Los sobrevivientes del golpe pinochetista
Luz de las Nieves Ayress Moreno fue una de las víctimas del régimen de Pinochet. Nieves fue golpeada brutalmente, cortada a navajazos, violada y torturada; por las múltiples violaciones quedó embarazada y por las torturas abortó antes del cuarto mes; recibió descargas eléctricas por todo su cuerpo en varias ocasiones; arañas y ratones fueron introducidos en su vagina; fue obligada a ver cómo torturaban a su padre y a su hermano menor Tato; tuvo que revolcarse en excrementos y comer del piso; perros doberman cometieron todo tipo de aberraciones sexuales con ella; tres tribunales militares la condenaron a cadena perpetua por cargos que nunca fueron probados.
Cuando Nieves tenía 23 años de edad fue arrestada por primera vez, poco después del golpe militar contra el presidente Salvador Allende en septiembre de 1973. Pero a las semanas de haber sido liberada, la volvieron a detener. Era enero de 1974. Los siguientes tres años fueron los peores de su vida. «Yo no maté a nadie, yo no robé»... «Mi delito fue ser joven y estar en contra de la dictadura y rebelarme contra los militares».
El testimonio de mi hermana Nieves es parte de una realidad que vivimos miles de chilenos y latinoamericanos durante la irrupción de las dictaduras fascistas en el cono sur de nuestra América, época en la cual el asesinato, la tortura y la desaparición fueron realidades cotidianas.
Invito a retomar el lápiz y escribir nuestras experiencias. Hay mucho por decir de nuestro país y sería la forma más directa de comprender nuestra realidad actual. Difundir estas experiencias para que nunca más se repitan hechos como estos, contribuir a restaurar nuestra memoria histórica para que las nuevas generaciones conozcan las brutalidades a las que fueron sometidos nuestros pueblos por las burguesías nacionales y el imperialismo norteamericano, conocer el desarrollo de nuestra historia hasta estos momentos del siglo XXI en que se debate el tema de los Derechos Humanos a nivel internacional. Han pasado más de 30 años y las heridas aún están abiertas. Es indispensable seguir con esta lucha hasta lograr el esclarecimiento de los hechos y definir la responsabilidad histórica de todos los uniformados y civiles que estuvieron comprometidos en esta política de violación de los derechos más elementales de la humanidad.
Nuestro compromiso es exigir la intervención de una justicia independiente que identifique y castigue a los culpables, rescatar nuestra memoria histórica y denunciar las maniobras de las burguesías y sus aparatos de poder que intentan borrar las huellas de sus crímenes protegiendo a los culpables.
En 1907, en la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, 3000 obreros del salitre fueron asesinados, 3000 voces de justicia fueron acalladas. A través de nuestra historia se han ido sumando una cadena de horrores desatados por las oligarquías locales, la burguesía nacional y el imperialismo. El pueblo chileno ha debido transitar por dificultosos caminos para lograr sus espacios de participación democrática e independiente. Es largo el trayecto hasta lograr nuestro pleno bienestar de sociedad dignificada en todos sus derechos. Nuestros pueblos merecen verdad, justicia y dignidad.
(Fragmentos del libro Sobrevivientes. Un suceso posterior al golpe pinochetista, escrito por Tato a la memoria de su familia y a la de los compañeros que conoció en las prisiones chilenas)