Así nos divertimos y liberamos tensiones por el trabajo acumulado. Esta es una parte importante, pues necesitamos ese espacio de esparcimiento y disfrute. Ahí es cuando mayormente coincidimos todos los del campamento, bailamos, nos conocemos mejor y hacemos nuevos amigos, principalmente con los muchachos del MININT y las FAR, a quienes no conocíamos», explica Maikel Olea, alumno del Arturo Puig.

De todo un poco

Según el mayor Maceo Limonte, los campamentos implicados en la movilización son fundamentalmente de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Matanzas y Ciego de Ávila.

«No todos los muchachos van directo a recoger papa, pues el periodo de cosecha en cada región del país varía un poco en dependencia de las condiciones climatológicas, etc. Tienen entonces distintas tareas para no desaprovechar la fuerza de trabajo.

«En la campaña de frío las principales tareas son la cosecha de papa, tomate, frijol, y la atención cultural a distintos cultivos (escarde, aporque, mejoramiento de suelos). También realizan otras actividades, como el corte y la siembra de bejucos de boniato», concluyó.

«Estamos dispuestos a hacer lo necesario; trabajamos donde la Revolución lo requiera. Por eso nos pueden encontrar recogiendo papa o escardando cualquier cultivo», afirma Adrián Gutiérrez, cadete del Instituto Superior del MININT Eliseo Reyes Capitán San Luis.

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