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La Colmena de los abuelos del Convento de Belén. Autor: Raúl Pupo Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
Nunca es tarde para tener una infancia feliz. De ello están convencidos los abuelos que han encontrado amor del bueno en el Convento de Belén; un sitio de alto valor histórico que la Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana no solo se ha encargado de devolverle su esplendor de antaño, sino que ha convertido en un espacio donde hombres y mujeres de la tercera edad, por medio de la cultura, han descubierto la felicidad.
Y ello se ha podido comprobar fácilmente en el Teatro de la Orden Tercera del Convento de San Francisco de Asís, también en La Habana Vieja, donde desde el pasado viernes el público ha podido descubrir a actores y actrices con no pocas décadas de vida, pero que sueñan y renacen con cada uno de los parlamentos que el dramaturgo Joel Cano escribiera para su obra Fábula de un país de cera.
Todavía muchos se asombran, pero lo cierto es que acaba de nacer una agrupación «teatral» sui géneris: La Colmena de los abuelos del Convento de Belén, justo con una pieza que hizo historia cuando Carlos Alberto Cremata (Tin), con el apoyo del caudal de sabiduría y sensibilidad de su mamá, la enorme artista Iraida Malberti, decidió fundar, a finales de la década del 80 del pasado siglo, La Colmena.
Fábula de un país de cera fue una de las primeras propuestas de la naciente agrupación que luego tuvo una segunda versión y ahora regresa con puesta en escena de Yenín Penalba y dirección general de la «Abeja Reina», como llaman a Iraida en la compañía infantil de teatro La Colmenita, que por estos días da los toques finales a Abracadabra, una producción dedicada a nuestros Cinco Héroes todavía prisioneros injustamente en Estados Unidos.
Lo más significativo de esta nueva aventura de Iraida, lo apuntó el doctor Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, en el debut del admirable colectivo: «La Colmenita de los abuelos del Convento de Belén es la fuente de la eterna juventud... ¡al fin hallada!».
